Científicos desarrollan una prótesis con "yemas" de dedos artificiales que sienten las texturas
Unas yemas artificiales que puedan diferenciar entre "el pelaje de un perro y unos cubiertos" es la meta de Erik Engeberg, científico de la Florida Atlantic University (FAU), que busca devolverles con tecnología a los amputados el sentido del tacto.
Engeberg lidera un equipo que publicó en la revista Sensor un estudio sobre los sensores táctiles de metal líquido (LMS, en inglés) aplicados a las prótesis. "Los amputados se ven privados de las sensaciones básicas del tacto; con las manos protésicas actuales no pueden distinguir entre la piel humana de un ser querido o la piel de una manzana", expresó.
En EE.UU., unas 2,1 millones de personas fueron amputadas o nacieron sin alguno de sus miembros ,y otras 28 millones viven en riesgo de serlo, en buena parte por enfermedades como la diabetes, según la ONG Coalición de Amputados.
Cada año, ocurren en ese país unas 185.000 amputaciones, de acuerdo con el organismo. Las principales causas son las enfermedades vasculares (54 %), incluidas la diabetes y la enfermedad arterial periférica, los traumatismos (45%) y el cáncer (menos del 2 %).
Engeberg y sus colaboradores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Computación de la FAU fueron los primeros en incorporar los sensores táctiles en las yemas de los dedos de una prótesis de mano.
Los resultados evidenciaron que la integración de información táctil de los LMS en cuatro yemas de una prótesis de mano distinguía simultáneamente superficies complejas de texturas múltiples.
Engeberg recalcó que trabajan en una prótesis que pueda tener "la capacidad de reconocer la textura de la superficie de un objeto" y que, por lo tanto, sea mayormente aceptada por quienes perdieron sus extremidades superiores. La idea es que los usuarios puedan actuar más naturales al sentir y responder a su entorno.
Por la interacción
Estas yemas con nuevos sensores táctiles "distinguieron de manera confiable diferentes velocidades de contacto deslizante y diferentes texturas" y demostraron "la viabilidad de su aplicación a manos robóticas", especifica el estudio.
La clave de esta tecnología son los "sensores flexibles", que el científico considera el "futuro" en la interacción con un ser humano.
Explica que se trata de una "fusión entre la tecnología de fotolitografía para generar un canal de microfluidos lleno de metal líquido y algoritmos de aprendizaje automático". Dijo además que este avance "podría ser la base para diferentes tipos de sensores e inteligencia artificial relacionados con la salud y la comodidad humanas".
Esta tecnología está encapsulada en un material a base de silicona y proporciona ventajas adicionales sobre los sensores tradicionales, al incluir alta conductividad, flexibilidad y capacidad de estiramiento.
Se trata de una integración jerárquica de sensaciones táctiles de múltiples dedos, que podría proporcionar un mayor nivel de inteligencia para manos artificiales.
Tareas cotidianas
Engeberg precisó que los LMS aún se encuentran en "etapas de desarrollo" y que le gustaría investigar la utilidad de esta tecnología en "tareas típicas de la vida diaria".
El sensor se puede utilizar para otros tipos de aplicaciones, como prótesis de pies, "ya que el sensor flexible de metal líquido también responde a las presiones aplicadas", agregó.
El estudio indica que se puede aplicar ampliamente en muchos campos que involucran la interacción humana.
Según los investigadores, cada dedo tiene más de 3.000 receptores táctiles, que responden en gran medida a la presión. El estudio señala que pese a la alta tecnología en el diseño de prótesis en el mundo, estas carecen de la retroalimentación sensorial.
Además, subraya que los algoritmos de aprendizaje automático pudieron distinguir entre todas las velocidades con cada dedo con alta precisión.