Ricardo Pinto Neira
Era la primera experiencia de la tradicional Copa Enel en Calama y al final, más allá de cualquier fixture accidentado, cambio de escenario o complicaciones para desarrollar el torneo por la contingencia nacional, el final terminó sólo con caras felices.
Porque más allá del resultado deportivo, en donde los dos elencos campeones -Santa Ana y Colegio San Ignacio- confirmaron su favoritismo, la sensación en los organizadores fue de haber propiciado una instancia competitiva que permite ir viendo nuevos talentos y entregando una alternativa de entretención en una época de mucha tensión social.
Diego Rojas, el coordinador del evento asume que "vamos a hacer un levantamiento de resumen para ver qué hicimos y qué se puede mejorar para una nueva edición del campeonato en Calama. ¿Tener la final nacional? Vamos paso a paso pero por ahora nos interesa repetir la experiencia e ir creciendo. Y por qué no, seguir encontrando talentos como los que se pudieron ver en la cometencia tanto de damas como de varones".
Proceso
Las campeonas femeninas del Colegio San Ignacio, que vinieros desde atrás para derrotar a Diablas del Desierto forman parte de un proceso de tres años, a cargo del técnico y profesor del establecimiento, Alex Rivera.
"Comencé con esto porque me di cuenta que no había fútbol femenino en Calama, fue hace tres años y con el apoyo de la directora del establecimiento. Hoy tenemos niñas que desde primero medio se suman y van renovando el equipo. Hemos ido a torneos nacionales escolares tras ganar el regional y creemos que hay experiencia para intentar pelear en Concepción", relata el encargado de la escuadra que llega a Concepción con pretensiones de pelear por el título y viaje a Italia, reservado para los campeones nacionales.
Amigos
Lo de Santa Ana, que goleó a Socoal Fedemu en la definición también viene hace tiempo pero sólo bajo la figura de la familia y la amistad.
Fue Jonnhy Millalonco, propietario del Camping Santa Ana quien patrocinó la formación del equipo y rescata que "para nosotros es la posibilidad de que los niños puedan pasar un buen momento haciendo actividad física y divirtiéndose. Ellos juegan hace tiempo juntos y demostraron que están para ir a dejar bien puesto el nombre de Calama en la final nacional".
Jimena Bórquez, la madre de Matías Villarroel, otra de las grandes figuras del equipo estaba en la bulliciosa barra del equipo campeón.
"A nosotras nos parece espectacular que se realice este tipo de campeonatos porque los niños se divierten y no están tan metidos en el play. Además, las opciones de viajar, conocer otras ciudades, competir a otro nivel les abre las puertas para que también los puedan observar y vayan creciendo a nivel grupal y también individual", dijo.
Matías Villarroel destaca el espíritu del torneo. "Creo que es uno de los mejores campeonatos que hemos jugado como equipo, la experiencia fue muy buena y se pasa bien. Nuestro objetivo era llegar a la final y ahora queremos ir a disputar el torneo nacional y quien dice si puede haber posibilidades de que alguien nos vea y podamos seguir creciendo en el fútbol", comenta.
Diego Rojas se queda con esto último. "Este campeonato le puede permitir a muchos niños comenzar a creer que se puede avanzar en el fútbol, que como dijo Iván Zamorano cuando estuvo en la inauguración, capaz que de acá salga un futuro Alexis Sánchez. Pero lo principal es que los valores que entrega la Copa Enel se vieron reflejados en Calama y se cumplieron todos los objetivos".
José Millalonco Fue la gran figura del mejor equipo del torneo, el Santa Ana -que anotó promedio de 10 goles por partido- que él mismo ayudó a formar con su grupo de amigos. Tiene 13 años y es alumno del colegio Obispo Silva Lezaeta. El pequeño crack, que forma parte de la escuela de fútbol de Cobreloa sueña con llegar a jugar en el equipo loíno y afirma que "vamos con la ilusión de representar bien a la comuna y tratar de ganarnos el derecho de viajar a Italia como los campeones nacionales". Diestro de enorme técnica y visión de juego, el pequeño talento reconoce que juega desde los cinco años y aprende viendo videos de su ídolo, Juan Román Riquelme.
Javiera Cisternas Es alumna del Obispo Silva Lezaeta y juega en Deportes Antofagasta a sus 15 años pero desde el Colegio San Ignacio la invitaron a ser parte del team que participó en el torneo. De extraordinaria capacidad técnica, la joven loína reconoce que "yo empecé jugando con hombres hasta que salió la rama femenina de mi equipo en 2015. Creo que mi amor por el fútbol tiene que ver con mi familia que es toda futbolera. Mi papá me llevaba a las canchas cada fin de semana y a una se le va pegando el amor por este deporte". La jugadora viaja a la final nacional en Concepción con la idea de "hacer un buen torneo y disfrutar la posibilidad de jugar una instancia así".