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Deneuve recibe el León de Oro y Hillary Clinton sorprende en la alfombra roja

APERTURA. Comenzó el Festival de Cine Venecia. En una sección estará presente Chile con una cinta sobre el Caso Spiniak.
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Efe

En una extraña ceremonia de apertura de la 79ª edición del Festival de Venecia, el protagonismo se repartió a partes iguales entre Catherine Deneuve, que recibió el León de Oro a la trayectoria, y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que pidió que el mundo del cine no permita que se olvide a su país.

La gala empezó como se esperaba, con un recuerdo a la historia de un festival que cumple 90 años y con la entrega del León de Oro a una emocionada Deneuve.

Vestida de rojo, la actriz se mostró feliz y aseguró sentirse muy orgullosa por un premio que le da un festival con el que ha tenido una larga relación desde que presentó "Belle de Jour", de Luis Buñuel.

Desde entonces regresó en muchas ocasiones. Entre ellas recordó con mucho cariño la edición de 1998, en la que se hizo con la Copa Volpi a la mejor actriz por "Place Vendome".

Su carrera ha estado llena de logros, pero como resumió en su breve intervención: "Es un éxito estar aún aquí".

Tras la entrega del León de Oro, apareció en la pantalla del Palazzo del Cinema el presidente de Ucrania.

Zelenski recordó que su país lleva 189 días de guerra, una historia que está fuera de concurso, en el límite de la humanidad y del sentido común, que "es un drama basado en los eventos de la vida real, interpretado en la vida real (...) Una tragedia sin la música genial de Morricone", pero acompañada de sonidos de explosiones y alarmas, un drama "que corre riesgo de convertirse en algo habitual, que nos resignemos y nos olvidemos de él", añadió.

Por eso pidió al mundo del cine "que no se quede en silencio". Mientras para Rusia "el poder está en las armas", para Ucrania "está en la filosofía, en la razón y en la palabra".

Clinton, protagonista

Hillary Clinton fue ayer la inesperada estrella de la primera alfombra roja de esta edición de la Mostra, que será hasta el 10 de septiembre en la isla del Lido.

Con un vestido estilo kaftán en color azul claro -que contrastaba notablemente con las transparencias que predominaban entre las invitadas-, Clinton se paseó por la alfombra roja y fue recibida a las puertas del Palazzo del Cinema por el director del festival, Alberto Barbera.

La ex secretaria de Estado de la Administración Obama está en Venecia para asistir hoy a una gala benéfica organizada por la diseñadora Diane von Furstenberg para homenajear a mujeres extraordinarias, según la revista Variety.

También desfiló por la alfombra roja el equipo de la película de inauguración, "White Noise" con sus protagonistas a la cabeza: Adam Driver -uno de los más pedidos por el público para firmar autógrafos- , Greta Gerwig y Don Cheadle.

Una de las más espectaculares de la noche fue la presidenta del jurado de la sección a competición, Julianne Moore, con una capa de gasa negra con dibujos de lentejuelas de colores.

La apertura y chile

Venecia abrió su competencia por el León de Oro con "White noise", una mordaz crítica al sentido apocalíptico de la vida y a la desinformación dirigida por Noah Baumbach y protagonizada por Driver con Greta Gerwig.

"Esta película habla de la vida y de la muerte porque debemos reconocer que ambas coexisten, forman parte de una misma cosa", dijo en la presentación el cineasta neoyorquino.

El nuevo film es una adaptación para Netflix del homónimo clásico posmoderno que Don DeLillo publicó en 1985.

La cinta, acogida con cierta frialdad en su proyección veneciana, relata el intento de una familia estadounidense para capear sus problemas más mundanos mientras digiere o ahonda en misterios de la vida como el amor, la muerte o la felicidad misma.

En este festival destacará la presencia chilena con el estreno de la película "Blanquita" del director Fernando Guzzoni, cuya historia está inspirada en el Caso Spiniak. Su premier mundial será en la sección Orizzonti.

"Diego y yo", de Frida Kahlo, causa furor en Buenos Aires

ARTE. La obra de la mexicana no se exponía en Argentina hace más de 25 años y ya la vieron más de 12 mil trasandinos.
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La obra de Frida Kahlo "Diego y yo", las más cara del arte latinoamericano, desató un verdadero fenómeno en Argentina, donde miles de personas acudieron en los últimos días a contemplar este singular cuadro, que por años permaneció oculto a los ojos del gran público.

Cerca de 12 mil personas fueron al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) en la primera semana de exhibición de la pieza que simboliza la tempestuosa relación entre Kahlo y su marido, el célebre muralista mexicano Diego Rivera.

En el autorretrato en primer plano de Kahlo, Rivera aparece dibujado sobre la frente de la mexicana que, a su vez, tiene un tercer ojo, un elemento que representa la continua presencia de su marido en su mente, la obsesión y el sufrimiento de la artista.

La obra se muestra públicamente por primera vez en Argentina después de más de 25 años de permanecer fuera del circuito de exhibición internacional, ya que su última presentación al público había sido en 1998.

Luego permaneció en una colección privada de Texas, Estados Unidos, hasta la subasta de 2021 organizada por la casa Sotheby's, en Nueva York, en la que fue adquirida por el empresario argentino Eduardo Costantini.

Reconocido coleccionista de arte y fundador del Malba, Costantini compró "Diego y yo" para su colección privada por 34,9 millones de dólares, convirtiendo a este cuadro en la obra de un artista latinoamericano más cara de la historia vendida en una subasta.

En diálogo con la agencia de noticias Efe, Costantini dijo sentirse "muy movilizado y muy feliz" con la exhibición de esta obra, "sobre todo por la respuesta del público y la gente que esta ansiosa de ver la muestra", que estará vigente hasta septiembre de 2023 en el mismo Malba.

"Es lo que siempre deseamos, que el museo tenga vida, vibre", agregó Costantini.

El autorretrato "Diego y yo", de Kahlo, rompió varios récords en la subasta en Nueva York, en noviembre pasado, al cuadruplicar el anterior máximo histórico de la propia pintora mexicana de ocho millones de dólares logrado en 2016 y superar también el de un artista latinoamericano, un hito que ostentaba precisamente su marido, Diego Rivera.

"Me gusta mucho compartir las obras con la gente. Lo más importante del coleccionismo es compartirlo, es la dimensión pública de una obra de arte. La eleva a otro nivel", contó Costantini.