Jonathan Villella Coyán
A poco más de un año de haberse contagiado de coronavirus mientras asistía de emergencia a un paciente que ya estaba contagiado, la enfermera de 36 años del bloque quirúrgico del Hospital Regional de Antofagasta, Alejandra Letelier, aún mantiene algunas secuelas palpables en su organismo (pérdida del olfato y gusto, además de fatiga muscular) que le dificultan poder realizar 100% su labor como funcionaria de la salud.
"Estuve siete meses fuera del hospital, después que me contagié. Al principio con fuertes taquicardias y la pérdida casi total de mi olfato y gusto. Al día de hoy he recuperado solo el 60% de ambos, tuve que hacer terapias por fuera, ya que desde el hospital no me apoyaron con nada, y eso que fue accidente laboral, fue en mi trabajo que me contagié (…) al principio tuve casi todos los síntomas, congestión nasal, tos, dificultad para respirar y cansancio físico, sobre todo al subir escaleras, quedaba fatigada. Así que tuve que empezar una rehabilitación con kinesiólogos", dijo.
La profesional manifestó además que, tras volver a su trabajo, lo que más le dificultó el desarrollar sus tareas, fue la fatiga muscular ya que no podía responder apropiadamente a las emergencias.
"Cuando volví, la parte física me costó harto, ya que me cansaba mucho más al tener que andar subiendo las escaleras. El hecho mismo de no poder reconocer los olores igual me hace las cosas un poco más difíciles, puesto que algunas patologías, como la infección urinaria, se pueden percibir por el olfato".
Agregó que "la primera emergencia que me tocó recibir cuando volví, fue un paro cardíaco, mismo procedimiento con el que me contagié; fue un poco traumático en el aspecto emocional, porque fue como revivir lo que había pasado, pero después ningún problema".
Mental
Una experiencia similar relató el asesor comunicacional y cientista político, Cristian Zamorano, de 44 años, quien tras pasar poco más de un mes con licencia debido al covid (en 2020), tomó la determinación de volver rápidamente a sus compromisos laborales. Experiencia que pronto le haría entender la importancia del ánimo en la recuperación.
"Si bien todavía mantengo secuelas, principalmente en el tema del olfato, ya que no he recuperado totalmente, lo que más me complicó al volver a trabajar fue el tema de la respiración, esencialmente porque como trabajo en comunicación o asesoría, el que me costara respirar bien me impedía hacer bien mi trabajo, me di cuenta que la respiración iba directamente relacionado con la capacidad intelectual, ya que estaba pensando mucho más lento, lo mismo para escribir una columna o un informe; me demoraba el triple o más que antes. Eso fue al menos durante un mes y medio. De verdad me preocupé porque me sentí mal bastante tiempo y no me mejoraba", relató.
El comunicador manifestó que fue recién pasado lo dos meses, que comenzó a sentirse mejor, algo que no hubiese sido posible tan rápido, si el esfuerzo personal.
"Me di cuenta que durante el contagio, mi cuerpo como se durmió, estaba mal, pero aun así quise sentirme mejor y comencé a hacer deporte, al principio mal, me cansaba, pero poco a poco iba mejorando mi respiración, comenzó a hacer mucho más normal (…) creo que si te echas a morir entras en un círculo vicioso y no sales más", dijo.
Voluntario
Sobre el punto, el paramédico y voluntario bomberil Roberto Zúñiga de 24 años, quién pasó 38 días hospitalizado en el Hospital Regional durante 2020 (25 de ellos intubado) relató la importancia que tiene para aquellas personas que se han contagiado, el mantenerse activos. Algo que le ayudó en su rehabilitación y readaptación al trabajo.
"Mi recuperación fue súper rápida porque desde el primer día me propuse que sería así. Me habían dado un periodo de rehabilitación de seis meses a un año, en todo ámbito, mental y físico, pero me demoré solo un mes. Salí postrado de la UCI, sin poder caminar, pero gracias a un trabajo kinésico con especialistas del equipo "Postrados" que me ayudaron incondicionalmente todos los días, apoyándome, retándome cuando flaqueaba, tirándome para arriba. Pude mantenerme positivo y recuperarme rápido", sostuvo.
Acotó que al enfrentar su primer día de vuelta al trabajo como paramédico, se sobrecogió al pensar que podía volver a contagiarse. Una sensación que solo duró unos minutos ya que la experiencia también le ayudó a poner las cosas en perspectiva.
"Me dio miedo, sí, pero me gusta tanto mi trabajo, lo que hago día a día, las personas a las que ayudo, que ese temor me duró el puro tránsito de mi casa al trabajo. Cuando llegué al Samu, e ingresé, me di cuenta de que todo era igual que antes, y de alguna manera eso me hizo sentir normal. Así que, hasta el día de hoy, sigo con mis ganas de seguir haciendo esto, de seguir ayudando si es posible".
Pelea
El antofagastino de 78 años, Nibaldo Gallardo, quien a mediados del 2020 pasó más de 155 días en el hospital (fue intubado 4 veces), sigue peleando para rehabilitarse completamente y recuperar su vida como comerciante de La Vega, en el sector norte.
Según explicó su esposa, Rosa Rodríguez, a su esposo 'aún le quedan unos metros para llegar a la meta'.
"Ha trabajado toda su vida, pero hoy aún le cuesta moverse todavía, a más de un año del covid. Pero está bien. En recuperación. No ha podido incorporarse a su trabajo, aún le falta mejorar en la parte motora, y en la recuperación de masa muscular. Pero tiene el ánimo, y eso es lo más importante cuando te enfermas, dicen", manifestó Rodríguez.
"Me dio miedo, sí, pero me gusta tanto mi trabajo, lo que hago, las personas a las que ayudo, que ese temor me duró el puro tránsito de mi casa al trabajo".
Roberto Zúñiga, Bombero y paramédico