Historia de una realidad
"Es necesario abundar en la palabra. Más allá de toda sombra. Y más allá de toda presión indebida". Francisco Javier Villegas, Escritor y docente
Incertidumbre, abusos; marchas, dignidad; encierro, pandemia, dolor; cesantía, retiro de los escasos recursos; presos en las cárceles, injusticia; furia, revuelta, represión; teleeducación, experiencia histórica, teletrabajo, locura, feminismo, toque de queda, misterio, desolación: una suma de expresiones que son la angustiosa transparencia de la realidad a través de tantas palabras y sensaciones como un golpe certero a lo que un tiempo se señalaba como normal ¿Qué podemos decir de este espanto de la realidad humana y pública?
Para formarnos una opinión de la realidad necesitamos una práctica de conversaciones y de diálogos que no siempre tenemos. Menos, parece, en este tiempo. Para formarnos una opinión, en la actualidad, y crecer en el cambio, las personas tendrían que establecerse en una amplia gama de saberes y de actitudes para ir buscando los intersticios de esas opiniones e informaciones. O sea, no seguir a la televisión, dejando la anestesia atrás, y asumiendo alguna reflexión crítica. En una palabra, es un asunto que conecta con la educación cuando se dice que los estudiantes, por ejemplo, deben tener un pensamiento crítico con el propósito de comprender mejor su sociedad.
Según Teun van Dijk, un gran profesor holandés y eminencia mundial en el análisis del discurso, la complejidad de nuestro tiempo está siempre cruzada por el ejercicio del control social porque existe una élite simbólica e ideológica que tiene un discurso y que controla todo tipo de lenguajes, temáticas, textos, informaciones y argumentaciones. "El discurso controla mentes". Y, yo digo, que las mentes controlan hasta los aromas, y lo trascendental, pasando por los espacios y los contextos de toda la sociedad y sus organizaciones.
Simultáneamente, la realidad se hunde en una abismal y cruda experiencia que tenemos como país ante los variados sucesos que, esperanzadoramente, según lo que algunos creen, nos cambiaría como sociedad. Por lo mismo, es necesario abundar en la palabra. Más allá de toda sombra. Y más allá de toda presión indebida. El detalle es ¿cómo lograrlo? Tal vez, se puede partir desde una promesa o de alguna casualidad donde nada es detenido o si nos arrojamos al sentido común, algo tan escaso hoy día, podemos encontrar una respuesta más limpia y más bella. Para cambiar todo y para ver la realidad en sus segundos y minutos, porque avanzamos más rápido de lo que creemos, es necesario, creo, no aferrarse al mundo viejo, al mundo que dice que la libertad es un fantasma.
¿Cuál es el problema? ¿Los líderes? ¿Los corruptos? ¿La dictadura de la burocracia? ¿La sociedad que no despliega sus colores porque está cegada? ¿El status y el poder? ¿Los gobiernos? Porque, en rigor, vemos expandir el globo de la seudodemocracia aumentando, de manera increíble, las desigualdades de todo tipo. La locura nos hunde en esta experiencia en que nada cae en la satisfacción. Nada se siente, parece, aunque tengamos el índice más alto de suicidios porque ni las pasiones ya nos pertenecen. ¿Cómo transformar la historia de esta realidad…?