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"La pandemia nos va a cambiar para bien"

IDENTIDAD. El ingeniero en prevención de riesgos, Roberto Robles tiene una vida ligada al deporte de la comuna.
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Es parte de una tradición de calameños "de tomo y lomo". Roberto Robles Mercado (44), el mismo que lidera hoy el afamado Team Trek Zorro Bike reconoce que "mi padre es de Calama, sus cuatro hijos nacimos acá y mis dos hijos también son calameños y muy identificados con su tierra".

¿Y siempre estuviste conectado con el deporte?

Desde chico. Jugaba al fútbol acá en Calama y después, cuando fui a estudiar a Antofagasta empecé a jugar rugby porque mi hermano (Luis) estaba en el equipo de la UCN. Allí tuve una lesión grave, rompiéndome los ligamentos cruzados de la rodilla. En ese tiempo me había comprado una mountainbike para ahorrarme transporte. La misma que después me iba a ayudar a la recuperación...

-¿Tu primera bicicleta?

Para MTB sí. Antes había tenido una mediapista cuando era más chico, cuando tenía como once años. Porque en esa época mi ídolo era el triatleta Cristián Bustos. Entonces, yo jugaba a nadar en el río Loa, después hacía un tramo en bicicleta y un amigo se quedaba cuidándomela para que hiciera el tramo final trotando...

¿Nunca pensaste en dedicarte profesionalmente a eso?

O sea, de chico quería ser futbolista y después, cuando salí de cuarto medio y entré a estudiar en Antofagasta, me quería matricular en pedagogía en educación física. Pero mis papás no me dejaron porque decían "después te va a costar mucho llegar a fin de mes", porque mi madre fue profesora normalista. Y hasta el día de hoy les agradezco haber hecho eso.

-Fuiste dirigente de Cobreloa. Eso ya habla del carácter multifacético en el deporte...

La verdad es que fue más por casualidad. Mi padre, trabajador de Codelco toda la vida compró tres abonos en Pacífico para ir al estadio a ver a Cobreloa. De chico me crié en ese lugar y una vez que volví de Antofagasta después de formarme profesionalmente -es ingeniero en prevención de riesgos con mención en medioambiente- decidí retomar esa tradición, ya con mi mujer que conocí en esos años. Y compré los mismos abonos, hasta que me cansé de escuchar a gente que iba al estadio a insultar al equipo. Me pasé a la galería, con el Huracán Naranja, fuimos formando una facción y allí se dio que mucha gene me conoció. Cuando me invitaron de una lista fui y saqué la segunda mayoría...

En un sector que se autodenominó "Pura Sangre" y que generó cierta desidia de los hinchas al final. ¿Te arrepentiste de haber pertenecido a esa directiva?

Jamás. Di mi mejor esfuerzo. Lo pasé mal después porque algunos hinchas te insultan en el estadio, pero intenté trabajar y vivir esa experiencia fue increíble. Ser parte del club que amas, viajar con el plantel de jugadores, ser parte del fútbol desde dentro es un sueño hecho realidad.

-Imposible no preguntar qué crees tú que pasó con el club, que viviste desde fuera en sus mejores años y después desde dentro la experiencia Cobreloa...

Siento que la independencia de Codelco le terminó haciendo mal, perder esa espalda económica pero también de intervención y conducción que por años ejercieron. Además, el club se convirtió, por su condición de equipo grande, en una institución donde mucha gente quiere sobresalir, sacar réditos personales. Ahí se generaban guerras de egos. No sé ahora. Hoy sueño con que el club vuelva a primera división porque Cobreloa es una de las caras visibles de Calama. Si está en primera, Calama es más visto y considerado.

¿Y el mountaibike?

Apenas dejé de ser dirigente formalicé mi interés por andar en bicicleta formando Zorrobike en 2013. Pero fue en 2016 cuando mi hermano Luis y Benecicto Gajardo participan en la primera versión del "21 Leguas" y el "viejo Bene" gana su categoría. Ellos impulsaron que le pusiéramos personalidad jurídica al team, que intentaba imitar lo que hacían en el CCR con un equipo que competía en otras ciudades. Fuimos a representar a la ciudad a la Patagonia, pagábamos cuotas, compramos uniformes y cuando fuimos a comprar biciletas a Santiago se interesó la marca y firmamos el primer convenio. Ahí empezó todo.

Es un club que ya ha tenido presencia internacional, que hasta ficha corredores de proyección...

Nos sentimos muy orgullosos de lo que hemos ido construyendo y de cómo otros se identifican y forman sus equipos. Durante muchos años, Calama se caracterizó por no aprovechar sus recursos, sus senderos para aprovecharlos en el deporte. En la última década, han surgido muchas más iniciativas de gente que se junta, arma un club y sale a competir. Y se dan cuenta que tienen potencial y siguen creciendo. Nosotros, por ejemplo, ahora tenemos un streaming en vivo para hablar de este deporte porque hay mucha gente en Calama que está pendiente y practica la actividad.

-A qué le atribuyes ese cambio en el deporte local en la última década...

A que llegó gente que se atrevió a demostrar que el fútbol no es todo, que se puede desarrollar una política deportiva mayor. Es gente que siendo de acá o llegando acá se dedicó a organizar. Son más jóvenes, la gente de hoy es más valiente y se tiene más confianza. No tiene que ver sólo con el deporte sino que con una forma de ver la vida. Es más, la calidad de vida en esta ciudad debiese mejorar porque primero con el estallido social y ahora con la pandemia, yo noto una actitud diferente acá y en todo el país. Estamos más despiertos, más exigentes. Estoy seguro que la pandemia nos va a cambiar para bien como comunidad, que todos vamos a crecer un poco.

-Qué nos falta en Calama...

Reducir la contaminación, Es un tema preocupante y necesitamos autoridades locales que realmente tomen conciencia de que debemos cuidar a nuestras generaciones del futuro y su entorno.