Algunos clubes ya están incluso en la tercera etapa, como Huachipato. Volver a entrenar contempla una primera parte con trabajos individuales y sin contactos con los compañeros, incluso con llegada y salida del recinto de trabajo sin paso por camarines. La segunda es con trabajos en grupos de cinco o seis jugadores para ir aplicando algo de labor táctica. Se estima que recién cuando el último equipo profesional chileno retome las prácticas se podrá contabilizar el reinicio de las competencias oficiales.

Mientras algunas regiones como la de Antofagasta se mantienen en su peak de contagios por COVID-19, la eventual mejoría en otras zonas hace pensar en que este año sí habrá finalización de torneos. Se reiniciará en los últimos días de agosto o primeros de septiembre, con un formato a definir -más corto, se descarta jugar calendarios originales- y los partidos integrarán hasta cinco cambios en tres opciones pedidas por las bancas, duelos sin público en las graderías y buscando el menor contacto de futbolistas.

La ANFP estableció los criterios para que el cuerpo de árbitros comience con su preparación para afrontar los torneos, los que definen exámenes anteriores para descartar casos de contagios, trabajos en un centro determinado y con las medidas de prevención chequeadas por las autoridad sanitaria y una serie de normas para los jueces y asistentes, como no compartir camarines en su período de entrenamiento o el no saludarse antes y después de cada sesión.

A lo mínimo se reduce la recomendación de ANFP para las concentraciones de los clubes durante el resto del año, una cuestión que está pensada principalmente en el trabajo de la selección chilena cuando juegue como local, ya que en el caso de los clubes nacionales se recomienda no concentrar cuando se juega como local. No obstante, pensando en los duelos de visita, así como en las excepciones, el protocolo sólo permitirá que 18 jugadores concentren, más dos integrantes del cuerpo técnico, uno del cuerpo médico y un corrdinador.

Se extiende a los cuerpos técnicos y árbitros y pasa por entregar información definitiva de cómo se debe afrontar cada período de retorno, así como de las reales opciones que tiene alguien de contagiarse de COVID-19. La propuesta apunta a constante entrega de material didáctico para los integrantes del plantel apuntando a mantenerlos alerta pero también para reducir los cuadros de ansiedad por la enfermedad así como garantizar que siguiendo el protocolo no existe riesgo.

Quedó definitivamente establecido que en período de entrenamientos, los jugadores deben ir en solitario al lugar de trabajo y se prohiben los viajes "colectivos" entre compañeros. Para los partidos oficiales, el protocolo recomienda que las delegaciones siempre deben estar pensadas con el menor número de personas. Cualquier síntoma respiratorio 24 horas del viaje descarta al integrante y se evitarán los check in masivos -los hace el coordinador- y desde hoteles a estadios deberán usar ojalá dos buses por equipo.

Evitar contactos en época de prácticas será vital y por ello, no se permitirá presencia de medios en entrenamientos y los clubes, a través de sus áreas de comunicación deben surtir de material informativo in situ. Una vez en torneo, será autorizado sólo un número reducido de profesionales en los recintos, quedando descartado el ingreso de equipos radiales completos a casetas -deberán coordinar transmisiones conjuntas- y terminándose el sistema de zonas mixtas, quedando la opción de que los clubes implemente conferencias de prensa virtuales.

En principio, se descarta cualquier opción de tener asistencias en los estadios y los clubes deberán definir si por medio de estáticos y otras estrategias entregan la opción a sus socios y abonados de marcar presencia durante los primeros meses del fútbol en pandemia. La medida puede irse estudiando a medidas que los avances en combate contra el Coronavirus sean exitosos aunque el criterio general indica que recién se permitirá retorno de espectadores a los estadios en 2021.