Los 17,2 millones de habitantes que vivimos en este país, sentimos orgullo de residir en este tan heterogéneo pero bello territorio que nos cobija, y en esta fecha aflora todo nuestro patriotismo que fue tomando forma desde los pueblos originarios que desde siempre han vivido aquí y con la mezcla producida con los colonizadores españoles que ingresaron a estas tierras allá por el 1530 en adelante con Almagro y Valdivia.
Y desde entonces, nuestra cultura ha tenido una identidad que queda reflejada en el poema épico de Alonso de Ercilla quien llegó a Chile en 1537, escribiendo: "Chile, fértil provincia y señalada/ en la región Antártica famosa, /de remotas naciones respetada/ por fuerte, principal y poderosa; /la gente que produce es tan granada,/ tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida".
Como toda nación, hemos construido nuestra patria con sangre, sudor y lágrimas, con hechos justos e injustos, con deudas pendientes, con sueños aún no realizados, con muertes que no eran necesarias.
Las nuevas generaciones siguen teniendo grandes desafíos, para erradicar aquellos males que se han eternizado en el tiempo, porque será la única forma de construir una nación justa, con igualdad, equidad y plenamente democrática.
No podemos desconocer que hemos dado pasos agigantados, pero lamentablemente con un énfasis en el progreso y dejando de lado otros temas que siguen pendientes y donde debemos buscar acuerdos y consensos.
Otro factor que ha frenado el desarrollo integral de nuestra nación es la división, que nos estanca, y la incapacidad de poder conversar y dejar los intereses personales de lado. Pareciera que no somos capaces de ver más allá del blanco y negro, lo que nos entrampa en conflictos y enfrentamientos que al final del día, no son ningún aporte.
Nadie tiene la receta perfecta, pero con trabajo, orgullo nacional, respeto e hidalguía, llegaremos lejos.