La restricción vehicular
Finalmente el Gore suspendió la medida anunciada el jueves. En concreto, no habrá restricción en Antofagasta y Calama, que en todo caso siguen en fase 1. Anunciar medidas y a los pocos días derogarlas confunde, resta credibilidad y da la sensación de que se improvisa, en momentos que la autoridad lo que requiere es justamente todo lo contrario.
La conducción de cualquier crisis, requiere decisiones oportunas, serias y fundadas en datos reales. A veces estas decisiones serán controvertidas, y es ahí donde la gestión política debe lograr que todos, o la mayoría al menos, se pongan detrás de aquello que los hechos objetivos indican que es lo mejor para un colectivo.
Ayer fuimos testigos de un hecho notable. 72 horas después de que el gobierno regional anunciara que la restricción de vehicular se extendería a todos los días de la semana en Antofagasta y Calama (ya regía sábados y domingos), ésta se suspende por razones que cuesta entender: el mejor uso de los permisos temporales por parte de la comunidad durante los días posteriores al anuncio.
Debe tenerse presente que desde el Gore se difundió un calendario para que la mayor cantidad de personas estuviera informada de cuándo no podría circular, y se dictó un decreto detallando las excepciones a la regla, entre ellas, los vehículos de emergencia, fiscales, y los destinados a las faenas de limpieza, transporte de carga, pasajeros urbano e interurbano, de transporte privado remunerado, taxis básicos, servicios de delivery vehículos de trabajadores con permiso colectivo, por citar algunos.
La medida fue cuestionada desde el comienzo, pues parecía poco efectiva para reducir los contagios y más bien complicaba los esfuerzos de trazabilidad, al obligar a las personas a usar vehículos de locomoción colectiva para desplazarse. Y todo esto, en medio de un proceso de vacunación que todos aspiramos a que sea lo más masivo y veloz posible.
Claramente la pandemia ha sido un proceso de aprendizaje para todos, y en ese proceso se pueden cometer errores u omisiones, pero cabe hacer presente que el mencionado es un tropiezo vergonzoso.
Anunciar medidas y a las pocas horas derogarlas confunde, resta credibilidad y da la sensación de que se improvisa, y todo esto en momentos que la autoridad lo que requiere es justo lo contrario, mostrar que está en control de la situación y que ésta se maneja con seriedad y total fundamento técnico, no en base a percepciones o "tincadas".