Rusia confirmó ayer que inició la segunda fase de su guerra en Ucrania, centrada en la "liberación completa" del Donbás prorruso, en el este del país, operación que además contempla el asalto final a la fábrica de acero de Azovstal en Mariúpol, último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria.
Para enfrentar esta llamada "operación final" de la guerra iniciada hace 56 días, ayer Ucrania recibió nuevos aviones de combate, según informó Estados Unidos, sin precisar número o tipo de aparato.
"La operación en el este de Ucrania tiene como objetivo, como ya se anunció, la liberación completa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. La siguiente fase de esta operación especial está comenzando", dijo este martes el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
Para Ucrania, la gran ofensiva rusa por el Donbás comenzó ya el lunes, tal como señalaron el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Pero en medio del silencio ruso, que da escasos detalles de esta ofensiva, Lavrov fue el primer alto cargo ruso en confirmarla, justo 21 días después de la retirada de las tropas del norte y noreste de Ucrania.
"Nos defenderemos. Pelearemos. No entregaremos nada de Ucrania", reiteró Zelenski, quien propuso al Parlamento prolongar un mes la ley marcial, hasta el 25 de mayo.
En cuanto a los aviones, ayer el vocero del Pentágono, John Kirby, dijo que la Fuerza Aérea ucraniana "hoy tiene más aviones de combate a su disposición que hace dos semanas".
"Sin entrar en detalles sobre lo que otros países suministran, yo diría que han recibido aparatos adicionales y repuestos para aumentar su flota de parte de otras naciones que tienen experiencia en este tipo de aviones", agregó, sin precisar detalles de las aeronaves.
Kirby descartó, sin embargo, que EE.UU. hubiera enviado aviones, aunque sí "facilitó" el envío de repuestos a Kiev, que pidió a sus aliados occidentales los Mig-29 que sus soldados saben pilotar.
Otro llamado a evacuar
En la región de Lugansk ayer se reportaron ataques masivos y más bombardeos aéreos que antes "en toda la línea de defensa", dijo Gaidai.
"Váyanse a regiones seguras de Ucrania. Ahora tienen la oportunidad de escapar. Cada día que pase las posibilidades se reducirán", instó a los habitantes, después de que "miles" de personas no alcanzaron a salir de Kreminna antes de que el lunes los rusos tomaran la ciudad.
Ayer algo más de cien civiles fueron evacuados de la región de Lugansk, pero aún quedan unos 70.000 habitantes que no lo han hecho, sostuvo el gobernador.
Solo quedan dos hospitales operativos, en Severodonetsk y Lysychansk y "es imposible contar el número de civiles asesinados", porque muchos cuerpos se encuentran tirados en las calles sin poder ser recogidos por el continuo bombardeo, dijo Gaidai.
En Donetsk, el gobernador Pavlo Kyrylenko afirmó que "los rusos continúan bombardeando constantemente" en las direcciones de Marinka, Ocheretyne, Toretsk y Avdiivkaa.
El portavoz de las milicias prorrusas de Donetsk, Eduard Basurin, afirmó que comenzó el asalto a la fábrica acerera. "Algunos grupos de asalto, seleccionados especialmente para esa misión, ya comenzaron su labor y nos ayuda en ello la Federación de Rusia con su aviación y artillería", dijo.
La importancia de la región del Donbás para Rusia es estratégica. El área total de Lugansk y Donetsk es de casi 53.000 kilómetros cuadrados.
Se trata de una región poblada en su mayoría por rusoparlantes y rica en recursos naturales, principalmente hulla o carbón de piedra. Su industrialización comenzó en el siglo XVIII y las ciudades más grandes, Lugansk y Donetsk, surgieron como asentamientos cerca de plantas metalúrgicas.
Los minerales extraídos predeterminaron el futuro desarrollo del Donbás, tanto el Imperio ruso como la URSS lo consideraban una de sus regiones industriales más importantes.
Mariúpol al límite
Antes del anunciado asalto final en Mariúpol, Rusia dio a los "batallones nacionalistas" del regimiento de Azov y a los supuestos mercenarios dos horas para rendirse, "teniendo en cuenta la situación catastrófica que se ha producido en la planta metalúrgica (de la ciudad), además de guiarse por principios puramente humanitarios".
"A todos los que depongan las armas se les garantiza la conservación de la vida", reiteró el jefe de la ofensiva rusa en Ucrania, coronel Mijaíl Mizíntsev, quien consideró "información falsa" diseminada por Kiev que haya civiles en la fábrica, como se dio a conocer tras el primer ultimátum, 24 horas antes.