Las barreras que deben enfrentar las personas con discapacidad
NORMATIVA. En 2019 todas las ciudades de Chile deberán tener accesibilidad universal, ello según se estipuló en el Decreto Supremo N°50 del ministerio de Vivienda y Urbanismo que se promulgó en 2016. A pocos meses de su obligatoriedad, Calama aún presenta varios déficit al respecto.
En 2019 todas las ciudades de Chile deberán tener accesibilidad universal, ello según se estipuló en el Decreto Supremo N°50 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo que se promulgó en 2016.
Con esto se da cumplimiento a la ley sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de Personas con Discapacidad, para que todos independiente de su condición pueda tener acceso a los edificios públicos y privados.
Eso significa que los edificios deberán contar con todo lo necesario para que las personas con discapacidad pueda acceder sin problemas, así como también el transporte público.
"Lo que establece el Decreto 50, es que todos los edificios que tengan una carga pública, superior a 50 personas, van a tener que tener accesibilidad universal al 4 de marzo del año 2019. O sea, en unos meses más, todos los edificios van a tener que incorporar esto y no estoy hablando de los públicos, sino que también los privados", comentó al respecto la directora regional del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), María Inés Verdugo.
La autoridad también señaló que a esa fecha la locomoción colectiva deberá tener acceso para los discapacitados y la urbanización cómo semáforos o veredas.
Principales aspectos
Según se estipula en la normativa, el objetivo es "asegurar el uso, permanencia y desplazamiento de todas las personas en forma autónoma y sin dificultad, incluidas las personas con discapacidad, especialmente aquellas con movilidad reducida".
El por ello que establece que los nuevos espacios públicos y aquellos existentes que se remodelen, deberán cumplir con algunas disposiciones como que en todas las veredas se deberá consultar una ruta accesible, "la que deberá identificarse y graficarse en los respectivos planos del proyecto".
En tanto, en los pasos para peatones, así como en los cruces de vías no demarcados, el desnivel entre la vereda y la calzada deberá ser salvado con un rebaje de la vereda mediante rampas antideslizantes.
El mobiliario urbano, ubicado en el espacio público, no podrá interrumpir la ruta accesible, deberá ser instalado a un costado de ésta.
Otra de las normativas que se deberán aplicar a partir de marzo de 2019 es que "en las vías de mayor flujo peatonal, la Municipalidad deberá dotar a los semáforos con señales auditivas y luminosas para las personas con discapacidad visual y auditiva, debiendo ubicarse éstos adyacentes a los pasos para peatones".
En tanto, el transporte publico deberá contar con rampas de acceso para las personas con discapacidad.
Realidad
A pocos meses de que comience esta obligatoriedad, Calama presenta varios déficit al respecto, así por lo menos lo manifiestan las personas discapacitadas que a diario transitan por la ciudad, especialmente en el sector centro.
Cintia Campusano, tiene 35 años y hace 10 llegó a Calama, ella debe trasladarse en silla de ruedas y habitualmente está en el centro o en la feria.
Cuenta que entre las principales dificultades a las que se debe enfrentar a diario está el hecho de que las calles no estén parejas y muchas no tengan una rampa de acceso.
Agrega que para ella lo más difícil es la locomoción colectiva, los taxis básicos, en la mayoría de los casos, pasan de largo y las micros no están habilitadas para que las personas que usan silla de ruedas puedan subir.
Jorge Velásquez es un extrabajador de Codelco, hace seis años su esposa sufrió una enfermedad la que la mantiene en una silla de ruedas y él, se transformó en su inseparable guía.
"Es muy dificultoso para mi y para ella, porque nos transportamos en silla de ruedas y realmente cuesta ir a todos lados no hay accesibilidad directa, en varios lugares", dijo Velásquez.
Al igual que Cinthia Campusano, Jorge comenta que transitar por las veredas es un sacrificio y que por ello muchas veces prefiere ir con la silla de ruedas de su esposa por la calzada, aunque sea un poco peligroso por el tránsito de los vehículos.
También dice que la locomoción colectiva está "al debe con los discapacitados".
"Yo cuando tengo que venir al centro me levanto una hora antes, para poder tener tiempo para subir la silla al taxi y cargar a mi esposa. En Calama no existe una tecnología que nos facilite a nosotros a trasladarnos en el transporte público", explica el extrabajador minero.
Óscar Vergara quedó ciego a los ocho años luego que, en el hogar de menores en el que vivía, le enterrarán un lápiz en el ojo derecho.
Oriundo de Concepción llegó hace un año a Calama, donde se ha debido enfrentar una serie de obstáculos.
El primero es que nuestra ciudad carece de semáforos con señales auditivas, algo que según comenta Vergara, sí existen en Concepción.
Ello hace que cada vez que quiera cruzar debe preguntarle a los transeúntes si puede o no, dice que algunos lo ayudan y otros simplemente se hacen los desentendidos.
Cuenta que algunas veces se guía por el ruido de los vehículos, pero que producto del ruido de la música que tocan algunos locales comerciales, hay días en que simplemente no se puede escuchar bien.
Otro de los problemas a los que a diario se enfrenta Óscar es la falta de resguardo o topes que le indiquen que está llegando a una esquina o que hay un hoyo con un árbol. "Me siento discriminado", dice.
Teresa Cornejo es una vendedora ambulante que se instala mayoritariamente en calle Latorre, al igual que los otros testimonios dice que uno de sus mayores problemas se presenta a la hora de tomar la locomoción colectiva.
Ello porque los choferes no les paran para evitar tener que subir la silla y a esto se suma que son pocos los calameños que prestan ayuda.
Agrega que otra de las dificultades tiene que ver con las rampas de acceso a los edificios. "Hay rampas que son muy elevadas y que cuando quieres subir parece que te vas a ir de cabeza para abajo", comenta la vendedora y añade que al enfrentarse a ello no queda de otra que pedir ayuda.
Finalmente cuenta que en las veredas hay muchos hoyos y que son disparejas lo que le dificulta el tránsito.
Demandas antidiscriminación
La ley 22 mil 422, sobre inclusión social de personas con discapacidad en sus artículos 57 y 58, establece una acción antidiscriminación, la que permite una persona con discapacidad pueda interponer una demanda al considerar que es víctima de discriminación.
Esta demanda, se realiza ante el Juzgado de Policía Local de la comuna en la que reside el afectado, quien además cuenta con el patrocinio del abogado del convenio Cajta-Senadis.
Según la información entregada por el abogado de la dirección regional de Senadis, Pablo Díaz en Calama ya se han interpuesto dos demandas: a un banco y a una empresa de buses interprovinciales.
La sanción es el pago de una multa que va desde 1 a 120 UTM, dinero que el demandado deberá entregar al municipio del afectado para que vaya en ayuda de organizaciones de discapacitados. Paralelamente el afectado puede pedir una indemnización en dinero a beneficio de él.
de 2019 comenzará la obligatoriedad del decreto supremo N°50 del ministerio de Vivienda y Urbanismo sobre accesibilidad universal. Marzo
demandas por discriminación se han interpuesto en Calama, una a un banco y otra a una empresa de buses interurbanos. Ambas fueron patrocinadas por el Senadis. Dos
es la ley sobre inclusión social de personas con discapacidad la que empezó a regir en 2010 y creo el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis). 22.422