Actuar, pero contemplando al resucitado
"La invitación es a actuar, teniendo presente que hay mucho por hacer y cambiar, en mí mismo y a mi alrededor".
Este domingo en nuestro país estamos convocados a participar en un acto democrático y de participación ciudadana a través de las elecciones de gobernadores regionales, alcaldes, concejales y por supuesto la que es considerada la elección más relevante de los últimos 30 años, la elección de los constituyentes que redactarán una nueva Constitución.
Lo descrito nos ha mantenido todos estos días preparándonos para este acto cívico a través de las campañas de los candidatos, conociendo las reglas que deben considerarse al momento de acudir al local de votación, entre otros. A ello debemos agregar las preocupaciones diarias determinadas por la pandemia de coronavirus, las necesidades familiares y un sinfín de otras intranquilidades que no dan espacio -probablemente- para la reflexión.
En este ambiente convulsionado, celebramos hoy la solemnidad de la Ascensión del Señor que según se expresa en el Evangelio de San Marcos (16, 15-20) El Señor luego de presentarse resucitado en Jerusalén, les indica a sus Apóstoles que vayan a Galilea. Allí se encuentran nuevamente con Él en el monte que «les había indicado» y reciben el mandato de ir al mundo entero a hacer discípulos suyos a todas y todos.
La contemplación del destino glorioso por medio de su Hijo Jesucristo, que nos promete también a cada uno de nosotros participar en la vida divina, en la comunión de Dios-Amor, por toda la eternidad, sin lugar a dudas es una respuesta concreta a quienes pasamos por este mundo participando en todos sus quehaceres y desafíos, es decir, como los discípulos bajando del monte, volviendo a la ciudad, a la vida cotidiana con toda la a veces pesada carga de preocupaciones diarias, pero sin perder de vista nuestro destino eterno, es decir, dirigiendo nuestra mirada interior al Cielo.
Hoy participando en estas elecciones, siendo garantes del destino de nuestra comuna, región y patria, los animo a no eludir la responsabilidad que nos cabe como hijos de esta tierra que aspiramos a un mejor futuro para la familia y comunidad.
La invitación es a actuar, teniendo presente que hay mucho por hacer y cambiar, en mí mismo y a mi alrededor. Muchos dependen de mí, es todo un mundo el que hay que transformar desde sus cimientos y el Señor como leemos en el Evangelio, nos promete la fuerza de su Espíritu para que seamos hoy sus apóstoles que anuncien a tiempo y destiempo.
Les insto a convertirnos en un comprometido ejército de discípulos misioneros que con la fuerza de su amor trabajemos incansablemente por cambiar el mundo entero, para hacerlo más humano, más fraterno, más reconciliado, según el Evangelio de Jesucristo y con la fuerza de su gracia, sin la cual nada podemos.
¡Vamos a votar! sin perder de vista al cielo
Óscar Blanco Martínez
Obispo de Calama