Aumento de las ollas comunes
El trabajo que desarrollan los vecinos, hace meses es notable y muestra de que hay tejido social en nuestra región. Hay sectores que deben apoyar estas iniciativas. La Región de Antofagasta es un territorio que ha alcanzado notables cifras macroeconómicas. Pero al mismo tiempo ha sido un atractor de pobreza, que ha quedado escondida para muchos.
Son, al menos, 55 las ollas comunes que se han instalado en la capital regional, las que también se han dispuesto en otras localidades como Calama y otras localidades. Es la respuesta a una situación extrema de personas y familias que lo están pasando muy mal. Resulta notable que la primera respuesta de ayuda sea de los propios vecinos y de entidades populares como la Vega de Antofagasta, que han hecho enormes esfuerzos por prestar auxilio.
Es cierto que se han sumado empresas y organizaciones civiles, pero son los propios habitantes del territorio quienes han llevado el esfuerzo y han liderado desde los espacios, esta solución que da esperanza.
A pesar de lo que pueda decirse, el tejido social no está roto y se restablece con estas acciones de enorme consecuencia.
Hay algo que debemos tener muy presente y es que las dos crisis recientes han puesto en evidencia la fragilidad de la sociedad local, manifestada en un éxito económico evidente por un lado y una pobreza creciente, por otra.
No son situaciones contradictorias en ningún caso. La Región de Antofagasta es un territorio que ha alcanzado notables cifras macroeconómicas en reducción de pobreza, igualdad e ingresos, entre otras.
Pero al mismo tiempo, ha sido un atractor de pobreza y ha tenido un olvido palpable con muchos territorios, especialmente de las ciudades, que han sido postergados e invisibilizados, dejados a su suerte, sin ayuda pública, con manifestaciones concretas en una pobre calidad de vida y una escasa o inexistente oferta de bienes de uso público.
Un análisis del Instituto de Políticas Públicas de la UCN, explicitó que en la capital regional son unas seis mil personas las que se apoyan y comen gracias a estas acciones. Esa es la magnitud y el impacto de esta acción.
El llamado a colaborar es amplio. Nuestra región no merece este momento y es tiempo de tender la mano, honesta y cariñosa a quienes hoy lo necesitan. La urgencia es hoy, por una cuestión de respeto por la humanidad, quienes puedan aportar con comida o recursos, deben hacerlo.