Dime con quién andas...
"Podríamos inferir que al ser un misterio la cantidad de personas que votarán el domingo, es lógico que que se busquen los apoyos institucionales".
El próximo domingo viviremos el balotaje para definir al primer gobernador regional de la historia, y a pesar de lo importante que es, el ambiente no es precisamente de entusiasmo o interés. Si hace solo algunos días el congreso aún debatía el traspaso de competencias y aún no tiene del todo claro las atribuciones del gobernador, así es difícil pedirle a la ciudadanía que se tome la elección en serio y se transforme en un tema de interés general y no sólo de los partidos.
Más allá de lo poco prolijo del proceso (incluso pensando en postergar la elección), centrémonos en los candidatos de nuestra región y lo que representan. Por una parte Marco Antonio Díaz lleva la pesada mochila de ser el candidato del gobierno y aunque ha matizado el discurso en torno a su sector, no ha podido establecer una diferencia considerable que le permita desplegar sus ideas sin la sombra del gobierno y de una coalición que hace agua por todos lados.
Antes de las elecciones del pasado abril muchos nos preguntamos ¿Qué tanto afectará el manejo del gobierno en la pandemia y el tercer retiro en sus candidatos? Hoy dudamos en torno a la derecha y su estado anímico después de la derrota electoral y el flaco favor que hizo (nuevamente) Sebastián Piñera al tensionar la relación dentro de los partidos en la cuenta pública.
Siempre se ha manifestado que los votantes de ese sector son disciplinados y acudirán a las urnas para combatir el ascenso de las ideas o los representantes de la oposición, pero esta idea parece pobre en este escenario y no da garantías de éxito. La primaria presidencial de Chile Vamos por estrategia o simple olfato político tampoco ha servido para animar a las huestes.
En la vereda contraria un incómodo Ricardo Díaz, que siendo independiente ha tenido que asumir el liderazgo regional de un sector que ha vivido bochornosos episodios en las últimas semanas. A nivel nacional el tortuoso proceso para inscribir una primaria que incluyó bajadas de candidaturas, acusaciones cruzadas de exclusión y la triste postal de Carlos Maldonado plantado en las puertas del SERVEL. Como si fuera poco la coalición fue derrotada en la región, proceso que también terminó con divisiones claras producidas por el trabajo de algunos militantes por candidatos que no eran del sector y que influyeron en las derrotas en Calama y San Pedro de Atacama.
Ricardo Díaz y su equipo fueron perdiendo la atractiva imagen de independiente en este largo proceso por la voracidad de los partidos que ven en su triunfo alguna opción de mantener influencia o alguna cuota de poder y una posible plataforma para las parlamentarias que viviremos en algunos meses. La guinda de la torta, la visita de Paula Narváez y Gabriel Boric en Antofagasta marcando claramente el desembarco de los partidos en su candidatura. Es imposible no hacer notar lo extraño que es ver a Boric apoyando a Ricardo Diaz en Antofagasta mientras la diputada Catalina Pérez parece estar más preocupada de la contienda en Santiago.
Podríamos inferir que al ser un misterio la cantidad de personas que votarán el domingo, es lógico que se busquen los apoyos institucionales, sin embargo la apuesta es arriesgada considerando la derrota general que sufrieron las coaliciones hace algunas semanas y las reacciones que produjeron las visitas en redes sociales.
Lo concreto es que alguien debe ganar el domingo, sin embargo ninguno de los bloques políticos enfrentados parecen muy atractivos en la previa, quizás las características personales de los candidatos pudieran decidir la elección si logran resaltar sus ideas por sobre las ideologías que representan, suena complicado pero ahí está el activo más importante en la política actual: La autenticidad y la conexión con un Chile distinto pero que aún no termina de cambiar.
Osvaldo Villalobos Corante
Analista político