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Déficit habitacional, proyectos y subsidios

La región requiere más de 31 mil viviendas para paliar el déficit habitacional. Se han incrementado planes habitacionales y subsidios, pero no dan abasto. Se debe desterrar la idea de que la constante oferta de subsidios sea confundida con una "entrada extra" en el presupuesto personal. Viviendas son arrendadas pese a no cumplir con el periodo en que se prohibe esta práctica.
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La actualización de déficit de viviendas realizada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) en la región y en el país reflejan que la disfunción habitacional es más profunda de lo conocido oficialmente y que no hay que tenerle miedo a los crudos números.

La actualización de 31 mil viviendas más bien se condice a lo que se puede ver en terreno. Solo en Antofagasta en los sectores altos se siguen extendiendo campamentos en un fenómeno difícil de cuantificar porque es muy dinámico. Incluso los mismos pobladores de los sectores aledaños establecidos pueden llegar a sorprenderse con el rápido levantamiento de hogares de material ligero. Bien lo explica el padre Felipe Berríos, quien dice que los "campamentos viven en tierra de nadie, abandonados y la pobreza se agudiza más cuando nadie sabe que tú existes".

Los altos arriendos, la necesidad de personas de salir de casas por ser allegados, más el arribo de personas de otras partes del país y el mundo, potencian la búsqueda de terrenos para vivir, mientras en paralelo Minvu acelera proyectos habitacionales que pese a los esfuerzos no dan abasto.

Tampoco se puede desconocer que en materia de subsidios en los últimos años se han tenido alternativas para sacarle provecho y que cada cierto tiempo surgen distintos tipos de beneficios.

Sin embargo, esta constante oferta debe traer consigo un análisis si es meritorio cambiar las prioridades de entrega a ciertos grupos y que incluso se deba catastrar si hay un buen uso de estos subsidios, para luego castigar duramente a quienes hacen mala utilización de estos.

Ya se está haciendo costumbre que viviendas entregadas con estos beneficios sean arrendadas pese a que no se ha cumplido el periodo en que se prohibe esta práctica. Esto es un perjuicio para el Estado y para personas que necesitan realmente de estos beneficios.

Se debe fiscalizar para que esta s acciones no se transformen en una "entrada extra" para las personas y que sean percibidas como lo que realmente son, una ayuda para cumplir con el sueño de la casa propia.

Clave es también que en la redacción de la nueva Carta Magna se firme el compromiso de contar con una vivienda digna y no como una frase cliché, sino que sea consagrada como derecho y que esto le dé herramientas a entidades como el Minvu, claro está con el cuidado de los recursos para evitar despilfarros y malas prácticas como el mal uso de los subsidios.

El 12 es peor que el 13

"En la actualidad, más de 186 mil niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años se encuentran fuera del sistema educativo sin haber completado su educación obligatoria". Liliana Cortés, Directora de Fundación Súmate
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A la luz de los siguientes datos, el 12 parece un número peor que el 13: en Chile, cada 12 minutos un niño o niña es excluido del sistema escolar. Y apenas el 45% de los estudiantes en nuestro país consigue "sacar adelante" su trayectoria educativa en los 12 años lineales establecidos por ley.

Otra consecuencia de nacer y crecer en pobreza. Dentro de nuestro sistema educacional son los estudiantes más vulnerables quienes se ven más afectados por sus incentivos perversos y por su inflexibilidad. Un ejemplo de esto es que las escuelas tienden a rechazarlos al etiquetarlos como alumnos difíciles de educar. Además, se concentran en escuelas urbanas apartadas, rurales o territorialmente aisladas, lo cual dificulta su acceso a mejores oportunidades. A estos "guetos" educacionales se les exige demostrar resultados educativos equiparables a los del resto de los establecimientos educativos, aunque se encuentren en una situación de desventaja.

Estos factores reproducen y amplían las brechas educativas de niños, niñas y jóvenes que han nacido y crecido en situación de pobreza, lo cual aumenta la probabilidad de que se vean excluidos del sistema educacional regular por no calzar con las prácticas y los resultados esperados.

En la actualidad, más de 186 mil niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años se encuentran fuera del sistema educativo sin haber completado su educación obligatoria y presentan dos o más años de rezago. Además, de acuerdo con cifras del 2021, los efectos económicos y sociales de la pandemia de covid-19 han sumado 40 mil estudiantes más que han dejado de asistir al sistema educativo regular. Según datos de la encuesta Casen 2017, pertenecen en su mayoría (62,5%) al 40% más pobre de la población, dando cuenta que la situación de exclusión educativa está relacionada con la exclusión social en la que viven, caracterizada por precariedades de todo tipo, desde violencia intrafamiliar hasta un menor acceso a distintos bienes y servicios esenciales.

Es por eso que en un esfuerzo conjunto entre la Fundación Súmate del Hogar de Cristo, el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), el Centro Justicia Educacional de la Universidad Católica, el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile y el Departamento de Política Educativa y Desarrollo Escolar de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, hemos creado el primer Observatorio de las Trayectorias Educativas, para denunciar la exclusión, señalar las brechas, destacar las buenas prácticas y lograr el aprendizaje efectivo de niñas, niños y jóvenes, sin importar su condición de origen o situación social y económica.

La fraternidad

"El rotarismo abre sus senderos hacia este sentimiento de la fraternidad que enaltece al hombre".
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Cuando en todo rincón del planeta afloran divergencias humanas; cuando en el inicio de este milenio el pasaje bíblico de Caín y Abel emerge como preocupante visión de actualidad; cuando el desarrollo científico y tecnológico da paso a un mundo global en busca del bienestar y felicidad del hombre, y en la práctica sucede todo lo contrario, que pareciera nos lleva al abismo.

Entonces, nada es más oportuno que hablar de la fraternidad. Para reafirmar lo que es esta institución de servicio desinteresado, porque Rotary, fundada en el sentimiento de la fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres y mujeres de todas las razas, nacionalidades y credos.

Para los rotarios, el sentimiento de la fraternidad constituye un estilo de vida, que es dinámico y plural, que sobrepasa la amistad, el afecto y la asistencia. En cambio, para el solitario, el ermitaño, la fraternidad no existe, ni tampoco tiene sentido, porque este sentimiento es entre tú y yo, entre nosotros y vosotros, entre ellos y nosotros. Por tanto, es un estilo de vida dinámico, activo, potente, poderoso y capaz de penetrar solidariamente en el ánimo bienhechor, altruista y solidario de los hermanos.

La fraternidad es la responsabilidad hacia los demás, es vivir teniendo al prójimo como parte de uno mismo. En fin, la fraternidad es además, la sincera colaboración en el ámbito social; es aspirar al bien supremo de todos, para alcanzar en conjunto el perfeccionamiento personal y social.

La gran tarea de Rotary es prolongar la cadena de unión a todo el género humano y que en la tierra no quede eslabón alguno que carezca de sensibilidad, amor y temple para integrar esta noble cadena.

Tengámoslo presente que, "después de haber convencido al hombre que es un hombre, hay que enseñarle que, por la prudencia y no por los arrebatos, por la fortaleza y no por la desesperación, por la moderación y no por excesos, por la justicia y no por la ciega venganza, podrá obtener su emancipación completa, para vivir la fraternidad".

El rotarismo realiza su obra en el corazón de los hombres para crear personalidades que puedan en todo momento, contribuir al progreso moral de la humanidad. Ha trabajado siempre, desde sus orígenes, por mejorar la condición del hombre. Hace sentir a los hombres, la necesidad de reencontrar aquello que por naturaleza lo identifica como hombre, porque está la certeza que el caos y la crisis que afecta a la humanidad son la consecuencia del olvido del hombre de sus propias raíces humanas.

El rotarismo abre sus senderos hacia este sentimiento de la fraternidad que enaltece al hombre, lo dignifica y lo sublima.

Arturo Mardones,

Rotary Club Chuquicamata