El futuro del Hospital de Calama ha sido una de las inquietudes más grandes que se plantea la población loína. De hecho hemos sido testigos de cómo la problemática del nuevo recinto hospitalario ha traspasado las fronteras de nuestra provincia y ha sido conocido por el resto del país a través de los medios de comunicación.
El afán de la ciudadanía y de quienes siempre hemos exigido el cumplimiento de los compromisos respecto del término de la obra, no es que el resto del país se compadezca de Calama, sino que solamente manifestar las necesidades actuales de la población, relacionadas con el ejercicio legítimo de la garantía constitucional de salud para todos los chilenos y chilenas.
El Hospital Carlos Cisternas es el único recinto de salud pública en la provincia de El Loa, donde actualmente se atienden en condiciones deplorables más de 80.000 urgencias al año. Donde existe una carencia sostenida de médicos especialistas, de equipos de rehabilitación y de recursos para la atención de patologías tan comunes en la población como la insuficiencia renal crónica, pues no contamos con un centro de diálisis propio que permita a los pacientes que padecen dicha enfermedad, tratarse como corresponde.
No queremos consideraciones especiales, solo queremos lo justo y necesario. Por ello es vital el avance y término de las obras del nuevo Hospital. Estamos conscientes que la actual administración no puede hacerse responsable de los errores y de las faltas cometidas por la administración anterior, pero si queremos que puedan dar todo de sí y volcar todos los esfuerzos para dar cumplimiento a los compromisos que hoy se encuentran vigentes, como lo son la solución del conflicto judicial que tiene paralizada la obra, la licitación de la nueva empresa constructora lista para el segundo semestre de este año y la culminación de todos los trabajos para el primer semestre del año 2017.
No podemos seguir esperando, la ciudadanía no puede seguir esperando y como parlamentario reitero día a día mi compromiso irrestricto con esta causa que es la bandera de lucha de los movimientos ciudadanos en Calama y que debe ser asimismo la bandera de lucha de nuestro gobierno como reivindicación para con nuestra provincia y su gente.