El coronavirus por el mundo
Queda la impresión que el liderazgo político y la disciplina de las personas son dos hechos clave para enfrentar con éxito la pandemia. Ciertamente es difícil ecualizar dos exigencias tan relevantes: lo sanitario y la economía. Parece evidente que lo segundo no será conseguido sin lo primero, por lo que la ayuda del Estado es fundamental.
Una conversación sostenida el pasado jueves con siete nortinos repartidos en distintas partes del mundo entregó algunas luces de cómo se ha vivido la pandemia en muchas naciones y cómo ven aquellos compatriotas lo ocurrido en nuestra región de Antofagasta y el país.
El contacto fue realizado con profesionales de Argentina, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Finlandia, Francia y Australia, países con realidades disímiles y comportamientos muy distintos para enfrentar el coronavirus.
En los casos más exitosos, sobresalen dos cosas: el apoyo y potencia del Estado en la generación de políticas públicas y la severa autodisciplina de la población. Es decir, junto con el ordenamiento de la autoridad, hay también un control que es propio de los ciudadanos, expresado en un respeto por las recomendaciones básicas que los expertos han repetido durante todo el año: distancia social y evitar las aglomeraciones, lavado de manos, entre otras.
De los casos conocidos, Australia, Canadá y Finlandia parecen haber salvado bastante bien las dificultades, no así -al menos en un principio- Inglaterra y Francia que estuvieron entre las naciones más golpeadas. Argentina es un caso que se complicó en los últimos meses, pese a sostener la cuarentena más extensa del planeta: desde marzo. Hoy suma sobre 451 mil enfermos con lo que desplazó a Chile del décimo lugar mundial.
Y Estados Unidos -el país más golpeado por la pandemia- es el peor ejemplo: la nación más rica del planeta suma 6,17 millones de enfermos (en el mundo hay 26,4 millones de contagiados, de los cuales 17,6 millones están recuperados) y 187 mil decesos. Es sabido que en Norteamérica la crisis tuvo un impensado escollo en el presidente Donald Trump, quien restaba importancia al covid -la calificó de "gripecita" igual que el brasileño Jair Bolsonaro- e incluso se negaba a usar mascarilla en sus apariciones públicas.
Cada país ha reaccionado de manera diferente y los resultados están a la vista; sin embargo, queda la impresión que el liderazgo político y la disciplina de las personas son dos hechos fundamentales para el éxito.