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Nieto de Jacques Cousteau en chile: "Si cambia la Antártica, cambia todo el mundo"

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Nieto del mítico explorador francés Jacques Cousteau, el oceanógrafo y documentalista Philippe Cousteau advirtió que "el cambio climático es un problema de los océanos" y que estos, a su vez, dependen de la Antártica. "Si el continente cambia, cambia todo el mundo", señaló en una entrevista con la agencia de noticias Efe tras su regreso de una expedición al Polo Sur.

Impulsor de la coalición internacional "Antártida 2020" para proteger siete millones de kilómetros cuadrados de aguas australes y crear el espacio de conservación más grande de la historia, Cousteau confía en la influencia de países como el nuestro y Argentina para conseguirlo.

"Viajamos durante cinco días para trabajar en la creación de tres áreas marinas protegidas alrededor del continente con miras a salvaguardar la salud del lugar para futuras generaciones, ya que no podemos resolver la crisis climática a menos que protejamos y restauremos nuestros océanos, y no podemos proteger y restaurar los océanos si no protegemos y restauramos la Antártida", sostuvo.

En cuanto a la importancia de la Antártica en la lucha contra el efecto invernadero, Cousteau señaló que "el cambio climático es un problema de los océanos. Los polos son los principales impulsores de las corrientes marinas globales que distribuyen calor en todo el planeta. Si estos se derriten más rápido por el aumento de las temperaturas, cambian nuestros patrones de clima, hay más sequía en algunos sitios y más lluvia en otros, tormentas y otros fenómenos que afectan la supervivencia no solo humana sino de todas las criaturas del planeta. Si Antártida cambia, cambia todo el mundo".

-¿Qué otros riesgos afronta el "continente blanco"?

-El climático es el principal. Pensemos que el fitoplancton, que puede verse desde el espacio, provee oxígeno y captura carbono para luego ser comido por el krill y depositar ese carbono en el océano profundo. Son fundamentales para el ciclo de carbono dentro del planeta. Mientras interrumpimos ese proceso con el derretimiento de los polos, cambia la química del océano y eso impacta en el fito y en el krill, generando un efecto dominó en el mundo.

-¿Cuáles son las acciones más urgentes que deben impulsar los Estados?

-Exigir a nuestros gobiernos presionar para votar sí a la protección de estas áreas en la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR). La importancia a nivel diplomático de países como Chile y Argentina para presionar, liderar y elevar el asunto al máximo nivel en la agenda climática, es enorme.

-¿Cree que existe voluntad para avanzar en esa dirección?

-Necesitamos reconocer que la salud de nuestros recursos es crítica. Hay que proteger la soberanía y fertilidad de las aguas y fortalecer esas reglas, tener el coraje diplomático para hacerlo, sin mirar hacia otro lado porque hay una negociación o algún contrato o cualquier razón. Eso requiere coraje y liderazgo.

-Durante su paso por Santiago se entrevistó con la futura ministra de Relaciones Exteriores de Chile, Antonia Urrejola. ¿En qué consistió la reunión?

-Quedé muy animado con nuestra conversación. El tiempo dirá, es un tema complejo, pero creo que el futuro Gobierno reconoce que la protección de la Antártida es una estrategia política ganadora para las futuras generaciones. Los jóvenes están heredando este problema y consecuentemente están exigiendo acción. Cualquier político inteligente con mirada de largo plazo reconoce eso.

RAPA NUI se asfixia: dos años cerrada al mundo y sin planes de REapertura

COVID-19. Alcalde de la isla cuenta que el trabajo está escaseando y sus habitantes están dejando de comer. Hace dos años no llegan turistas y la crisis económica es inédita, como también el tiempo de aislamiento, que ni con los brotes de lepra fue tan extenso.
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Agencias /Redacción

Apunto de cumplir dos años cerrada al mundo por la pandemia de coronavirus y sin planes cercanos de reapertura, Rapa Nui se encuentra sumida en una grave crisis económica.

De esta manera, sus cerca de ocho mil habitantes se las arreglan para "sobrevivir" como pueden en este archipiélago que se dedica esencialmente al turismo.

A juicio de su alcalde, Pedro Edmunds Paoa, la situación es "crítica" y los vecinos están empezando a "comer menos y laborar la mitad de la jornada porque tampoco hay trabajo", señaló a la agencia de noticias Efe.

"Es desesperante y hay mucha incertidumbre", sostuvo la autoridad local en una entrevista telemática.

Primer caso

La isla, que se blindó al turismo tras detectar su primer caso en marzo de 2020, solo ha registrado una decena de infecciones y pensaba abrir el pasado 1 de febrero, pero la irrupción de la variante ómicron en nuestro país alteró todos los planes y la reapertura quedó suspendida de manera indefinida.

Desde la alcaldía se ha condicionado la llegada de turistas a que el 80% de los residentes en la isla cuenten con el esquema completo de vacunación, situación que se logró recientemente, pero también es parámetro la condición epidemiológica que registra el resto del país.

De esta forma, y debido a a al promedio diario de 35.000 nuevos casos y una positividad superior al 20%, Chile se encuentra aún en plena escalada de la nueva variante y la presión hospitalaria comienza a incrementarse.

"Nosotros queremos abrir, pero la situación en Santiago no nos deja. Es como abrir una compuerta y que te venga todo el agua encima. Así es ómicron", aseguró la autoridad municipal, quien explicó que la capacidad sanitaria de la isla es nula.

Desde hace casi dos años, en Rapa Nui solo aterriza un avión de carga que lleva provisiones una vez a la semana y transporta de vuelta al continente a vecinos que tienen que hacer alguna gestión "impostergable".

La Federación de Empresas de Turismo de Chile, Fedetur, pidió esta semana al Gobierno actuar lo antes posible ante el "tremendo drama humano y social" que se vive en Rapa Nui.

"Ya no existe ayuda que sirva. No hay ninguna actividad económica que resista de pie estando prácticamente dos años sin funcionar", afirmó la vicepresidenta de la citada Federación, Helen Kouyoumdjian.

Celebración

Sin turistas y por segundo año consecutivo, Rapa Nui celebra por estos días la Tapati, la fiesta más importante y considerada la mayor celebración de toda la Polinesia.

A diferencia de aquellos tiempos prepandémicos en los que miles de turistas bailaban durante quince días al son de cantos ancestrales y se deleitaban con carreras de canoas en el mar y de troncos de plátanos en el cerro Pu'i, la Tapati dura este año solo una semana, con la mayoría de las actividades terminando antes del anochecer.

"Nunca habíamos estado tanto tiempo cerrados. Nuestros antepasados pasaron situaciones parecidas, pero de menor duración, sobre todo cuando había brotes de lepra y de ellos aprendimos a ser autosustentables", dijo Akahanga Rapu, uno de los organizadores del evento.

Sin embargo, Marlene Alejandra Sáez, profesora de lengua Rapa Nui, admitió que hay una parte de la comunidad que está contenta con la Tapati se haya convertido en un encuentro "familiar", porque en los últimos años se había masificado de turistas y se había marginado a las familias, "el centro de la cultura rapanui".

"Vamos a tratar de disfrutar estos días y de levantar el alicaído ánimo a la comunidad", reflexionó Rapu.

2020 marzo

1 se registró el primer caso de covid-19 en Rapa Nui, lo que la obligó cerrar y no permitir turistas.