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Cambios y progreso de la Región en tres décadas de democracia

AVANCES. Entre 1990 y 2020 la población aumentó en casi doscientos mil habitantes, mejoraron las cifras macroeconómicas, creció la inmigración y la región se volvió una ventana para la exploración del cosmos.
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El domingo 11 de marzo de 1990, hace exactos 30 años, Augusto Pinochet entregaba el mando del país al entonces electo Presidente Patricio Aylwin Azócar, iniciando así el esperado retorno de la democracia, hito que marcó un antes y un después en la historia de Chile.

Pero la Segunda Región también marcaba su antes y después ese mismo año. En agosto comenzó a operar Minera Escondida (si bien fue fundada en 1988, en 1990 inicia sus faenas), agregándose como otro de los grandes yacimientos presentes.

Seis años más tarde se inauguraba el observatorio del Cerro Paranal, que a la postre incentivó otros proyectos científicos y la llegada de nuevos complejos, como ALMA en San Pedro de Atacama y el mayor telescopio de la tierra, el E-ELT, que a fines del 2019 se comenzó a ensamblar en la cima del cerro Armazones, a poca distancia de Paranal.

Sociedad

La región misma aumentó su población en casi doscientos mil habitantes. Según el censo del año 1992 en la zona habían 410.724 personas, y al 2017 ya eran 607.534.

También subió el PIB per cápita en Chile y la esperanza de vida de los habitantes.

Asimismo la presencia de extranjera vio un exponencial crecimiento en la región, pasando de ser el 3,1% de la población en 2005 a 10,3% en 2018.

Cabe resaltar que este 10,3% incluso puede quedarse corto ante el real alcance de la inmigración local dado que algunos extranjeros se encuentran sin formalizar su situación.

También la arquitectura misma de las comunas se vio alterada, en especial en Calama y Antofagasta.

El director del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte, Christian Rodríguez, explica que el desarrollo que experimentó la zona no se supedita al boom de la minería, sino que también responde a otros factores presentes en aquel tiempo.

"Desde 1990 hasta el fin del súper ciclo se juntó una combinación de factores positivos. Por un lado hubo un boom de los precios. La minería que llega a Antofagasta invierte miles de millones de dólares en la construcción de nuevos yacimientos, lo que empujó el desarrollo de la infraestructura, por ejemplo los puertos y los barrios industriales", argumentó.

En esa misma línea expuso la importancia del sector público en ese entonces.

"Este sector jugó un papel fundamental en materia de infraestructura social y educación, ampliando y levantando nuevos establecimientos. No podríamos hablar de calidad en la educación si no existiese la infraestructura adecuada. Además se renovó la red de salud, como los tres hospitales más importantes: Calama, Antofagasta y Tocopilla, y en el ámbito de las carreteras privadas hubo iniciativas impulsadas por el sector público".

La comuna de Calama contaba, según el Censo de 1992, con 121.807 habitantes, de los cuales 119.692 eran urbanos (repartidos entre el campamento minero de Chuquicamata y la ciudad de Calama) y 2.115 eran rurales.

Para el Censo de 2002 la población comunal creció en un 13,6%; todo esto al registrarse una población de 138.402 habitantes, de los cuales 136.600 son urbanos y 1.802 rurales. Al ser una comuna casi absolutamente minera, la población masculina es mayor que la femenina, al haber 70.832 hombres y 67.570 mujeres viviendo en la comuna, de acuerdo a datos del INE.

En la actualidad, se estima que la población de la capital provincial llegó a las 150 mil almas, sobre la base del Censo realizado en 2017.

Luces y sombras

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Pero hay matices. La gestora cultura, María Canihuante, dijo que si bien el ámbito de la cultura se vio muy favorecido por el apoyo a los emprendedores de esta área, gran parte de la inversión generada por la región es absorbida por las arcas centrales. Por su parte, el investigador Isidro Morales explicó que "sin dudas y, especialmente Antofagasta, ha crecido y modernizado; sin embargo, se ha acentuado la segmentación con el desarrollo de grupos habitacionales en los extremos de la ciudad, en el caso de la capital regional, en contraste con la proliferación de precarios asentamientos marginales".

ENTREVISTA. CÉSAR TRABUCCO, sociólogo:

"Hay que recuperar la legitimidad de las instituciones y caminar a una sociedad más solidaria e integradora"

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El sociólogo César Trabucco por años se dedicó a impartir clases en la Universidad de Antofagasta, antes vivió varios años en Calama, motivo por el cual conoce perfectamente las transformaciones sufridas por la región y el país en este período.

Su mirada es crítica, respecto del devenir.

¿Cuáles considera que son las transformaciones más relevantes en estas últimas tres décadas en Chile?

-La acelerada introducción de las lógicas de mercado en todos los ámbitos de la vida cotidiana generando una muy compleja combinación de atomización social y una democracia formal incapaz de resolver las cuestiones básicas de igualdad en ámbitos como salud, educación y pensiones.

Por otro lado, la deslegitimación de las instituciones que vació sus razones de ser y continuó formalmente sus acciones de manera ritual, traduciéndose en una brutal desconexión entre las formas institucionales y la vida real. En estos 30 años tuvimos más cosas, pero como personas no fuimos más plenos.

¿Qué características ha tenido en la sociedad nacional este período?

-Una sociedad que confunde ser con tener está condenada a la insatisfacción permanente pues las cosas se multiplican exponencialmente y los recursos para tenerlas se restringen cada vez más. Que el principio sea tengo, luego soy, conduce a sociedades frustradas.

¿Es un problema de las sociedades modernas, entonces?

-Donde se ha impulsado un neoliberalismo extremo, sí.

¿Qué opina sobre la relación que ha tenido la comunidad consigo misma desde el inicio de los 90 hasta ahora?

-Desde el año 90 hasta la fecha lo que ha habido es una ruptura de la comunidad para instalar brutalmente lógicas de mercado, entonces han habido retrocesos enormes en los ámbitos sociales. La gente podrá decir que hay más bienes, más trabajo o más inversiones, entre otras cosas, pero se perdió lo comunitario, y las sociedades funcionan con lo fundamental que se llama "animus societatis" que se dan en las comunas. O sea perdimos todas las ventajas de tener ciudades pequeñas y ganamos todas las desventajas de tener ciudades grandes.

¿Cuál es entonces el desafío de cara al futuro?

-Recuperar la legitimidad de las instituciones y caminar a una sociedad más solidaria e integradora.