La primera legión de héroes
"Verdadero capital humano que nos hace seguir creyendo en la humanidad que sabe abrirse al don de la fe y el amor".
Hoy en el mundo católico celebramos dos pilares de la Iglesia naciente: San Felipe apóstol y Santiago. Primero fue discípulo de San Juan Bautista, nuestro patrono diocesano, y luego, cuando San Juan Bautista le mostró al «Cordero de Dios» supo que debía seguirle y transformarse en el apóstol que fue - y que de algún modo sigue siendo- pues su ruego: «Muéstranos al Padre» que expresó a Jesús en la última cena, sigue siendo hoy una súplica eclesial que traspasa el tiempo y el espacio. Por su parte, Santiago (san Jacob), se le conoce como «primo» del Señor, y se le atribuye la carta que acuña, entre otros pensamientos, que la fe sin obras es una fe muerta. Por el libro de los «Hechos de los Apóstoles» se le conoce como el primer obispo de Jerusalén, y con un rol preponderante en el primer Concilio de la Iglesia Católica. Ambos apóstoles testigos del amor, han muerto mártires del Señor.
Hoy celebramos a estas «columnas» de nuestra fe y su ejemplo vengo a resaltar en este escrito, para edificación de toda persona de buena voluntad. Celebramos esta memoria, en tiempo sumamente difíciles, y donde la famosa pregunta de Felipe: «Señor, muéstranos al Padre», tiene gran vigencia. Muchos hemos elevado con diferentes palabras esta misma súplica a Dios en este tiempo: muéstranos al Padre, Señor; muéstranos su misericordia, muéstranos su rostro en medio de tanto dolor y desde el momento que ya no queremos escuchar cifras, tendencias y curvas estadísticas, pues ya no se trata de números, sino de personas concretas a quienes hemos amado, y con quienes hemos desarrollado toda una vida. Muéstranos al Padre, y lo vemos en el despliegue humanitario, de los trabajadores de la salud y de todos aquellos que nos cuidan en estos momentos. En esos vecinos que se ocupan de los adultos mayores de su cuadra. De los que se esfuerzan por poner a su alcance un plato de comida. Porque ya nuestros abuelitos, no son los candidatos perfectos a la «eutanasia», sino que ahora se les reconoce como nuestros abuelos, a quienes más ha golpeado la pandemia. ¿No hay aquí una voz de Dios que clama al cielo?...
La actualidad del mensaje de estas «columnas de la fe», es tan evidente que, con Felipe podemos preguntar al cielo: Muéstranos Tu rostro, Señor. Y con Santiago apóstol nos responde Dios: mi rostro está en el que obra con amor y así muestra su fe. Son tantas personas que en estos tiempos de pandemia se han encontrado con la fe, especialmente sirviendo con amor a quien más lo necesita. Suba mis felicitaciones de Pastor, ante tantos héroes anónimos que han dejado su vida en el servicio comunitario, sin preguntas ni quejas: son nuestra primera Legión de servicio, verdadero capital humano que nos hace seguir creyendo en la humanidad que sabe abrirse al don de la fe y el amor.
Oscar Blanco Martínez,
Obispo de Calama