"A todos los lados que llegué después que salí de la Octava región eran equipos que estaban complicados, en la parte baja, peleando por el descenso y terminábamos haciendo grandes campañas. En dos me fue muy bien pese a ello, porque en Iquique estábamos atrás y terminamos en liguilla. Con Everton peleábamos descender y fuimos campeones", comenta el chorero, el primer refuerzo de este Cobreloa de José Sulantay.
Dijiste que esta era una oportunidad para reengancharte en el fútbol de primer nivel. ¿Por qué?
No es mirar en menos a San Antonio Unido, soy agradecido de que me llevaran a jugar allá, me sirvió para mantenerme en competencia con un buen nivel. Pero a ratos sentía que no iba a tener otra oportunidad en el fútbol profesional pese a venir de jugar en Iquique y eso me daba vueltas en la cabeza todo el tiempo. Por eso, cuando me llamaron de Cobreloa no lo dudé siquiera.
Un Cobreloa que no es el mismo de hace diez o quince años...
Pero para la gente sigue siendo el cuarto grande y para mí significaba jugar en un club grande de Chile. Siempre sonaba mi nombre para venir pero si alguna vez me hubiesen llamado, lo más seguro es que estaría acá desde hace algún tiempo. Siempre me sedujo la idea de jugar acá.
¿Un entrenamiento es poco para hablar de adaptación pero era todo como esperabas en Calama?
Fue muy bueno todo, la recepción de los compañeros, de los directivos, entrenar acá en el club de campo. Pensé que me iba a costar más porque a uno le meten miedo que te cansas más, que te puedes marear, que falta más oxígeno. Pero no tuve problemas y sé que con los días, el físico se adapta muy rápido.
Vienes a poner experiencia pero en el plantel también vas a encontrar gente experimentada como Cacace, Sanhueza y Jiménez...
Los conozco. Si no los enfrenté los tuve de compañeros como a Michael Contreras o son de la mis zona que yo como "Guachupé" -Jiménez- o Arturo -Sanhueza- así es que se me va a ser fácil adaptarme el grupo.
A este equipo le faltaba carácter, gente que impusiera fuerza y le diera un toque aguerrido... ¿Va a ser tu función?
Siento que es mi papel, para lo que me trajeron independiente del lugar donde juegue. Tengo la suerte de haber salido de la escuela huachipatina donde te enseñan a ser inteligente en lo táctico y jugar en varios puestos. Ya veré donde me quiere utilizar el profe Sulantay con el pasar de los días de entrenamientos.
Por el ascenso
Oviedo jugará sus cartas en un equipo que si bien se está armando, tiene el peso de pelear el torneo clausura y buscar una opción para el ascenso en mayo o diciembre.
"Todos acá saben que ese es el objetivo pero que se trata de ir paso a paso. Nos vamos a encontrar con equipos que van escapados o con otros que como nosotros pusieron toda la intención en el torneo que viene. Si nos alcanza de acá a mayo sería fantástico pero si no, hay que proyectarse a más tardar a diciembre con el equipo peleando para subir. Hay que trabajar para que el objetivo sea este año, cuando nos alcance", dice.
¿Es tu gran revancha en el fútbol profesional?
Definitivamente... De alguna forma recuerdo esos años de juvenil en que empecé en el sur y me mandaban a otros equipos para irme puliendo y pelear por un lugar en el fútbol. Me costó, lo conseguí y ahora traigo esas mismas ganas, las de ganarme un espacio comenzando desde cero. Siento esas mismas ansias que tenía en esos años, aunque ahora tengo la madurez y la experiencia para saber cosas que les puedes traspasar a los más jóvenes del plantel.
¿Qué le promete Cristián Oviedo a la hinchada loína?
Profesionalismo, mucha intención de ayudar al equipo a pelear algo, dominio de todos los puestos defensivos que el técnico defina, entrega en la cancha... Soy de imprimirle mucha fuerza en los partidos y eso lo van a notar. Esa frase del "mojar la camiseta" conmigo se ajusta porque vengo a un club que se merece estar más arriba de donde está y eso va a depender de lo que podamos hacer nosotros en la cancha.
¿Se vino solo?
Por ahora, aunque espero que llegue mi mujer y mi hijo que son el pilar de lo que hago siempre y me acompañan a todos lados. Voy a intentar solucionar eso lo antes posible porque son mi apoyo que va conmigo a todos lados...|
Quien conozca la trayectoria del defensor Cristián Oviedo (36) sabe que nunca le fue fácil. Desde sus inicios en Huachipato, al "Correcaminos" -lo apodan así por su despliegue incansable y por todo lo que recorrió para ganarse un lugar en el fútbol- tuvo que afrontar préstamos en cuatro clubes de la región antes de volver al CAP. Lo mismo le pasó años después, aunque ya en una especie de peregrinar por todo el país con un ingrediente único para contar, uno que quiere repetir en su nueva aventura en Calama.