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Biólogos registran sorprendente ratón capaz de vivir en la cumbre del Llullaillaco

CIENCIA. El 'Phyllotis Xanthopygus' o Pericote Austral es el único mamífero capaz de vivir a más 6.200 metros sobre el nivel del mar. Habita en la Región de Antofagasta.
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A 6.739 metros sobre el nivel del mar, cerca del mediodía, Jay F. Storz, profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Nebraska, Lincoln y explorador de la National Geographic, avanza lentamente. La falta de oxígeno y el viento que golpea fuerte lo mueven como anestesiado.

Junto a su compañero de ruta, Mario Pérez Mamani, lograba hacer cumbre en el volcán Llullaillaco.

Andinista avezado había llegado hasta la inmediaciones del volcán -confiesa- no para ascender, sino en búsqueda de un curioso roedor.

Y justo allí, en la cumbre del volcán Llullaillaco, el video de la expedición registra, para sorpresa de los investigadores, la presencia del superdotado animal.

"¡Jay, ahí debajo de la roca!", se escucha en el video.

Con la lentitud de casi 7 mil metros altura, Jay se logra acomodar y capturar, en la cima, el que según todos los reportes científicos, es un animal récord: el único mamífero capaz de sobrevivir -y reproducirse- sobre los 6.700 metros de altura.

"No esperaba encontrar un animal vivo allí arriba, y mi cerebro sin oxígeno apenas procesaba lo que estaba viendo", confiesa Storz.

Atrapa al roedor

"Hace un año unos andinistas me enviaron un video que muestra un ratón corriendo por un campo de nieve a una altitud de 6.200 en el Llullaillaco. Fue sorprendente porque nadie esperaba que los mamíferos salvajes vivieran a una altitud tan extrema. Organizamos nuestra expedición para investigar si los ratones viven en esas alturas. Obviamente descubrimos que viven a una altitud más alta de lo que podríamos haber imaginado", relata el investigador.

Con el financiamiento de la National Geographic Society, el biólogo llegó a mediados de febrero hasta las inmediaciones del volcán Llullaillaco, junto a los profesores Guillermo D'Elía y Marcial Quiroga, ambos del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad Austral.

Y la expedición en busca de roedores extremos resultó todo un éxito. Lograron capturar individuos de cuatro especies diferentes que son ahora parte de la colección del museo de la Universidad Austral donde podrán ser estudiados por otros investigadores.

Pero el premio mayor, sin duda, fue la captura del ratón orejudo y amarillento denominado 'Phyllotis Xanthopygus' capaz de sobrevivir en la cima del Llullaillaco. Hasta antes del registro y captura del roedor atacameño, las investigaciones internacionales hablaban de avistamientos en el Himalaya de pikas (pequeños mamíferos parecidos a roedores que son miembros de la familia del conejo) a altitudes de 6.000 metros.

"Nuestro hallazgo muestra una vez más algo que la mayoría de los biólogos sabemos bien. Aún queda mucho por explorar en la naturaleza, hay muchas zonas, incluyendo en tierras bajas, que no han sido adecuadamente relevadas. Nuestro conocimiento es parcial, aún en aspectos básicos como es el saber qué especies hay en determinada área", comenta D'Elia responsable de la colección del museo en Valdivia.

Para los investigadores, uno de los aspectos relevantes del hallazgo es la evidente subestimación de las tolerancias fisiológicas de los ratones y otros mamíferos salvajes, capaces de vivir en ambientes tan extremos como los volcanes del desierto de Atacama.

"Es necesario seguir colectando animales en terreno, como única forma de tener un adecuado inventario de la fauna y posibilitar otro tipo de estudios a futuro. Hoy estamos obteniendo ADN de especímenes que se colectaron previo a que conociéramos dicha molécula. No sabemos qué uso le podrán dar a un espécimen colectado ahora los colegas que trabajen en 100 o 200 años más", afirma D'Elia.

Storz comenta que la misión científica busca comprender cómo se adaptan y sobreviven estos animales a condiciones tan extenuantes por cuanto podrían ayudar a desarrollar aplicaciones médicas para humanos que viven con bajos niveles de oxígeno por enfermedades, que sufren el mal de altura o que están sometidos a esfuerzos rutinarios con bajo nivel de oxígeno.

¿qué comen?

Con todo, el hallazgo plantea aún más preguntas que certezas. ¿Cómo viven? ¿De qué se alimentan? ¿Cuáles son las condiciones de reproducción? Todas materias que los investigadores esperan dilucidar en próximas campañas.

"Lo que comen a esas altitudes extremas es un misterio. Queremos volver a hacer una búsqueda cuidadosa de la vida vegetal, pero no hay plantas fácilmente visibles que se encuentren muy por encima de 4.600-4.800 metros", precisa Storz".

"Planeo seguir regresando. Queda mucho por descubrir y me encantan los volcanes y el medio ambiente allí", confiesa.

Para Marcial Quiroga, una de las preguntas de mayor interés es lograr comprender desde cuando los ratones aprendieron a vivir sobre los 6.200 metros de altura, por cuanto las predicciones en función del calentamiento global sugieren que los límites de la distribución altitudinal de especies irá ascendiendo conforme se incrementa las temperaturas en el globo.

"Por tanto nos queda la interrogante ¿Este ratón logró colonizar este ambiente en tiempos recientes como consecuencia del cambio climático o históricamente su distribución incluía la cima del volcán Llullaillaco y otros volcanes? La tarea de abordar cuestiones como estas es bastante compleja, pero en efecto, su resolución requiere del estudio constante y directo de la fauna y la flora", precisa el investigador.

"En 100 años más los investigadores podrán saber que la distribución de este ratón comprendía alturas de más de 6.000 metros y se extendía casi hasta el nivel del mar. Ya veremos en el futuro qué sucede con dicho patrón", indica Quiroga.