El bloqueo de la inversión regional
"Una cartera de inversiones de buena calidad, técnica y financieramente sostenible requiere tiempo, no nace de un día para otro, ni siquiera de un año para otro". Cristián Rodríguez Salas, Director del Instituto de Políticas Públicas UCN
Esta semana se informó sobre el porcentaje de ejecución del presupuesto de inversiones al séptimo mes del año. La región de Antofagasta observa un guarismo bajo, ocupa el lugar 11 entre las 16 regiones, que en promedio llegan a 30, 7 %. La noticia desató inmediatamente las críticas y las preocupaciones. Sin embargo, es necesario contribuir a entender los factores causales, de lo contrario será difícil poder comprender el guarismo, la consecuencia y menos abordar su solución.
Sin lugar a dudas, el porcentaje de ejecución presupuestaria es un indicador fundamental, permite evaluar sintéticamente la gestión de un gobierno. No obstante, este indicador depende del flujo de iniciativas que provienen desde los municipios y los ministerios, así como de quienes están a cargo de la gestión del ciclo de la inversión pública, el cual tiene sus etapas y procesos.
Lo primero, una cartera de inversiones de buena calidad, técnica y financieramente sostenible requiere tiempo, no nace de un día para otro, ni siquiera de un año para otro, una iniciativa de rango medio desde el planteamiento de la idea inicial hasta su ejecución podría implicar en promedio 1,5 a dos años.
Lo segundo, una cartera compuesta de una combinación de proyectos de escala local con iniciativas de carácter estratégico requiere de equipos profesionales, de estudios técnicos, evaluaciones y una gestión administrativa experimentada.
Tercero, las inversiones se nutren de municipios y ministerios, lo cual requiere acordar objetivos comunes, combinar presupuestos y alinear equipos.
¿Qué pasó con Antofagasta? Mi impresión es que hay causas de mediano plazo, más estructurales y otras de corto plazo, más inmediatas que bloquearon el ciclo de inversiones. Llegar a la situación de agotamiento de iniciativas fue provocado por al menos tres años en que se paralizó el proceso, el estallido social, la pandemia, la post pandemia concentraron a los inversores en aquellas prioridades inmediatas del país y la región. Las de corto plazo, aunque todos celebramos la profundización del proceso descentralizador, conllevó la separación de los ministerios de la órbita del Gobierno Regional, las coordinaciones son más costosas, complejas y distantes; por otro lado, todo proceso de cambio de autoridades locales tiene efectos de acomodos, ajustes y aprendizajes.
¿Cuál es el riesgo de todo lo expuesto? El problema se expresa en un dilema nuevo, diferente con el pasado en que la limitación eran los recursos. Esta será la década en que sobre la región minera convergen dos súper ciclos, el tradicional del cobre con el nuevo del litio, nunca la región recibirá tal volumen de recursos, pero se corre el riesgo de no tener una cartera de iniciativas suficiente, de buena calidad y sostenible, que permita captar los beneficios que podrían mover la aguja del desarrollo, la diversificación y la calidad de vida de los habitantes de la región.
Por ello, es importante el impulso de las actuales iniciativas políticas en curso, que permitan converger entre diversos sectores de la región en un conjunto suficiente de proyectos de rango local y estratégico, lo más riesgoso es no disponer de un diagnóstico consensuado que permita despejar los obstáculos que bloquean el ciclo de inversiones.