Las Enfermedades mentales, al amparo de la evolución de nuestro cerebro
ESPAÑA. María Martinón-Torres, médico paleoantropóloga, escribió un libro sobre nuestra especie y cómo llegamos hasta la actualidad, con sus virtudes y defectos.
El miedo, la ansiedad o la angustia son la consecuencias de un cerebro capaz de razonar, analizar el mundo y anticiparse al futuro, una cualidad única del ser humano. Son un peaje que la evolución no eliminó a cambio de otros rasgos que nos benefician como especie.
Hoy nuestra especie es algo parecido a una inmensa caja de herramientas que nos ayuda a enfrentarnos al entorno y nos convirtió en un éxito evolutivo, explica en una entrevista con agencia Efe la médico paleoantropóloga María Martinón-Torres, autora de "Homo imperfectus", un libro en que a lo largo de 11 capítulos, la directora del Centro Nacional de Investigaciones sobre la Evolución Humana (Cenieh) de España rinde homenaje a nuestra especie.
-Homo imperfectus, ¿quién es?
-Somos nosotros, una especie diversa y multiforme en la que cabemos todos. Una especie capaz de adaptarse a la mayor variedad de ambientes, circunstancias y estilos de vida, pero, en este ajuste entre la vida y la necesidad de adaptación, surgen esas imperfecciones. La enfermedad es consecuencia de todo ello, parte de nuestra historia, y había que contarlo.
-¿Y cuál es el secreto de nuestro éxito, qué nos diferencia de otras especies que colapsaron?
-La flexibilidad. Al final estamos hablando de adaptación y nuestra diversidad nos permite ser flexibles y adaptarnos a un mundo cambiante. Somos un grupo de personas muy diferentes que forman un solo conjunto, eso es lo que permitió a Homo sapiens adaptarse a las circunstancias más adversas. La fortaleza de nuestra especie no es individual, es colectiva, y por eso cabemos todos, los más fuertes, los más débiles, los más listos, los menos, los más extrovertidos. Somos un organismo multiforme capaz de cubrir todas las circunstancias y eso nos da una caja de herramientas muy amplia para enfrentarnos al entorno. Ese es nuestro éxito: la flexibilidad a través de la colaboración entre individuos muy diferentes.
-Nuestro carácter social ha sido determinante. ¿En qué nos beneficia como especie?
-En comparación con otros simios, cuando se acaba nuestro periodo reproductivo, aún tenemos varias décadas de vida en condiciones físicas y mentales muy buenas. En nuestra especie, la selección natural favoreció ese periodo porque eso permite que una parte importante de la población -las abuelas- ya no se dedique a su propia reproducción sino a sacar adelante y criar a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Ese solapamiento generacional ha sido esencial como catalizador de la transmisión de la cultura y un añadido fundamental para la supervivencia de la especie.