Sólo alguien que te tuviera mucho cariño podría haber pensado hace un año que podrías llegar a La Moneda en una categoría distinta a la de ministro o de mera visita. Pero así es la política, y con decisión y habilidad hoy ocupas un lugar que te has ganado a pulso.
En estas semanas has exhibido sentido político: convocaste a gente valiosa de distintas sensibilidades para que colaboren en tu programa. Este hecho tiene una enorme fuerza simbólica, porque muestra el estilo de gobierno que quieres realizar; además, sería ridículo pensar que las buenas ideas son patrimonio tuyo y de tus amigos. Toda ayuda es bienvenida.
Asimismo, mostraste cautela en temas delicados. Cuando te preguntaron por la eutanasia, señalaste que la prioridad estaba en los cuidados paliativos. No diste una opinión definitiva sobre el tema, pero pusiste la materia en un terreno donde sería difícil no estar de acuerdo. Eso es política.
Con todo, sabes bien que no solamente tus méritos personales explican tu éxito en las primarias. También Joaquín Lavín cometió errores, entre ellos el haber planteado su campaña como una preparación para la segunda vuelta. Puso la carreta delante de los bueyes, se demoró en tomarte en serio, y eso le costó caro.
Sin embargo, ¿no se te ha pasado por la mente que tú pudieras tropezar con la misma piedra?
Me temo que quizá no lo has pensado. De otra manera no me explico que esta semana hayas entregado un decidido apoyo al llamado matrimonio igualitario. Todos sabemos cuál es tu opinión personal sobre el tema, pero, ¿era necesario que lo hicieras? De partida, cualquiera se da cuenta de que, si te pones a jugar a progresista, siempre va a haber alguien del otro lado que te ganará. Sin embargo, mis reparos no van simplemente por ahí.
Pareces dar por hecho que pasarás a la segunda vuelta. ¿Cómo lo sabes? De modo paralelo a tus declaraciones en apoyo de esa iniciativa, José Antonio Kast dio a conocer sus ejes programáticos y uno de ellos es, precisamente, la defensa de la familia. Y todos sabemos a qué se refiere cuando habla de ella.
No me respondas que JAK no tiene ninguna posibilidad de ganarte en una primera vuelta, porque eso hablaría mal de tu inteligencia. Él puede quitarte unos votos que necesitas imperiosamente. ¿O tienes garantizado que vas alcanzar al menos la segunda mayoría el próximo 21 de noviembre?
Todo está muy raro, puedes ganar, pero no es imposible que salgas tercero. Esta no es una carrera corrida, y dudo que los votos de los electores más conservadores te sean completamente irrelevantes. Quizá piensas que el temor a Boric o a la centroizquierda es tan grande que conservadores y socialcristianos votarán por ti a ojos cerrados. No es así. Si algo caracteriza a esa gente, es que no orienta sus acciones sólo por una calculadora. En suma, estás muy lejos de tener cautivo a ese electorado, ni siquiera en el caso de que pases a segunda vuelta. ¿O nadie de tu entorno te ha dicho que la experiencia del actual gobierno hace surgir dudas, también en la derecha, acerca de la capacidad de alguien del sector para dirigir al país en estos tiempos borrascosos? Ese modo de pensar no me convence, pero deberás reconocer que aquí tienes un problema.
En este contexto, me permito sugerirte dos cosas. La primera es que cuides a tu potencial electorado conservador y socialcristiano. A menos que estés convencido de que son electoralmente intrascendentes, no los empujes tú mismo a los brazos de Kast.
Lo segundo es aún más sencillo. Si vas a defender el "matrimonio igualitario", emplea argumentos mejores. No digas que "ni siquiera es un asunto valórico, es un asunto de justicia". ¿Puede haber una justicia que no sea valorativa? Ni mucho menos afirmes que la necesidad de igual protección a formas tan distintas de vinculación humana (como la hetero y la homosexual) se debe a que unos y otros "se aman". ¿De dónde sacaste que es tarea del Estado la regulación de los amores? Si piensas eso, adscríbete a alguna forma de socialismo, pero no te consideres liberal.