Estado regional, una oportunidad
Miremos el cambio como una oportunidad, y que la desconfianza sucumba ante la esperanza de un país más justo, más descentralizado y más cohesionado.
El cambio a veces trae consigo temores, miedos, desconfianza y también mucha enemistad. Esa desconfianza al cambio es posibilitada, además, por el exceso o falta de información de algún tema o hecho en particular, lo que muchas veces también se potencia través de mecanismos que mezclan hechos verídicos y otros no tanto, con situaciones particulares de las personas lo que los hace generar juicios de valor apresurados y tendenciosos.
El trabajo de la Convención Constitucional ha sido intenso, en donde durante largas jornadas y por largas las horas, se ha trabajado en pos del diseño de un país más justo, más equilibrado y con mayores oportunidades para las personas y los territorios, haciéndose cargo de las necesidades y urgencias, pero también de una visión de futuro para el país, y en definitiva, de una idea de vivir mejor juntos para un nuevo entendimiento social.
El presidente Gabriel Boric lo dijo en la toma de mando, prometo por todos los pueblos de Chile. Es ese espíritu el que también se está reflejando en las diferentes normativas que se están aprobando en la Convención Constitucional, en donde particularmente las regiones estamos jugando un papel protagónico. El estado regional no es una invención de los constituyentes ni un antojo de los mismos. Hay diversas experiencias que toman este modelo y que han sido ejemplo de distribución del poder, de la toma de decisiones y de los recursos para llevar a cabo proyectos de futuro en materia regional.
El Estado regional es respuesta a más de 200 años de postergación de los territorios, al excesivo centralismo que ha vivido nuestro país, a las penosamente llamadas zonas de sacrificio. Es ejemplo de respuesta al abandono del Estado que tanto lo conocemos en nuestra región. Por ello es una buena noticia el empoderamiento de las regiones que tendrá la nueva Carta Fundamental, el empoderamiento del gobierno regional autónomo y de su Consejo Regional, de las comunidades originarias y de cada uno de los territorios.
El pasado 11 de marzo se dio inicio a una nueva forma de entender la relación entre ciudadanía e instituciones en nuestra región. El programa del nuevo gobierno, las orientaciones que recibimos desde la Convención Constitucional, y el programa del gobierno regional autónomo, coinciden en aquellos principios, y se apuesta como una manera integral para desarrollar una mirada de futuro para Antofagasta.
El estado regional será beneficioso para nuestras comunidades y una oportunidad concreta de crecimiento y modernización. Espero que, en mayo próximo, cuando la Convención Constitucional visite nuestra región, el texto ya trabajado refleje la importancia del papel de las regiones, porque Chile se construye desde ahí y ahí radica su riqueza.
Miremos el cambio como una oportunidad, y que la desconfianza sucumba ante la esperanza de un país más justo, más descentralizado y más cohesionado.