Adónde vamos a parar
"En la actualidad, todos tenemos demasiada tendencia a escudarnos en el convulso mundo que nos rodea para justificar nuestra propia mediocridad".
A menudo me encuentro con personas que viven, con razón, asustadas por la vorágine del mundo actual. Con frecuencia escucho la equívoca sentencia de que la "juventud está muy mal ", algunos padres me señalan que no saben qué hacer para proteger a sus hijos del mal ambiente que les rodea, entretenidos con pobres programas de televisión, orientados a la violencia, erotizados, vulgares o faltos de toda ética o valores. Acechados por las drogas, el exceso de alcohol y la falta de oportunidades y por lo general, terminan con el consabido: "¿Adónde vamos a parar…?"
Realmente vamos adonde nosotros queremos realmente ir. Es importante recordar; que, aunque es totalmente cierto que el ambiente y las circunstancias influyen grandemente, en la vida de los seres humanos, es en definitiva la propia libertad de cada uno, quien toma las grandes decisiones a seguir. Vivimos en un mundo complejo, sin duda, pero no debemos jamás olvidar de que cada uno es hijo de sus propias obras y, por fortuna, al final, hay siempre en el fondo del alma humana un ámbito irreductible en el que manda nuestra propia voluntad y conciencia.
La historia nos ha demostrado que está llena de grandes genios surgidos en ambientes profundamente adversos. Beethoven fue lo que fue a pesar de haber tenido un padre adicto al alcohol, Francisco de Asís, descubrió la pobreza y el desapego a lo material en un ambiente, donde como hoy, se daba un excesivo culto a la riqueza, nuestra insigne Gabriela Mistral, nació en un medio rural pobre y fue golpeada por la fatalidad desde niña y así abundan los ejemplos de virtuosos emergidos de lo más adversas condiciones, estos pocos ejemplos, nos dan cuenta que la voluntad interna es superior a la adversidad exterior.
En la actualidad, todos tenemos demasiada tendencia a escudarnos en el convulso mundo que nos rodea para justificar nuestra propia mediocridad.
En el mundo actual abundan los que se dedican tan sólo a lamentarse, una infinita colección de anunciadores tan sólo de situaciones negativas, no obstante vivimos tiempos difíciles, siempre es oportuno ver el "lado lleno del vaso". Si algo está claro es que el mundo no marchará mejor porque todos nos pongamos a decir lo mal que marcha todo. Es bueno denunciar el error y la injusticia, pero la denuncia que se queda en pura denuncia, es aire que se lleva el aire.
La única postura valiosa en estos días que vivimos, es la de la persona que hace lo mejor que puede, con plena conciencia de que sólo podrá remediar no el mundo entero, pero su positivo aporte, sin duda será imitado por alguien que motivará en otros, formando una cadena de positivismo, que hoy tanto nos falta.
Ningún gran hombre o mujer se ha detenido ante la idea de que la humanidad seguiría igual de mal a pesar de su obra. Pero ese esfuerzo suyo, tan pequeño ante la inmensidad del planeta, es sin duda el valioso aporte personal de cada ser humano que sigue haciendo habitable esta tierra.