Incendios en campamentos
Los habitantes de estos paños conviven con el riesgo constante a ser víctimas de las llamas y que a pocos le interese de que sean víctimas de ello. Las familias aprenden a vivir con esos miedos mientras esperan que su situación económica cambie y puedan optar a una mejor vivienda.
Dentro de los estudios respecto a las necesidades de servicios básicos que se viven en los campamentos, también se expone como un tema de preocupación el peligro de los incendios. Obviamente, el material ligero que utilizan las familias para levantar sus improvisadas viviendas es muy inflamable y basta un pequeño foco de fuego para que los afectados se cuenten en decenas.
Lo último conocido tuvo el triste resultado de 11 viviendas dañadas y 27 damnificados que afectó al campamento Rayito de Luz, del sector norte de la capital regional. Pero este año han habido otros y con similares cifras de damnificados, lo que obliga a activar los mecanismos de ayuda para aquellas familias que tienen pocas pertenencias y las pierden todas en medio de las llamas que propagan a gran velocidad entre la madera, lonas, cholguán y otros materiales altamente inflamables.
Nadie puede responsabilizar a las familias de no toman las prevenciones que corresponden. Si llegas a un campamento es por una necesidad y no tienes los recursos para construir ni siquiera una mediagua. Con lo que se pueda tratas de armar tu lugar de cobijo y de a poco mejorarla.
Las conexiones eléctricas no existen. La realidad nos muestra que se conectan de forma clandestina al eléctrico y cada uno arma su instalación lo mejor posible.
Entonces el riesgo de ser víctimas es alto. Las familias aprenden a vivir con esos miedos mientras esperan que su situación económica cambie y puedan optar a una mejor vivienda. Pueden pasar años sin saber si en algún momento las llamas los obligarán a salir con lo puesto, como ellos mismos dicen.
El problema es que cada día son más las familias que viven en esas condiciones. Los campamentos aumentaron en los últimos años en porcentajes inimaginables y todo apunta que seguirá así debido a la ola migratoria.
Lograr que opten a una mejor calidad de vida sería lo más indicado en estos casos, porque difícilmente se podría llegar con la ayuda que requieren los habitantes de campamento en materia habitacional y de servicios.
Pero es necesario buscar soluciones y lo primero sería estar con ellos, validarlos como ciudadanos y trabajar en coordinación y función de los apoyos que requieran. Es prioridad hacer algo por la dignidad de las familias y para no lamentar hechos que vayan más allá de la pérdida de bienes materiales.