Reducción de ingresos de personas mayores: otro efecto de la pandemia
La sociedad chilena enfrenta un importante desafío: su envejecimiento. Según el Censo de 2010, las personas de 65 años y más representaban el 9,2% y dicho porcentaje aumentó a 11,3% al Censo de 2017, que además proyecta que para el 2030 la población de personas mayores de 65 años alcance el 16,9% a nivel nacional.
Además, se estima que para el año 2050 dicho grupo etario tenga uno de los índices más altos de dependencia (40,9%), en relación a 23,5% a nivel mundial.
Por ello es importante que las políticas públicas impulsadas a nivel país incorporen significativamente dicho grupo etario.
Un enfoque que debe estar basado en los derechos humanos establece que el derecho a la salud abarca una amplia gama de factores socioeconómicos que promueven las condiciones para que las personas puedan llevar una vida sana, y hace ese derecho extensivo a sus factores determinantes básicos, como la alimentación, la vivienda, el acceso a agua limpia potable, a condiciones sanitarias adecuadas, trabajos seguros y un medio ambiente sano.
Es decir, se debe entender en un sentido amplio, incorporando, entre otras dimensiones, factores sociales, económicos y epidemiológicos.
Por ejemplo, las redes de apoyo, especialmente de índole familiar, son fundamentales en el bienestar de las personas mayores, especialmente en contexto covid-19. Según la encuesta Casen 2020, el tipo de hogar mayoritario de las personas mayores es nuclear biparental (45%), es decir, con la presencia de ambos padres y sus hijos. Le siguen los de tipo extenso biparental (15%), que incluye a los nietos, y su crianza está a cargo de los padres y de los abuelos; y unipersonal (13%), formada por personas mayores solteras, viudas, separadas o divorciadas.
Los hogares de las personas mayores en general no presentan hacinamiento (97%), con una representación menor en los hogares mayoritariamente habitados por mujeres (42%). Eso se traduce en que registran aproximadamente menos de tres personas por dormitorio.
Al analizar las cifras, se puede concluir que los adultos mayores enfrentan dos extremos, según el tipo de hogar habitado. Por un lado, habitan en hogares en compañía de hijos y nietos, aceptando responsabilidades que ellos ejercieron al criar a sus propios hijos, y por otro, habitan solos dificultando su acceso a redes de apoyo.
¿Cómo se han visto afectados sus ingresos? Según la Encuesta Social Covid-19, sobre el 35% de personas mayores ha visto disminuidos sus ingresos a más de la mitad en pandemia y sobre el 55% representa a las mujeres. Esto conlleva a utilizar sus ahorros para sobrellevar la complejidad de la reducción de sus ingresos (57%). Un porcentaje no menor recurrió a la venta de bienes del hogar (11%). A eso se debe sumar que el 52% de las personas mayores reconoce que retiró al menos una vez el 10% de las AFP; y que el 38% admite haber disminuido su gasto en alimentación, con 56% de representación femenina.
Las personas mayores han sido doblemente afectadas por la pandemia, enfrentando un confinamiento autoimpuesto, por el riego de contagio y sus efectos y, desde el punto de vista económico, sufriendo la reducción drástica de sus ingresos.
Las personas mayores en Chile son un grupo activo en el mercado laboral, principalmente debido a las bajas pensiones. Sin embargo, en contexto de pandemia no existían las condiciones para pudiesen desempeñarse laboralmente, impactando directamente en la reducción de sus presupuestos y acrecentando aún más la angustia que generan los posibles contagios y el nivel de vulnerabilidad.
El llamado es a pensar de una manera integral la forma de que la sociedad enfrente esta pandemia, pensando no sólo en el bienestar de las personas mayores desde la perspectiva epidemiológica, sobre todo si se vuelven repiten medidas restrictivas de desplazamiento.
*Sandra Alvear es directora del Magíster en Gestión de Sistemas de Salud de la Universidad de Talca.