Alerta roja
Cristián Zamorano Guzmán , Doctor en Ciencias Políticas
Encontrándome en estos momentos, por razones familiares, en Francia, es interesante observar algunas características, dinámicas, fenómenos que nos permiten analizar la situación de Chile a través de diferentes y otros prismas.
Sorpresivamente, en el país galo las tensiones políticas y sociales, las dos estando orgánicamente ligadas, son palpables a pesar de un entorno económico que se vislumbra más auspicioso, ya que se está beneficiando de un "inesperado" o no sospechado, a lo menos en estas dimensiones, crecimiento. Sin embargo; y considerando que en Francia la discusión acerca de la capitalización individual como mecanismo de creación de fondos para pensionarse es, aún, ciencia ficción; la inflación claramente se ha "instalado" y, sin duda alguna, va seguir creciendo. Por ende, a la salida de este primer período "pos" fenómeno COV-Sars 2, podemos concluir que la inflación es un fenómeno mundial ya que, en Estados Unidos, también se están tomando medidas para combatir dicho fenómeno. Por ende, lo otro que igualmente podemos deducir, es que el argumento utilizado en Chile para terminar con los retiros de las AFP, algunos abanderándose con el tema de la inflación, es claramente erróneo. Los retiros pueden incidir en lo económico pero estos nunca van a constituir la variable determinante que hace perder valor a la moneda nacional.
En Francia, la financiación de las medidas de emergencia en respuesta a la crisis que produjo la pandemia hizo que la deuda pública aumentará hasta representar casi el 120% del PIB, es decir, casi 20 puntos más en un solo año. Si un Estado debe apoyar "socialmente" a una población, la deuda debe casi imperativamente incrementar. En varios países europeos, donde la educación y salud son gratis, la deuda pública es alta y el nivel de endeudamiento de las familias es relativamente razonable. Todo lo contrario de lo que sucede en Chile.
Ahora, estabilizar la deuda pública en Francia, es decir, borrar todo rastro del esfuerzo que se ha realizado para enfrentar la pandemia, no requiere ningún ajuste particular sino recurrir a lo que en Chile produce una seguidilla de amenazas por parte del empresariado y grandes inversores internacionales. Para ubicar la deuda pública al nivel anterior a la pandemia, habría que aumentar los impuestos (y recortar el gasto) en más de 3 puntos del PIB, lo que representa algo menos de la mitad de lo que recauda anualmente el IVA en el país galo. Napoleón decía: "imposible no es francés".
Ahora, en Francia, el clima político está siendo tensionado por un "brujo aprendiz" de los medios de comunicación que logra a sintetizar en su discurso varios elementos del malestar que se pueden visualizar en Francia, apuntando del dedo esencialmente al islam, a los políticos y periodistas, todos "zurdos". Ese discurso, indudablemente, tiene un eco en la población. El auge de la extrema derecha también es un fenómeno mundial y lo que lo caracteriza es su llamado sistemático a la defensa de la libertad en contra de un peligro rojo, prometiendo la instauración de una nueva paz mejor definida y reivindicando un pasado glorioso que, con voluntad y firmeza, volverá. Mucho discurso y poca solución para un mundo que no para de avanzar… y cambiar. En Francia como en Chile.