Coherencia
Joaquín García-Huidobro
La funa al presidente de la UDI por parte de un grupo de derecha es preocupante, porque muestra que las malas prácticas de la izquierda radical también pueden extenderse a otros sectores políticos.
Tú, ciertamente, no compartes esos métodos; sin embargo, estás molesto por la actitud de los dirigentes de Chile Vamos en orden a dialogar con diversos partidos para dar origen a una nueva Constitución. A ti te parece bien la que tenemos y, con algunos matices, en eso estamos de acuerdo. Pero de ahí deduces que es innecesario cambiarla, y aquí claramente discrepamos.
Para conversar sobre el tema, te propongo que comencemos por fijar nuestros puntos de acuerdo.
Primero: nos molesta que algunos hayan pretendido establecer un país que era sólo para una parte de los chilenos. Nos parece que Chile somos todos y que existe una única nación, representada paradigmáticamente en nuestros símbolos nacionales: el himno y la bandera.
Segundo: no nos gusta que buena parte del mundo frenteamplista/PC pretenda dividir el país entre buenos y malos. Nos parece ridículo que se sitúen en una suerte de pedestal moral, desde donde pontifican que los que votamos "Rechazo" somos unos ignorantes, unos atrasados, gente que no ha comprendido los nuevos tiempos. Esto los lleva, fatalmente, a desacreditar a quienes pensamos distinto.
Mi pregunta es: dichas actitudes ¿son malas porque las mantiene el FA/PC o son reprobables en sí mismas? Si fuera la primera posibilidad, entonces cualquiera de nosotros podría mostrar el mismo ánimo excluyente y tratar de ignorantes o traidores a quienes piensan distinto. Me imagino que no necesito mostrarte por qué una postura semejante resultaría absurda. Sería un disparate reemplazar el frenteamplismo de izquierda por un curioso frenteamplismo de derecha, que se vale de su mismo estilo y medios, pero con una finalidad distinta.
Tercero: el pasado 4 de septiembre Chile se salvó de un peligro mayúsculo, una de las mayores amenazas que ha sufrido en su historia republicana. La izquierda dura ha dado todo tipo de explicaciones para este fenómeno, como que fuimos engañados o que sólo se debió al mal comportamiento de ciertos convencionales. Muchos de ellos todavía no entienden que el texto mismo del borrador daba materia más que suficiente para repudiarlo. ¿O es que la plurinacionalidad, la supresión del Senado, el aborto libre y la agobiante presencia del Estado en todas las dimensiones de la vida fueron un invento de ciertos medios, fake news?
Cuarto: tan grave era el peligro, que chilenos de las más diversas tendencias reaccionaron de manera decidida, movidos por un instinto básico de supervivencia.
Quinto: en el "Rechazo" se unieron muchos socialistas, socialdemócratas, democratacristianos, amarillos, y además las distintas versiones de la derecha. Sin el coraje de la gente de centroizquierda que se atrevió a disentir del gobierno, de las directivas de sus propios partidos o de la presión de la izquierda dura, esa victoria no habría posible.
Hasta aquí pienso que seguimos de acuerdo. Mi pregunta ahora es: ¿tiene sentido actuar como si todo lo anterior no fuera relevante? ¿Es razonable recibir encantados el apoyo de la centroizquierda y luego darles un portazo en la cara cuando ya nos salvamos del peligro?
Algunos dicen: "soy consciente de que la centroizquierda se jugó por el 'Rechazo' en el entendido de que la derecha estaría dispuesta a cambiar esta Constitución por otra, pero yo no firmé ese acuerdo". Es decir, no estarían obligados por ese compromiso y tampoco les importa lo que decida el Congreso porque, tal como la izquierda de los movimientos sociales, miran con desprecio a los partidos y, en el fondo, a la democracia representativa.
Me parece un mal argumento. Si pensaban eso, debieron advertirlo expresamente, para que la centroizquierda pudiera tomar sus decisiones. Otra cosa, además de privar de toda confiabilidad a la derecha por muchos, muchísimos años, podría ser trampa.