La vida después del coronavirus: el testimonio de los recuperados
RELATOS. Personas que derrotaron al COVID-19 comentaron que la batalla no sólo es contra el virus, sino que también contra el estigma social que acarrea el haber sido positivo al coronavirus. Desinformación y temor se combinan y son tan peligrosos como la misma enfermedad.
En estos días solo mencionar la palabra coronavirus pone al alerta a cualquiera. Nadie -o muy pocos, para ser precisos- es inmune al virus y al miedo que provoca.
Pero aunque en el mundo los contagios avanzan, también crece el número de recuperados, es decir, personas que tuvieron la infección y que de manera natural o con ayuda médica, lograron salir adelante.
Quienes padecieron el virus coinciden en algo. La batalla contra el coronavirus deja secuelas. Una de ellas es la impresión del resto de la ciudadanía. En efecto, cuatro personas que tuvieron el virus y se recuperaron, accedieron voluntariamente a contar sus experiencias con la enfermedad.
Algunos estuvieron hospitalizados y otros pasaron la enfermedad recluidos en casa junto a sus familias, pero todos concuerdan en que existe un estigma social que se hace presente por haber sido positivos al COVID-19.
Testimonios
Karla Castillo Reyes es una funcionaria de la Municipalidad de Taltal, y uno de los primeros casos de COVID-19 confirmados en esa comuna. Su hermano fue quien comenzó con los malestares y luego de hacerse un test dio positivo.
Esto fue el 7 de abril.
Ante la confirmación del contagio de su hermano, Karla acudió con su hijo inmediatamente a hacerse el examen porque ambos -madre e hijo- ya habían presentado algunos síntomas.
"Yo desperté con un leve dolor de cabeza y ojos, y mi hijo también estuvo un poco resfriado. Entonces, en vista del resultado de mi hermano, nos hicimos el examen. Nos lo hicimos ambos, porque la recomendación era que se lo hiciesen los que tuvieran síntomas. Eso fue el día 7 y nos entregaron el resultado el 9 de abril. Ahí nos dijeron que éramos positivos".
El problema fue mayúsculo porque, considerando la visita de algunos sobrinos y sus pequeños hijos, al momento de la confirmación en total había 14 personas en la casa.
"La sensación para mí fue un balde de agua fría, porque no estábamos con mayores síntomas. Fue un tema bien preocupante, además me avisaron como a las 20 horas, así que reunimos a la familia en la cocina e informé que habíamos salido positivos. Primero todos estuvimos nerviosos por lo que se venía. Lo único que les dije es que estuvieran tranquilos y no cayeran en pánico, porque en ese momento ya había noticias de gente que había muerto de coronavirus", recuerda.
Finalmente el alcalde de Taltal, Sergio Orellana, logró que le hicieran el test a toda la familia, quienes no presentan síntomas. El resultado fue positivo para su esposo, otro hijo, su cuñada y un pequeño sobrino. Al final siete contagiados en una familia de 14.
"Mala leche"
Todo el grupo entró en cuarentena. Karla cuenta que no tuvo mayores complicaciones físicas en ese lapso y que como familia decidieron no ver noticias ni leer prensa. Estaban saturados de información del COVID-19 y solo querían descansar. Tener paz mental.
"Finalmente figuramos como recuperados a inicios de mayo, pero lo que más me dolió de todo esto no fue tener el virus, sino que hubo mucha gente mala leche que pedía a través de redes sociales que se publicaran los nombres de los contagiados. De hecho, alguien sacó una foto familiar del Facebook de mi hermano, trazó un círculo rojo alrededor de él para identificarlo y lo publicó con nombre y detalles en las redes sociales para que todos supieran que era un caso de contagio. Somos gente de trabajo, como lo somos todos. Pero hubo mucha gente mala leche. Eso aún nos pesa", dice las taltalina.
"La vi fea"
En Calama el pediatra de 70 años, Eduardo Coompan Moreno y su esposa también dieron positivo al coronavirus el 28 de abril. Ambos se hicieron el test luego que la suegra de Coompan, de 87 años, diera