En cierto sentido, las galaxias son como seres vivos: nacen, crecen y mueren a lo largo de miles de millones de años. Cómo ocurre esto es una de las grandes preguntas en astrofísica contemporánea. Cuando las astrónomas y los astrónomos hablan de la muerte de una galaxia, en realidad se refieren al cese de la formación de las estrellas. Eso se produce, por ejemplo, cuando no hay más gas disponible en las galaxias para formar nuevas estrellas. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, ya ha consumido la gran mayoría de su gas pero sigue formando estrellas. ¡No está muerta todavía!
La formación de estrellas no es la única senda para agotar el gas. Una galaxia también puede perder su gas antes de poder convertirlo en estrellas. En un artículo publicado en la revista científica Nature Astronomy, un equipo liderado por una investigadora de la Universidad de Durham (Reino Unido) y de la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas de Francia reportan la observación de la lejana galaxia ID2299 con el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter Array en inglés, ver imagen, ©Sangku Kim/ESO), ubicado en el cerro Chajnantor de nuestra región. Encontraron que, de manera muy sorprendente, esta galaxia ha perdido casi la mitad de su gas. Determinaron que está viviendo un evento muy violento que podría poner fin a su vida: una colisión con otra galaxia. Este evento está creando gigantescas colas de marea, con un mecanismo físico similar al que crea mareas en nuestro planeta, arrancando el gas de la galaxia.
Entonces, como las galaxias en el universo, necesitamos un poco de distanciamiento físico a fin de preservar nuestra salud.
Médéric Boquien es astrónomo del Centro de Astronomía de la U. de Antofagasta, www.astro.uantof.cl