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Angelitos

"¿Cómo lavar el dolor, entonces, en esa penumbra que no acaba, cuando se van los angelitos?". Francisco Javier Villegas, Doctor en Didáctica
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Este tiempo en que el encierro, el confinamiento y las dificultades sociales y económicas siguen envolviendo a la población, pareciera que no estamos ni siquiera entre paréntesis. Tampoco estamos en un tiempo de sobrevivencia o en eso que llaman "espacio de cuarentena". Porque los días se han ido en cuadruplicar, además, esa cantidad. A ratos, ni siquiera conectamos con el miedo. Sin embargo, hay familias anónimas que han estado, en esta pandemia, con un dolor postrero porque han perdido a sus angelitos. Y, hoy, solo claman por ese aire y aliento de amor inextinguible.

En el abrazo del abrazo hacia esos hijos todo tenía que alzarse para comprender la llama del alma donde se cruzaba el deseo de acompañar ese viaje de la vida donde nada debía quebrarse porque todo tenía que brillar. La lámpara de la realidad, como un aliento en extremo, era moverse siempre para acompañarlos. A lo que sentían. A lo que iban. A lo que deseaban. A tener un goce común. Era, entonces, un estar dando la lucha, corriendo tras ese vuelo de juegos, risas o sueños. Pero, también, a los remedios y las inyecciones. Era un deseo que se inclinaba, por cierto; era afanar en el día a día cuando todo se iba en contra. Aunque, a esos padres, se les iba ese dolor derramado y la ruta diaria no siempre encendía el aire para todos los esfuerzos.

En la luz de esos ángeles maravillosos, muchos padres van de anónimos investidos en ese fruto de la vida que es un regalo, para ellos, como un viejo misterio que nadie sabría explicar, muchas veces. Con un valor identificante, era regalarse el nombre de los hijos y su compañía, como que fuera el último instante; era quedar embobados porque la propia piel es la que se queda en el nombre de esos angelit@s y en ese color que hoy, en este tiempo de sufrimiento, en muchos casos, desaloja y conduele. No digamos todo lo que se hace y todo lo que ovilla el corazón de madres y padres. No escribamos toda la realidad de esa navegación. Ni tampoco miremos esa luz de sueño que nos corta el alma. Sin embargo, hay angelit@s que, en estas semanas, han partido porque la propia vida les ha costado. Porque no hubo un contenido de primera luz que hiciera el milagro de la vida misma ni tampoco, en este tiempo, existió la previsión de salud desde nuestro Estado.

Así, l@s angelit@s, que no se quejaron en el aire y solo levantaron el íntimo deseo de tener sus propias alas, estuvieron aquí como niñ@s bellos escuchando los ánimos de sus padres, recibiendo el corazón como un cielo inundado de estrellas y en ese solar, a pesar de todos los dolores, miraron a los que más los amaron, en esa vida que era como una montaña dulce y lejana; en esa complicidad y comunión que era otra mirada como un manojo de lilas o una cosecha de sentires. Tal, como dijo la divina Gabriela, dando el regazo sobre llagas y duelos humanos.

Las cosas que hacen enternecer, los dejaron absorbidos porque era el trabajo del amor con los hijos. Más aun, mirando a esos padres que derramaban callados la penumbra cegada de una enfermedad. Cuando parte un ángel ya no andas, entonces; te quedas en silencio, en secreto y te vuelves a un estado de no querer nada. Te olvidas de ti. Es una marca insoslayable porque no sabes qué decir, qué contar, qué sentir. ¿Dónde quedaron esos despertares, el estar en casa, sus fidelidades alegrando a todos a pesar de ese pulso que se exhalaba temblando?

Calles sin cuarentena

Cuando vayas por la calle toma conciencia, que el que va a tu lado no es solo un ente más, es una persona.
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Por fin salimos de cuarentena, todos alborotados, todos estamos hartos del encierro, y es que estamos a poco de cumplir casi un 7 meses encerrados, pero salir de cuarentena no significa que el coronavirus ha dejado las calles del país, y debemos seguir cuidándonos, pero también debemos aprovechar el poder salir, en Calama lamentablemente siempre he pensado que hay pocos parques para los niños, pero lejos de quedarme con ese pensamiento prefiero darme cuenta por mi propia cuenta, al recorrer las calles de nuestra ciudad me doy cuenta que aun siguen los eventos (hoyos) en las calles, hay muchos autos y personas en las calles, no obstante el ambiente se siente diferente.

Será que este encierro nos ha vuelto más individualistas, es verdad que, con las filas interminables, hemos tenido que desarrollar la paciencia, pero aun nos falta desarrollar aun mas empatía, empatía por la familia, la pareja, los hijos, el vecino, el desconocido que nos topamos en la calle, las noticias nos hablan de cada vez mas intolerancia y eso se puede deber a la falta de contacto físico, a la falta de emocionalidad, y no hablo de conmoverse con la película del Netflix, sino que hablo de conmoverme y sobre todo aportar un granito de arena a la realidad que hay frente a nuestros ojos, nuestra ciudad sufre, ya sea con la partida de un ser querido o con la escases, la incertidumbre de encontrarse sin trabajo, el estrés del cansancio y falta de esparcimiento.

Cuando vayas por la calle toma conciencia, que el que va a tu lado no es solo un ente más, es una persona, con quizás tus mismos miedos y preocupaciones, y quizás una persona que en esta cuarentena ha dejado de compartir con el exterior, que en todo este tiempo no ha hablado con nadie en persona, porque es cierto que los medios de comunicación nos acercan pero es muy diferente hablar por medio de un celular, que hablar en persona.

Que esta cuarentena sirva para hacernos más humanos, no se trata de sobrevivir, de ir al supermercado y acaparar todo, no se trata de ser individualista, se trata de aprender una gran lección, con toda esta incertidumbre ya no sabemos en que momento volveremos a la supuesta normalidad, si los niños volverán a las escuelas el próximo año, por lo que intentemos algo diferente, intentemos conectarnos emocionalmente, ver al prójimo como un igual y ayudarlo para crear una mejor ciudad. Todos podemos aprender en este tiempo de pandemía.

Patricia Canales Rojel,

Psicopedagoga

Eleccionesen Estados Unidos

El presidente Donald Trump no solo ha impresionado al mundo, también ha dividido a la sociedad de su país hasta niveles poco vistos. Las elecciones presidenciales de 2020 se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020. Donald Trump, se enfrentará al candidato demócrata Joe Biden, quien fue vicepresidente de Barack Obama.
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Poco proclives a observar lo que ocurre en el mundo somos los chilenos, aunque es fuera de nuestras fronteras, en especial entre las naciones más poderosas, donde se toman decisiones que impactan profundamente nuestro quehacer cotidiano.

Estados Unidos está actualmente en medio de un proceso electoral que puede implicar la reelección del presidente Donald Trump, o bien, de otra alternativa. La del demócrata Joe Biden aparece como la posibilidad más cierta en ese ámbito. Como pocas veces, la principal potencia del planeta está estresada y dividida, en particular por los efectos de casi cuatro años de administración del señor Trump.

Difícil no advertir que el mandatario ha cruzado varias líneas, ha encerrado a nación y ha sumado complicadas escaladas con China e incluso con sus socios europeos, mientras Latinoamérica parece más lejana que nunca de los intereses estadounidenses.

¿Ha hecho Trump de EE.UU. un mejor país? Los resultados económicos hasta antes de la pandemia eran muy buenos, pero el manejo del coronavirus ha sido paupérrimo, al punto que esa nación es la más golpeada en número de enfermos y víctimas fatales.

Uno de los puntos más complejos ha sido el conocer que Trump mintió a sus ciudadanos respecto del peligro que implicaba el COVID-19, según lo deja en claro el último libro de Bob Woodward, "Rage" (Rabia). Antes, en "Fear" (Miedo) había puesto en tela de juicio la idoneidad y conocimiento de Trump respecto de política exterior, con el relato de varios de sus hombres más cercanos.

El mundo estaba acostumbrado a los populistas, nuestra región latinoamericana especialmente, pero no el llamado Primer Mundo. Hoy lo conocen de cerca con el magnate de los negocios inmobiliarios.

El problema es que la magnitud de la influencia estadounidense marca el mundo. De allí que la incertidumbre y los temores de conflictos y recesiones por las guerras comerciales que lleva adelante se hayan multiplicado. EE.UU., debe recordarse, es un tercio del PIB planetario. Resulta difícil creer que Trump corregirá sus errores y enmendará el camino, veremos qué decisión es la que toman los ciudadanos de ese país.