Madre
"El espíritu de una madre no cambia con las etapas de la vida".
"Las manos de mi madre saben borrar tristezas" versos de Alfredo Espino que leí alguna vez en mis días juveniles renacen en este especial día de la madre. Estos versos de un poema cuyo nombre no recuerdo, me transporta en silencio a meditar en las etapas de la vida. ¿Habrá alguna misión de un ser humano comparable con la de una madre?
La misión de la madre es de origen divino, nace desde el inicio de la creación humana, es la esencia que fundamenta la familia, su corazón envuelve un universo infinito de paciencia y esfuerzo; desde el despertar del sol, hasta que la luna duerme, la misión no cesa, continúa hasta que su noble espíritu vuelve a Dios que lo dio. Recuerdo un versículo en el libro de Malaquías: ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios…"
Una descendencia que comprende un propósito, desde antes de la creación del mundo. Un propósito cuyo eslabón fundamental para la vida, es la mujer con un nombre que no ha cambiado desde entonces, un especial nombre dotado de dones de virtudes, de una gracia de poder amar sin medida. Este nombre es el de "Madre" ¡Qué nombre! Mamá, mamita. El solo hecho de pronunciar y meditar este nombre, nos envuelve un torbellino de ternura que nos hace explotar en lágrimas de amor, de arrepentimiento y agradecimiento.
"Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;" La dirección señaliza el camino, alienta, protege, consuela, edifica e instruye. El libro de Proverbios nos enseña a no despreciar ni olvidar las enseñanzas de una madre. Recientemente se publicó un interesante artículo de la Escuela de Medicina de Stanford, da a conocer un estudio, en que señala que los niños en general a contar de los 13 años comienzan a escuchar y priorizar otras voces desconocidas, aparte de la voz de la madre.
El cerebro de los niños cambia de ruta hacia la adultez…El espíritu de una madre no cambia con las etapas de la vida. Muchas veces me he preguntado metafóricamente ¿De qué material está hecha una madre? El amor de madre todo lo espera, no guarda rencor, todo lo sufre, todo lo soporta… todo lo defiende.
Entre tanto en los días previos, un vendaval de ofertas nos invade, los medios de comunicación se preparan, las redes dan curso a la creatividad, el comercio seduce con descuentos y planes, las bocinas de autos junto a las voces urbanas amenizan el creciente ajetreo peatonal, en fin, es la ciudad vestida de colores, de flores, regalos, risas y lágrimas; es el día de la madre, una jornada de saludos y reconocimiento a esta noble misionera.
Al día siguiente, no permitas que ni la rutina, el trabajo, estudio o el afán diario, te haga olvidar y honrar día a día, a esta mujer admirable, fuerte pero frágil, llamada… madre.
Sergio Lagos Luciano
Pastor Evangélico