El retorno a la presencialidad después de dos años de clases online, visibiliza más -según especialistas- las brechas que dejó la pandemia en materia de aprendizaje, en particular respecto a los estudiantes que viven en campamentos, quienes presentaron mayores dificultades durante ese período para acceder a la educación por los problemas de conectividad.
Así lo vive Sonia Toro, presidenta del Comité Camino del Desierto del campamento Villa Constancia Nueva 2, quien es madre de dos hijos. El primero (16) cursa cuarto medio en el Liceo Industrial y la segunda (11), va en séptimo en el Colegio Darío Salas.
La dirigente cuenta que siempre hubo complicaciones, principalmente por la falta de internet y aparatos tecnológicos -aunque pese a los contratiempos- sus hijos aprobaron los cursos.
Sobre lo mismo, Toro asegura que "mis hijos han tenido muchas ganas de volver, porque les hacía falta ver a sus amigos y compañeros. De verdad que ha sido una experiencia estupenda, aunque obviamente con la seguridad adecuada".
La madre concluye, que además ve el interés y la participación de los demás apoderados en su campamento, aunque lamenta el alto costo de los uniformes, que obliga a mandar a los niños "como pueden".
Por su lado, Miguel Lerma, llegó hace cerca de 10 años a Antofagasta, donde vive con sus tres hijos, actualmente de 11, 8 y 6 años -los últimos dos nacidos en territorio nacional-. El hombre y su familia habitaban en el Campamento Villa Esperanza, aunque recientemente se mudaron a otra vivienda.
"Al inicio de la pandemia, nosotros viajamos a Colombia y nos quedamos un tiempo allá, por las restricciones. Ahora que llegamos, tenemos que ir a la CMDS, porque los niños todavía no han ingresado al colegio y recién dieron cita para el 14 de abril", comenta Lerma, quien afirma que sus hijos continuaron educándose en su país de origen, por lo que no percibe importantes brechas.
Acompañamiento
La directora regional de Techo Chile, Carolina Hernández, explica que "al final la suspensión de clases presenciales aumentó la brecha a nivel país y región, dado a que al final los niños vulnerables son los que se vieron más afectados (...) Hoy en los campamentos el internet es muy malo y hay poca accesibilidad a aparatos electrónicos. Además, el tratar de estudiar en una vivienda más pequeña y en un entorno hacinado, claramente impide un desarrollo adecuado en el ámbito pedagógico".
La psicóloga cree que hay que realizar un acompañamiento pedagógico para disminuir estas carencias, el que a su juicio, debe ser personalizado. Lo mismo, con el apoyo psicológico, que puede ser a través de talleres sobre contención, para reducir el malestar provocado por el retorno.
"Otro punto fundamental es el tema del transporte, todos sabemos que es super complejo, por lo que hay que ver cómo el sistema educativo de la región brinda el uso de transporte para que los estudiantes puedan asistir a las clases presenciales", precisa.
Por último, Hernández valora positivamente la vuelta a clases, principalmente por el cambio de entorno. Esto, además, sirve para evitar la deserción escolar y que los estudiantes no se alejen de la educación tradicional.
Iniciativas
Por otro lado, Francisca Navarro, ingeniera civil y profesora de Matemáticas en Escuelita Rebelde -proyecto que nació en mayo del 2020 con puntos de lectura en el naciente campamento Altamira-, cuenta que al llegar a la zona, a leerles cuentos a los niños, se dieron cuenta de que los menores estaban demasiado desescolarizados, por lo que iniciaron con fuerza la iniciativa.
"Empezamos a hacer apoyo escolar y ver contenidos transversales para cubrir los casi 40 niños que hay en los momentos peak, quienes tienen entre 2 a 18 años. Somos tres profesores y les hacemos clases de lenguajes, matemáticas, historia y talleres de ciencias", comenta.
Así también, asegura que muchos niños y niñas no tuvieron clases en 2020, por problemas educacionales, y solo el 2021, empezaron a retomar bajo la modalidad online, pero con la falta de equipos tecnológicos en familias que solo tenían un celular para alrededor de 5 hijos.
Consultada por su percepción de este retorno, dice que "llevan poquito tiempo de clases, entonces están tratando de reforzar los contenidos que perdieron estos últimos dos años, pero en general, a nivel macro, el 80% o 90%, ya está inscrito y asistiendo a clases".
Para la monitora lo más importante es la esperanza que tienen los chicos y chicas, de que la ciudad les dará una vida mejor, lo que se ve reflejado en el espíritu de los padres y apoderados, quienes siguen la misma línea.
A su vez, esta semana, la fundación Enseña Chile estrenó una nueva temporada de "La Radio Enseña", un podcast que busca apoyar y complementar el aprendizaje de niñas, niños y adolescentes.
Al respecto, Camila Campos, directora del proyecto, afirmó que "en este tercer año de La Radio Enseña queremos enfatizar en la importancia de repasar aquellos temas que quedaron inconclusos y que los estudiantes desean dominar y ¿qué mejor que escuchando un podcast? En solo treinta minutos pueden aprender de forma lúdica, con un lenguaje simple, cercano y de manera entretenida".