Algo para recordar
En la convulsionada década de los ochenta, el país estaba sumido en una dictadura feroz, con persecución y detención de toda disidencia, el soplonaje y las delaciones eran el pan de cada día y Antofagasta no era una excepción. Sin embargo, aquí hubo personas e instituciones que estoicamente dieron una férrea oposición al régimen de facto.
Una de estas instituciones, aunque no lo crean, fue el colegio San Luis. En ese establecimiento, gran parte de sus académicos, sacerdotes y funcionarios de la época transformaron el colegio en un gran espacio de libertad.
El salón Audiovisual abrió sus puertas a sindicatos, organizaciones estudiantiles y de derechos humanos, cuyos miembros se reunían en torno a la reflexión o al visionado del material audiovisual que enviaban las productoras de video independientes y que mostraban el otro Chile: el Chile sufriente, el Chile torturado, el Chile que luchaba por la democracia.
Muchas veces, Andrés Sabella, el vate del Norte Grande, junto a Gerardo Claps, fundador de la ex Universidad del Norte y ambos ex alumnos sanluisinos, fueron los destacados conductores en estos encuentros disidentes. Y, a decir verdad, en más de alguna ocasión hubo que ir a sacar de la comisaría, a un estudiante jesuita y su guitarra, detenido por participar en alguna Peña Solidaria. Hasta el grupo "Illapu" ocupó el colegio, al negárseles locales para sus actuaciones, por orden del alcalde de la época. Ni hablar de cuántas veces se repararon los vidrios de la capilla, apedreados por desconocidos en vehículos sin patente.
Quise desclasificar estas riesgosas anécdotas, ante la proximidad de una nueva elección presidencial, para mostrar a quienes -entre muchos- fueron los que hicieron posible que muy pronto, volvamos a acudir a las urnas, para dar cumplimiento a nuestros deberes cívicos.
Omar Villegas Astudillo