Este 30 de agosto el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) cumplirá 84 años de historia, día en que se conmemora la creación del Comisariato General de Subsistencia y Precios, en el año 1932, primera institución pública relacionada con el consumo en nuestro país.

Este comisariato tenía las facultades de poder tomar medidas para evitar el monopolio, resolver reclamos, fijar normas de calidad, entre otras atribuciones.

En el año 1953, el Comisariato dio paso a la Superintendencia de Abastecimiento y Precios (SAP), que a su vez fue sustituida en 1960 por la Dirección de Industria y Comercio (DIRINCO), la cual centraba su labor en la fiscalización, fijaba precios, recibía denuncias de los consumidores, entre otras acciones.

Finalmente, en 1990 nació el SERNAC y 7 años más tarde se promulgó la Ley del Consumidor, normativa que estableció los derechos de los consumidores y las obligaciones de las empresas en materia de consumo.

Es en estos últimos años, se han producido una serie de avances en la protección de los derechos de los consumidores. El 2001 y 2004 la Ley se modificó para incorporar nuevos derechos, como la posibilidad del retracto en cierto tipo de contratos, regular los abusos en las cobranzas extrajudiciales, terminar con la letra chica, facilitar la formación de asociaciones de consumidores y permitir las acciones colectivas.

Actualmente existe una relación asimétrica entre los consumidores y las empresas, pues éstas no están obligadas a entregar una respuesta cuando existe un problema de consumo, y el Servicio carece de facultades fiscalizadoras y sancionadoras. Somos una de las pocas agencias del consumidor en el mundo que no tiene estas atribuciones, que no puede sancionar y por ende carecemos de herramientas para cambiar estos comportamientos.

Es por esto, que es muy importante el proyecto de ley para fortalecer la protección de los consumidores, iniciativa que se tramita desde el año 2014 y que actualmente está en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado.

Marcelo Miranda,

Director regional del Sernac

El robo de cobre es uno de los delitos con los que ha tenido que lidiar desde el inicio de las faenas mineras. Por ello Codelco ha trabajado mucho para evitar el llamado robo hormiga, pero en el último tiempo se ha conocido la presencia de verdaderas bandas que se han organizado para la comisión de este delito que proporciona grandes ganancias a sus autores.

Es que ya no es sólo aquel trabajador que quiso llevar entre sus pertenencias algunos gramos del mineral. Ya se conoce el ingreso de camionetas que salen cargadas de cobre en sus diversos formatos, incluso en ocasiones en concentrado que debe tener un tipo de comprador muy específico y escaso.

Uno de los principales inconvenientes para combatir el robo es la extensión de las faenas mineras. El personal de seguridad no da abasto para cubrir prolongados perímetros.

No obstante en este tiempo en que las mineras están en una campaña de rebaja de costos, no les agrada que por un lado bandas delictuales logren pingües ganancias producto del robo. Por ello se han reunido con las autoridades del poder ejecutivo y también con las policiales y Ministerio Público para presentar sus inquietudes y definir los mecanismos para frenar este delito.

Este último fin de semana se conoció la recuperación de más de 30 toneladas desde el sector del cerro La Cruz. El cobre provenía de las faenas de la división Chuquicamata de Codelco.

Este operativo se logró gracias a una denuncia realizada a la Fiscalía que ordenó una investigación que terminó con el hallazgo y recuperación del mineral, junto a tres detenidos.

El mensaje que llegó desde el Ministerio Público es que ya están recabando la información necesaria y coordinando las investigaciones para desbaratar a estas verdaderas bandas dedicadas a sacar cobre desde las empresas mineras.

Con ello se quiere poner fin a un delito que si bien antes no era muy vigilado, pero debido a la cantidad de involucrados y los volúmenes del robo, se ha convertido en un delito grave para la sociedad.