Desde hace un mes ladrones se llevan plantas y especies desde un parque en villa Ascotán
DAÑOS. Encargados del recinto efectuaron la denuncia por los constantes robos que han mermado a las áreas verdes.
Impotencia, frustración y también molestia existe en el sector de la junta de vecinos número 10 de la Villa Ascotán de Calama, producto del constante robo de plantas, árboles y distintas especies arbóreas de la plaza conocida popularmente como el 'Parque de Palos'.
Este espacio que desde hace 30 años entrega al sector una área verde con juegos, y sectores para el buen uso del tiempo libre, cuenta con bastantes especies, al menos hasta hace un mes atrás "cuando comenzó este verdadero daño, se llevan toda clase de plantas, incluso palmeras, destruyendo además rejas y las estructuras que cobijan a las plantas", comentó Carola Castillo, quien mantiene y cuida el Parque de Palos en villa Ascotán.
Rafael González, presidente de la junta de vecinos número 10 de la villa Ascotán dijo que "han sido bastante destructivos con el equipamiento instalado en el parque. Rompen columpios, las mallas de protección, cercas, además de llevarse las distintas especies acá plantadas".
Robos
Especies como peyotes, palmeras, rosa del aire, sábilas, e incluso matas de rudas han sido extraídas desde el Parque de Palos, "e incluso he salido a espantar a mujeres con coches que llegan acá y se llevan este esfuerzo de mantener un área verde acogedora", agregó Carola Castillo.
Una de las presunciones que tiene quien cuida e invierte en la mantención del parque "es que nos hemos enterado que las palmeras por ejemplo, ya con algún tiempo de crecimiento, cuestan en promedio los 40 mil pesos, los peyotes unos 60 mil. Creemos que hay razones para entender que se las llevan para hacer negocios", dijo Carola Castillo.
Uso
Debido a la pandemia activa, "el lugar no ha podido ser frecuentado por quienes más lo disfrutan, los niños de jardines infantiles que venían hasta acá, disfrutaban de la sombra, conocían las especies y había una interacción permanente con ese tipo de establecimientos, vecinos y también quienes pasan y se sientan y se refrescan con la sombra. Pero este virus mermó su uso, y comenzó el daño. Primero con las instalaciones. Ahora con las plantas y árboles", agregó Rafael González.
La preocupación del matrimonio y de los vecinos de la junta vecinal número 10, los ha llevado a efectuar controles hasta la madrugada en el lugar, "y porque esto ya es el colmo. No hay respeto alguno. Se trata de un parque por más de 30 años ha servido para encuentros, el buen uso del tiempo libre, la sana convivencia, y por contar con áreas verdes que tanto cuesta tener en Calama. Por eso nos organizamos para mantener una vigilancia para evitar que se sigan robando las especies", explicaron.