Buscan conocer secretos que ocultan asentamientos más antiguos de Calama
TOPÁTER. Es un verdadero puzzle histórico que le permitió a otras culturas llegar al océano Pacífico y recorrer el litoral para desarrollar el trueque y otras actividades. La misma importancia tienen Ojo de Opache y Yalquincha.
Son muchos los secretos y también las maravillas que se desconocen de la vida pretérita en El Loa, y la historia que, por ejemplo, esconde un lugar típico de Calama como Topáter y otros como Yalquincha y Chunchuri. Puntos donde, desde hace algunos años, el equipo del Museo de Historia Natural del Norte Grande comenzó un trabajo por develar esa historia, rica en datos y elementos culturales que explican la vida en las riberas del Loa.
Esta inquietud por desenterrar los misterios y el conocer aspectos de la vida diaria de estos lugares ya han encontrado algunas respuestas en el trabajo de Osvaldo Rojas, inquieto investigador que lidera el Museo de Historia Natural del Norte Grande y quien entregó algunos de los antecedentes que se conocen acerca de cómo era la vida en estos puntos de una Calama prehispánica.
Cuenta que estaba dedicada principalmente al pastoreo y la agricultura, pero que también fue facilitadora de insumos para la incipiente minería, que además fue absorbiendo elementos de otras culturas con las que se fue relacionando durante épocas remotas, y que han comenzado a ser puestas en valor.
"Hace miles de años, se desarrollaron estos centros humanos, en la actual cuenca de Calama, tienen particularidades de desarrollo cultural de distinta índole y muy diversos. Esto está evidenciado en sus fechados radiocarbónicos, o en las tipologías de los elementos culturales que se han encontrado en el lugar", detalla Rojas.
Explica que, "lo más antiguo a la luz de las investigaciones que se han desarrollado hasta el día de hoy, estarían centradas en el área de Topáter. Con dos mil 500 años de antigüedad, fue un punto de encuentro de diversos grupos humanos y que fueron aportando elementos culturales y que se evidencian ese pasado de intercambio, de conexión y de paso a otras latitudes", explicó el investigador.
La evidencia encontrada explica el investigador local, "se basa en semillas, restos de plumas de aves amazónicas y que están manufacturadas en tocados cefálicos, destinados a ceremonias y actividades relacionadas a rituales, a cultos, la decoración en textiles también dan cuenta de la relación e influencia que tuvieron por ejemplo algunas culturas de la actual primera región en los habitantes locales, precisamente Pica y Huatacondo ", explicó Rojas.
Estudios
Osvaldo Rojas explicó que se han iniciado estudios para "determinar estados prehistóricos de la vida en la pretérita Calama. Topáter tiene también antiguos restos de talleres líticos, que dan cuenta de un pasado mucho más antiguo que la vida agroalfarera, y que nos habla de una época de cazadores recolectores, con grandes bifaces ( herramienta lítica prehistórica que servía para cortar) que, con seguridad, estaban destinadas a la caza de fauna mayor y hoy extinta, pero que recién estamos atisbando ese horizonte y se están comenzando esas investigaciones en torno a estas piedras, porque son piedras que esconden información muy valiosa", agregó.
Yalquincha
Continuando con la evidencia cronológica expuesta por Osvaldo Rojas, comenta que "Yalquincha aparece con paneles de arte rupestre que también nos indican alguna asociatividad con otros grupos humanos del norte de lo que es hoy Chile. Hay restos de aldea, que por sus tipos cerámicos y por el trabajo agrícola, allí encontrado, también se puede teorizar que guardaban sus cosechas, lo que permite además el pensar que ante todo eran agricultores que aprovechaban su entorno para desarrollar estas actividades, y que poco a poco fueron mejorando en el tiempo".
Chunchuri
En el caso de Chunchuri el investigador explicó que "allí se evidencia, por ejemplo, un gran tráfico de elementos culturales y sociales, pero ya en las últimas etapas del desarrollo del mundo atacameño, previo a la llegada de los españoles. Ahí hemos encontrado cerámicas de origen Inca, como también propios de trabajos en madera, herramientas para ritos con elementos alucinógenos, pero también devela la escasez de textiles que en otras épocas tuvo el sector".
Para el investigador, "hay muchos elementos que nos permiten dilucidar que el sector de Topáter en especial, fue un punto de encuentro, centro difusor histórico de otras culturas, las cuales transitaban y encontraban allí otros elementos necesarios para largos viajes, para tener a posibilidad de intercambio y también de promoción de elementos culturales. Es en esta zona donde sus habitantes también lograron conectar con otros sectores de la América prehispánica, de las cuales lograron absorber culturas y otras cualidades", agregó Rojas.
Minería
También la zona fue punto de extracción de minerales, "principalmente el cobre y el estaño, los cuales a través de formas muy rudimentarias de extracción y tratamiento, les permitieron incluso a otras culturas que no pertenecían a los Lickan Antai, el poder usarlo como herramientas, para ritos y otros accesorios", expresó el director del Museo de Historia Natural del Norte Grande.
En términos generales, Rojas explica que los habitantes de lo que hoy conocemos como Topáter, fueron culturas muy pragmáticas, que se vieron beneficiadas por el contacto que tuvieron con otras culturas, y que permanentemente visitaban el sector.
"Dejando con ello todo tipo de herramientas, y también elementos culturales que nos permiten teorizar que hubo allí un verdadero corredor hacia las costas del Pacíficos y desde distintas latitudes, ya sea del norte argentino o desde el Amazonas, generando así un paso y una orientación que obligaba a los visitantes a pasar por el lugar", detalló.
La labor de los investigadores a futuro, "seguirá siendo el de encontrar nuevos elementos, evidencias, restos y "muchas otras cosas que esconde el lugar. El cual desde lo prehistórico y hasta lo prehispánico siempre fue un punto por el cual otras culturas tuvieron allí un paso obligado, y por lo cual estimamos que se trató de un centro difusor cultural, que facilitó esa tarea. Y que además utilizó esa conexión con otros grupos humanos para contar con desarrollo propio, al menos de manera funcional y que complementara la vida diaria en el lugar", finalizó el investigador calameño.
"Hace miles de años, se desarrollaron estos centros humanos, en la actual cuenca de Calama, tienen particularidades de desarrollo cultural ".
Osvaldo Rojas, Investigador
"Topáter tiene también antiguos restos de talleres líticos, que dan cuenta de un pasado mucho más antiguo que la vida agroalfarera".
Osvaldo Rojas, Investigador