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Agarrada a la tragedia

Adelanto "María Luisa Bombal, el teatro de los muertos"
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"Es cierto que en 'La última niebla' se percibe la influencia de la literatura francesa que marcó la adolescencia y juventud de Bombal, pero también se puede rastrear una retórica nerudiana y una respiración elíptica que recuerda a los textos de Norah Lange. Sin embargo, lo que sobresale es la atmósfera que construye y que será indistinguible de su estilo: la idea de narrar no significa, necesariamente, avanzar. Su escritura se detiene, revolotea, va hacia atrás, fija su objetivo en el paisaje, en el territorio, en los detalles que le permiten ingresar en la interioridad de sus personajes, en aquello intangible que define las vidas de lo que ha decidido narrar.

Quizás la suma de todo esto es lo que genera tanta fascinación en los primeros lectores chilenos que se aventuran en 'La última niebla'.

La novela aparece en Buenos Aires, pero al poco tiempo algunos ejemplares ya cruzan la Cordillera de los Andes. María Luisa le envía uno a Marta Brunet, quien se encarga de hacerlo correr de mano en mano. Así, críticos como Alone -su figura totémica será ineludible para buena parte de la literatura chilena que se escribe en la primera mitad del siglo XX -y Ricardo A. Latcham celebran el debut narrativo de Bombal.

Alone va a escribir en la página literaria del diario La Nación, el más importante de Chile en ese momento: 'María Luisa Bombal escribe desde dentro y las palabras le obedecen. Esto es precioso'.

Y Latcham reseña en La Opinión: 'La señorita Bombal con su breve y ceñido relato ha abierto una brecha dentro de nuestro aburrido campo novelesco'.

'Al leerla, quedamos maravillados y perpeplejos', contará la escritora chilena María Flora Yáñez. Y entre los que se maravillaron estaba Carlos George-Nascimiento, quien años más tarde se convertiría en su primer editor chileno.

Y, claro, esa perplejidad habla de una novela rupturista, desatada, que indaga en la interioridad de un personaje femenino como ningún narrador lo había hecho hasta ese momento. Sin embargo, María Luisa no creía mucho en los discursos de género que podían vislumbrarse en su escritura.

-No me inspiró para nada el feminismo porque nunca me importó. Sí leía mucho a Virginia Woolf, pero porque sus conceptos los hacía novelas y no daba sermones -le va a decir a Lucía Guerra y a Martín Cerda en 1979 -. Además, no sentía que la mujer estaba subordinada, me parece que cada una siempre ha estado en su sitio, nada más. 'La última niebla' me parece a mí que es un drama sentimental, porque son cuestiones pasionales de la mujer, pero no creo que haya existido una imposición del marido. Era una desilusión de ambos.

Y más adelante, al pensar en cómo esa novela y los libros que escribió después nunca abordaron el tema social de manera directa, ella reflexionará:

-Todo lo que fuera social no me interesaba, ni me apasionaba ni me indignaba. No existía para mí porque yo estaba demasiado agarrada con las tragedias personales, el arte y la poesía".

Los siete años más crudos que vivió María Luisa Bombal

Intento de suicidio, balazos hacia su amado, agonía en soledad y una hija que no llega al funeral son algunas de las oscuridades en "María Luisa Bombal, el teatro de los muertos" (UDP), del periodista Diego Zúñiga.
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La niebla espesa que cubre Viña del Mar en los atardeceres de otoño a primavera es el rasgo más característico de la corta obra de María Luisa Bombal. La atmósfera no permite ver bien el camino, menos las pendientes del barrio donde vivió junto a su familia y donde conoció a Eulogio Sánchez. Allí fue la luz y el ocaso de la primera chilena en detallar en su obra el arrobo de un orgasmo.

Todo lo que hubo antes y después de ese amor no correspondido, cuyos ires y venires se extendieron por siete años, quizás no importa. ¿Cuánto viven los escritores, más allá de las actas de nacimiento y defunción? Es la duda que vibra al leer "María Luisa Bombal, el teatro de los muertos", perfil escrito por Diego Zúñiga ("Camanchaca") y publicado por Ediciones Universidad Diego Portales (UDP).

La autora de "La última niebla" nació en 1910, pero es en 1931 cuando transforma la sangre en tinta al llegar de París a Valparaíso a bordo del Reina del Pacífico: en el molo, aparte de su mamá y sus hermanas mellizas, la espera Eulogio Sánchez, el amigo de la familia, ingeniero civil y aviador que hoy da nombre al aeródromo de Tobalaba, en la Región Metropolitana, porque murió en pleno vuelo.

Sin embargo antes, el hombre alto y corpulento ayuda a Bombal con las maletas donde vienen los recuerdos de las calles que, en aquel momento, se reparten Hemingway, Pound, Joyce, Fitzgerald, Stein, Huidobro y Wilms.

"Ella no lo siente todavía, pero la vida se tuerce así, en silencio, despacio, en medio de la alegría y el enamoramiento, porque sí: en ese momento, cuando van atravesando Valparaíso rumbo a Viña del Mar, María Luisa ya sabe que está prendada de ese hombre", describe Zúñiga en "...El teatro de los muertos". Y agrega "ese hombre le va a producir los sentimientos más oscuros que experimentará durante su vida, también algunos de los más luminosos": cuatro años más tarde se publica en Argentina "La última niebla" (1935) y "La amortajada" (1938). Dos textos que hasta hoy son lectura obligatoria en los colegios.

Ambos libros circulan entre en la bruma de los sueños, la soledad del matrimonio y un amor inabarcable y frágil. A Bombal los libros se le aparecen mientras duerme, como cuenta Alfonso Calderón, escritor que la vio en 1980, cinco días antes que muriera en la sala del Hospital Salvador, en Providencia, donde "estaba sola". Ella "habló de caballos, le dijo que estaban en el sur, que los cubría una niebla pero corrían, salvajes, libres, indemnes por una mañana brumosa", continúa Zúñiga.

"Le ocurrió eso a Bombal: escribió algunas cosas que le pasaron, pero sobre todo escribió -escenas, personajes, imágenes- que terminarían sucediéndole", como los disparos de su intento de suicidio y luego con los que intentó matar a Eulogio Sánchez, quien se casó por segunda vez con otra mujer. "En el testimonio que María Luisa dará ante el Primer Juzgado del Crimen de Santiago, dirá: 'A los tres meses de mi intento de suicidio, mi desamparo era absoluto'".

Feminismo

Años antes, en 1979, Bombal afirma que "no me inspiró para nada el feminismo porque nunca me importó. Sí leía mucho a Virginia Woolf, pero porque sus conceptos los hacía novelas y no daba sermones", indica Zúñiga citando a Lucía Guerra y Martín Cerda. "... El teatro de los muertos" no incluye bibliografía, pero la pareja Guerra y Cerda en 1996 publicó las "Obras completas" (Editorial Andrés Bello) de Bombal, que incluye numerosas entrevistas.

Más menos una década previa a esta idea, agrega el escritor y periodista Diego Zúñiga, la autora que incluso escribió para Paramount Pictures, escribe a su hermana Blanca sobre su única hija, Brigitte de Saint Phalle: "Para serte franca yo preferiría que ella se casara bien (...). Esto de ser una career girl no es mucho lo que me gusta", afirma a propósito de una beca de posgrado en la Universidad de Chicago.

Sin embargo, casi al final del perfil publicado por la UDP, la escritora Nona Fernández ("Voyager") se refiere a la mirada de género de la autora, afirmando que "los personajes de Bombal son como muertas vivas. Todas deben responder a códigos femeninos estereotipados y conservadores, matrimonios y maternidades mediocres, vidas llenas de frustración que las tienen como zombies, y en ese escenario el desborde y el delirio se desatan. (...) En 'La amortajada' Ana María parece decirnos que solo muerta, con su cuerpo a punto de ser enterrado, puede hacer una real reflexión de su vida. Como si antes hubiera estado secuestrada. Fuera de sí misma".

Luego, la académica de la Universidad de California Lucía Guerra, quien ha publicado numerosos estudios sobre Bombal, anota "creo que fue una víctima del sistema en que vivió, del sistema patriarcal. Ella sí creía que la meta de toda mujer era el amor, el matrimonio y los hijos. Era totalmente convencional, aunque rompía las leyes cada dos minutos. Y todo lo que pasó con Eulogio, su intento de suicidio, sus matrimonios fallidos, la hicieron sentir que había fracasado".

Una amiga de la escritora, Vicha Vidal, dice en el libro que Bombal le confesó "de qué me sirve ser la autora de 'La amortajada' cuando mi soledad es tan grande. Le tengo miedo a la vida, quisiera estar definitivamente enamorada, sabiendo que alguien me va a querer para siempre".

Investigación

El volumen de 141 páginas "...El teatro de los muertos" comenzó a fraguarse en 2016, cuando el autor comenzó a "investigar, leer, hacer entrevistas, revisar archivo. Eso lo hice entre aquel año y comienzos de 2019. Después vino la escritura". En este proceso, "se me agrandó la figura de Bombal en términos de cómo entró en diálogo con un campo literario tan sofisticado y complejo como fue la literatura argentina de los años 30. Escribir y publicar ahí fue una operación brillante que permitió que sus libros se leyeran de la forma en que lo merecían. Eran libros complejos, vanguardistas, y tuvieron una recepción que estuvo a la altura de lo que exigían esas novelas".

"Creo que lo más complicado fue trabajar con un personaje cuyo mundo cercano ha ido desapareciendo. Quedan pocos amigos vivos, pocas personas que compartieron íntimamente con ella, por lo que destiné bastante tiempo a pensar la estructura del libro, a ver cómo suplir esas voces que ya no estaban. En ese sentido, fue fundamental la biografía que le dedicó Ágata Gligo, publicada pocos años después de que falleciera Bombal (en 1984, 'María Luisa: sobre la vida de María Luisa Bombal', Editorial Andrés Bello, con prólogo de Martín Cerda), y quien sí pudo hablar con ese mundo que la rodeó en su última época", relata Zúñiga.

Una de las fuentes vivas que atraviesa el libro es el sobrino de la autora de "La amortajada", el exsenador Carlos Bombal, quien actualmente resguarda un baúl heredado a Brigitte, por encargo de ella misma, quien no llegó al funeral de su madre. "Se supone que ahí quedó todo el material inédito en el que estaba trabajando", indica "... El teatro de los muertos".

Guerra, por su parte, afirma que la autora una vez le mostró el baúl "del que sacó una foto de su hija (...) y unas revistas en inglés donde habían reseñado sus libros". La heredera le dio permiso para revisarlo "pero nunca pudo contactar a Carlos Bombal. (...) Él dice que solo Brigitte puede abrirlo", agrega Zúñiga.

En la misma línea, el periodista se refiere a la obra publicada en vida, afirmando que "el tema de los derechos de sus libros es algo que no está definido. No hay claridad de quién maneja realmente los derechos, y me parece un tema difícil porque en la actualidad se siguen reimprimiendo sus novelas y cuentos", Como si un fantasma viviera en los mesones de las librerías, destinado a no morir jamás.


"María Luisa Bombal, el teatro de los muertos"

Diego Zúñiga

Ediciones UDP

141 páginas

$12 mil

Valeria Barahona

"Escribió algunas cosas que le pasaron, pero sobre todo escribió -escenas, personajes, imágenes- que terminarían sucediéndole".

"Creo que lo más complicado fue trabajar con un personaje cuyo mundo cercano ha ido desaparecien-do", dice el autor.

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