La subjetividad disfrazada de análisis político
"Esta es la forma que, bien lo sabemos, siempre han utilizado los (y las) personeros del sector más extremista y de la derecha chilena".
En Chile parece haberse permitido la instalación de una política destemplada, basada principalmente en el uso y abuso del adjetivo y de lo anecdótico como forma de transmitir subjetividades disfrazadas de análisis fáctico. Esta es la forma que, bien lo sabemos, siempre han utilizado -con mayor o menor éxito- los (y las) personeros del sector más extremista y reaccionario de la derecha chilena. Apelan al sensacionalismo y parecen ser más efectivos por ello, les es difícil disputar en el ámbito de las ideas y por eso requieren necesariamente de las caricaturas. Así, a nadie podría sorprender el tipo de críticas que han vertido en relación al discurso dado por el Presidente Gabriel Boric este pasado 1 de junio.
Así, se critica el hecho de no haberse dado término aún, en un plazo de 3 meses, a un conflicto que lleva centenios bullendo con fuerza en el sur de nuestro país, una falacia del continuo en que se quiere dar a entender que puede existir un momento determinante, casi mágico, en que el conflicto se vuelve automáticamente resoluble. Por supuesto, no se menciona que el gobierno ha optado por mantener un estado de excepción demostrando claramente que la garantía del orden público y la seguridad pública interior no es un reducto ideológico de la derecha.
Por supuesto, busca comparar el anuncio de una Educación Sexual Integral (en un país que llegó a ser tercero en el mundo en denuncias por abusos a NNA) con la "no aplicación" de la Ley Antiterrorista, en un uso desvergonzado de las falsas equivalencias. Por supuesto, se refiere a la mención del Acuerdo de Escazú (en un país que fue el primero en América Latina en entrar en sobregiro ecológico el 2021) como una limitante al desarrollo generando una falsa dicotomía, sin aportar hechos que la funden.
Por supuesto, se refiere a la mención del trabajo de la Convención Constituyente como un texto de supraderechos (como si no fueran derechos básicos en Estados que miran al futuro). Por supuesto, se refiere a una supuesta expropiabilidad de los fondos de los y las trabajadores/as, como si no se hubiera dicho hasta el hastío que eso no es efectivo. Al terminar, caigo en cuenta que en esta columna no he referido a casi ninguna de las más de 60 medidas y 30 iniciativas legislativas anunciadas en la Cuenta Pública. Por supuesto, ellos y ellas tampoco lo harán. Sería entrar en el reino de los hechos y es una cancha en la que suelen perder.
Gabriela Carrasco Urquieta
Abogada y militante Convergencia Social