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Problemas en la municipalidad de Antofagasta

No es bueno para esta ciudad seguir demasiado tiempo en un proceso incierto en relación a cuál será el futuro inmediato de la jefa comunal. Eso debe ser despejado. Estos instantes de incertidumbre administrativa no son buenos para nadie y es aconsejable resolverlos, cualquiera sea la salida, toda vez que el presente apremia con una coyuntura inédita y compleja.
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Por estos días el Municipio de Antofagasta está en momentos complicados debido a la acusación concretada en contra de la alcaldesa Karen Rojo y otros personeros en el marco del denominado caso Main.

Como es sabido, hay diferencias importantes respecto de las implicancias de lo obrado por el Ministerio Público. Varios concejales estiman que la mera acusación formulada implica la pérdida de derechos por parte de la jefa comunal, cuestión que derivaría en la suspensión del cargo, tal cual ha ocurrido en otros casos, incluyendo el del exalcalde de esta misma ciudad, Daniel Adaro, en 2008.

La defensa niega esa chance y precisa que la señora Rojo puede seguir en el cargo hasta que la Justicia lo determine y para lo cual restarían procesos que cumplir aún. La alcaldesa y Héctor Gómez, su secretario municipal, son dos de los funcionarios cuestionados. Rojo por los delitos de fraude al Fisco y negociación incompatible, y Gómez por fraude al Fisco, una escalada que ha tomado un par de años a la Fiscalía y que parece tener un caso bastante contundente, considerando, al menos, las declaraciones de José Miguel Izquierdo, propietario de la empresa Main Comunicación Estratégica, y Mauro Robles, exdirector de Cultura municipal, quienes lograron suspender sus procesos a cambio de su cooperación en la investigación.

Todo eso deberá ser dirimido por las cortes respectivas una vez que comience el juicio.

Pero es evidente que un complicado presente como el actual impacta a la comuna. La posibilidad cierta de sacar del cargo a un alcalde es contundente, pero mucho más la incertidumbre actual de un asunto tan preciso: la suspensión del cargo.

Es de esperar, por el momento que vive Antofagasta, sometida a una pandemia y antes al estallido social, que el asunto sea despejado prontamente Y, por supuesto, de acuerdo a la ley. Estos instantes de incertidumbre administrativa no son buenos para nadie y es aconsejable resolverlos, cualquiera sea la salida, toda vez que el presente apremia con una coyuntura inédita y compleja que exige liderazgo y toma de decisiones en el municipio y otros estamentos.

Señales evidentes

Aprendamos creyendo, observando el dolor de la historia, creciendo en el ejemplo que nos dieron nuestros antepasados.
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Recuerdo unos versos del profeta Jeremías, e imagino las circunstancias que le rodearon, viviendo una vida de aire de indiferencia y soberbia; Jeremías, despertaba cada mañana en un ambiente adverso, violento, castigador; miraba a su alrededor y predicaba la palabra que Dios le mandaba. El Señor buscaba el arrepentimiento de un pueblo ausente, sordo y ciego a los acontecimientos que los transportaban al final de siglos de historia.

"Así dijo el Señor: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman…" (Jer.10:2-5) Jerusalén se hallaba desbordada en lo social, en lo político y religioso. En una sociedad decadente a límites extremos, Jeremías cumplía su ministerio.

En medio de este aire enrarecido, los vientos traían noticias, presagios de muerte y señales, amedrentadas de desesperanza e idolatría. Jerusalén estaba ungida de ídolos, de modelos adoptados de otros pueblos, que Dios nunca les mandó. En cada llamado que hacía Jeremías, recibían de Dios, una nueva oportunidad, recibían una y otra oportunidad, pero ignorantes de las consecuencias, en sus mentes rebeldes y embotadas continuaron sus vidas alejados de Dios. Judá y Benjamín, dos de doce tribus que aún sobrevivían, el profeta les instaba a no temer las señales evidentes, mandamiento que no quisieron oír ni obedecer, Jeremías les clamaba que no siguieran ni creyeran las señales visibles, que no temieran, que se volvieran a Dios, que pusieran sus ojos, su corazón, sus ministerios, su fe, en el Invisible.

El pueblo que era pueblo dejó de ser pueblo, terminaron borrados, sumados en el mapa de las señales evidentes de otras naciones. En la actualidad el mundo vive atiborrado de señales y noticias de calamidades que presagian a diario un futuro nefasto. Uno de los hombres que decidió no seguir el camino de las naciones, fue Moisés. No obedeció las señales evidentes.

En uno de sus momentos más apremiantes, no se dejó llevar por las señales evidentes: Por un lado, la inmensidad del mar rojo, por el otro lado, el ejército más poderoso de la tierra con faraón a la cabeza y sin ningún camino alternativo a los ojos humanos. Señales evidentes. Todo evidenciaba una masacre absoluta. Moisés no tenía armas ni ejército; sin embargo decidió ignorar lo que todos preveían. Puso sus ojos en Dios, en el Invisible pero visible a los ojos de quienes creemos en él.

Nuestro Dios abrió un camino en el mar; camino de vida a su pueblo y camino de muerte a sus enemigos. Aprendamos creyendo, observando el dolor de la historia, creciendo en el ejemplo que nos dieron nuestros antepasados de la fe. Actualmente no podemos negar los hechos presentes; no desmayemos, confiemos, el futuro depende de la fe de una Iglesia que rompe las señales evidentes.

Sergio Lagos Luciano,

Pastor Evangélico

¿Qué queremos? ¿Cómo lo lograremos?

"Debemos aumentar la inversión. Reiniciar los proyectos que estaban en marcha y que fueron suspendidos". Fernando Cortez Guerra, Gerente general, Asociación de Industriales de Antofagasta
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¿Qué queremos?: vida y trabajo. Una de las características de las catástrofes es que facilitan la identificación de las prioridades. En esta terrible pandemia, donde el contagio letal masivo es una realidad, la prioridad uno es hacer los máximos esfuerzos para asegurar la salud y vida de cada persona. Lamentablemente nuestra región está entre las regiones con más casos de contagios y fallecidos. Las cuarentenas, lavado de manos, teletrabajo, reducción de movimiento de personal, suspensión de actividades masivas, protocolos de seguridad en las empresas, uso de mascarillas, suspensión de clases, son parte del compromiso que todos debemos priorizar y respetar hasta conseguir frenar los contagios y fallecimientos.

Es cierto, debemos vivir, pero la evolución de esta crisis también nos ha ido dejando muy en claro que no basta esa prioridad, las personas necesitan comer y para ello necesitan los ingresos que da el trabajo (prioridad dos). Los subsidios de emergencia no son sostenibles, se agotan en el corto plazo porque el estado también necesita ingresos y esos, sólo los brinda el trabajo. Las últimas cifras ratifican que nuestra región sigue liderando las tasas de desempleo en el país, con pérdidas que superan los 40.000 empleos en el último año. Además, el trabajo humaniza, dignifica, integra y desarrolla a las personas. Vida y trabajo son los dos objetivos que la región debe priorizar en este escenario.

¿Cómo lo lograremos?: Con más cluster minero y con más inversión productiva y social.

Para la reactivación económica y social en nuestra región se deben fortalecer los encadenamientos productivos con prioridad en las empresas regionales y en el empleo local. Esta regionalización del cluster minero, significa tomar decisiones corporativas que minimicen las filtraciones hacia otras regiones. Toda la cadena de producción debe priorizar la contratación de proveedores y mano de obra local. Esta es una responsabilidad de todas las empresas e instituciones localizadas en nuestra región. Sin duda, las empresas mineras son claves, pero a ellas deben sumarse otras importantes empresas que han estado ausentes del compromiso regional: Bancos, Afps, Isapres, Grandes Tiendas Comerciales, Farmacias, Grandes Contratistas.

En paralelo, debemos aumentar la inversión. Concretamente, se deben reiniciar los proyectos que estaban en marcha y que fueron suspendidos; agilizar la tramitación y aprobación de los proyectos en cartera; ejecutar un robusto paquete de proyectos de inversión pública y, dar inicio a un muy agresivo y seductor plan de promoción de la región de Antofagasta como destino para nuevas inversiones, donde el suelo fiscal y Exponor 2021 (con Alemania como país invitado) deben jugar un rol muy destacado.