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"El folklor salitrero no debe morir"

IDENTIDAD. Oscar Tapia, cantante de la Estudiantina "Chañar".
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Oscar Tapia Tapia, es pampino de cepa con alma de "calichero". Profesor de Educación Básica, nació en la oficina "Alemania" hace sesenta años y ya desde los cinco, entonaba las canciones que escuchaba de sus mayores. Número puesto en los cumpleaños, fiestas familiares o actos escolares, cultivó en sus años mozos el género popular, que no ha abandonado del todo. El vínculo con los ritmos del ayer, de esa música que lo arrulló en su cuna, se esboza cuando asoma por una de las tunas locales.

Y se concreta a cabalidad, cuando como integrante de la Estudiantina "Magisterio", se encarama en el escenario de la Quinta Vergara, para defender el tema "Nostalgias Salitreras", de autoría del profesor Jorge Hiche, que no obtuvo gaviota, pero que se convirtió en el himno de las generaciones pampinas de ayer y hoy. Eso fue el año 1990 y muchos vientos han soplado desde entonces. Hoy, los viejos pampinos lo cantan entre lágrimas y nostalgias.

¿Qué heredaste de tus padres y que recuerdos te dejaron sus enseñanzas?

- La dureza de la vida en la pampa, los rigores, las precariedades nos fueron templando como familia. Recibimos valores que aún mantenemos. Aprendimos a enfrentar la pobreza y transformarla en fortaleza; a ser solidarios, esforzados. A valorar los mínimos logros. Mis padres llegaron enganchados, pero yo me "desenganché" el año 1965, cuando -a los doce años- me vine becado a la Escuela Hogar". Soñaba con conocer el mar y con ser profesor. Conocí el mar en los Baños Municipales y aún soy profesor, aunque mi jubilación está a la vuelta de la esquina.

¿Cómo comienza esa pasión por el canto?

- Comencé a cantar a los siete años. Pero mi pasada por el Liceo Industrial me dio la oportunidad de participar en concursos que gané. Luego fui tenor en el coro de la UTE, en el conjunto coral de la U. de Chile y en el coro Magisterio de Antofagasta. Luego, en la Tuna de la UA, fui solista en el género de "Reminiscencias". En 1987 formamos una Estudiantina, con repertorio de las Filarmónicas pampinas. Esa fue la música que causó sorpresa y desazón en Viña, el año 1990. El folclor pampino era desconocido en Chile y Viña del Mar nos dio la opción de mostrarlo al país y al mundo. Y a decir verdad, gustó, pese a la oposición centralista. Tres años después estuvimos en el escenario de Olmué y los aplausos fueron la mejor prueba de que le estábamos mostrando las vivencias pampinas a todo el país… Desde aquel tiempo luchamos por mantener encendida la lumbre del folclor de los pampinos, lo que se cantaba y bailaba en las filarmónicas.

¿Y eso de abrazar la docencia, como ocurre?

- Ser profesor era uno de los sueños que sostuve con mayor firmeza desde los años de mi infancia en la oficina "Alemania". Tenía profesores que eran un verdadero ejemplo. Un modelo a toda prueba. Y los quise imitar. Me esforcé para ello y la Universidad me permitió ese privilegio. Ahora vivo esta realidad: soy maestro y he ejercido en varias escuelas de nuestra ciudad, procurando transmitir en mis alumnos lo mejor de mis recursos profesionales.

¿Qué es lo que identifica de mejor manera al nortino…?

- Yo soy nortino ciento por ciento. Soy pampino de nacimiento y antofagastino por adopción. Llevo medio siglo viviendo en esta linda ciudad y lo que mejor nos identifica es esa manera que tenemos para enfrentar los rigores de la vida. El coraje para encarar los problemas… Esa solidaridad que aflora cuando la tragedia o una desgracia nos afectan. Los nortinos somos tercos, que no dejamos de soñar que vendrán días mejores. La dureza vivida en la conquista del desierto nos templó y nos moldeó el espíritu. ¿Sabe?... Yo digo que los nortinos somos de otra raza.

¿Qué sueños tiene pendiente…? ¿O, qué deuda tiene la vida con Oscar Tapia"

- Yo me siento realizado. Soñé con cantar y estuve en el Festival de Viña… Soñé con ser maestro y hace cuarenta años que trabajo en las aulas…Lo que anhelo es que la música de la pampa, el folklore salitrero siga sonando. La música de la pampa no debe morir.. Es una herencia que debemos mantener a todo precio. Y ese es el desafío para las generaciones jóvenes… Llevar los ritmos de las Estudiantinas a todas las esferas, a todos los niveles… A todo Chile… Estamos con presiones culturales muy fuertes, provenientes del extranjero. Tenemos que defender lo nuestro, lo que nos pertenece… En lo íntimo, sigo soñando encontrar el amor que aún espero.

¿Qué consejos daría a los antofagastinos, en estos tiempos difíciles que vivimos?

- Tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás. Aprender a soportar el encierro. Transformar esta crisis en fortaleza, apreciando el valor de la familia, respetándonos los unos a los otros. Ahora que la casa vuelve a reunirnos, aprovechemos de regalarnos afectos, de tolerarnos y comprendernos. Juguemos, cantemos, oremos… Todo lo que hagamos juntos, será por nuestro bien. Cuando respetemos las normas y seamos responsables de nuestros actos, disciplinados, las cosas van a andar mejor.