Clúster industrial en la región
Generar un polo de servicios a la minería con asiento en el territorio es una necesidad de decisión política y sólo puede producir virtuosismo para todos sus actores. Hace tiempo que debiera estar en nuestro esfuerzo consolidar esta idea, que exige más compromiso de las empresas mineras y proyectos de desarrollo para nuestras ciudades, en especial Calama y la capital regional.
Aproximadamente US$ 20 mil millones gastan cada año las empresas mineras en sus proveedores de distinto tipo y, contra lo que pudiera creerse, la mayoría no tiene asiento en la Región de Antofagasta, territorio donde se genera el grueso de la actividad, sino en Santiago.
Razones pueden haber muchas, desde el centralismo político y económico del país, hasta la imagen deteriorada de nuestras ciudades.
Lo lógico sería que la cadena logística de una actividad que se desarrolla en este territorio, también tuviera asiento local, sin embargo, eso no se ha conseguido, pese a que las condiciones objetivas existen.
Pocos lo saben, pero la Estrategia Regional de Desarrollo 2009- 2020 tiene como uno de sus ejes estratégicos "promover la consolidación del complejo productivo minero, industrial y de servicios especializados orientado al desarrollo económico territorial y fortalecer la diversificación de la estructura económica en la Región de Antofagasta".
Es decir, esta es una prioridad estratégica de la región, lo que también han recomendado expertos e incluso un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde: tener un territorio que alcance el desarrollo pasa por generar un clúster fuerte en este espacio, que es desde el cual se extraen recursos que no son renovables.
No hay dos versiones para sostener que el asunto es absolutamente fundamental para el mañana de la región. Consolidar una industria de servicios y tecnología potente, ampliaría el futuro del territorio en el tiempo y hacia otros horizontes internacionales.
Pero el comportamiento de las grandes mineras para apoyar estos desarrollos es bajo o desconocido. La región tampoco ha sido capaz de generar data cuantificable y evaluable en el tiempo, con el fin de saber si hay mejoras o empeoramientos, como parece haber ocurrido en los años recientes.
Lamentablemente, el discurso de la consolidación de un clúster industrial tiene mucho de aspiración, demasiado de buenas intenciones, pero no sabemos exactamente de qué y quiénes estamos hablando. Cuál es la cadena? ¿Cuáles sus actores? ¿Qué están haciendo? Ordenar esa información es demasiado relevante para obviarla como ha ocurrido hasta ahora.