El obispo de la diócesis de Pittsburgh, en el estado de Pensilvania, David Zubik, se negó a presentar su renuncia y dijo que la diócesis "ha seguido cada paso" necesario para tomar una acción responsable después de las acusaciones de abuso sexual infantil que se conocieron el martes pasado, a partir de un informe elaborado por un jurado investigador.
Dicho reporte estableció que más mil niños, posiblemente muchos más, fueron víctimas de abuso sexual por parte de centenares de sacerdotes católicos en seis diócesis de Pensilvania, incluida la de Pittsburgh, desde 1940.
El texto explica que los religiosos de ese estado usaron rituales religiosos, símbolos de la fe y la amenaza de una eternidad en el infierno con el fin de tocar, abusar y violar a menores de edad.
El informe acusa a Zubik de no reportar las acusaciones creíbles. En entrevista con el programa de la cadena estadounidense ABC, "This Week", el obispo dijo que puede comprender la rabia de la gente que ha leído el reporte y que "yo también siento esa rabia". Sin embargo, sostuvo que desde que se convirtió en obispo en 2007, "hemos tomado cada paso que debimos tomar para ser responsables en nuestra respuesta a las víctimas".
Asimismo aseguró que los funcionarios eclesiásticos han escuchado a las víctimas "con mucha atención", sacado a sacerdotes de la diócesis, dirigido las acusaciones a los fiscales distritales correspondientes y permitido que un consejo independiente revisara si se justificaba un regreso del clero y, finalmente, informado a los feligreses de las acciones de la diócesis.
"Hoy en día la iglesia de Pittsburgh no es la descrita en el reporte del gran jurado", dijo.
La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes solicitó la renuncia de Zubik y que acabaran los donativos "hasta que renuncie o tome pasos demostrados que protejan a los niños".