Pablo Orellana G.
Algunos con alivio, otros con cierto resguardo. Así comenzó a regir el fin de la obligación del uso de la mascarilla en espacios públicos, en el transporte público y en lugares como supermercados y ferias libres de Calama, y donde hubo dispares opiniones a esta medida que libera a la comunidad del cubreboca a más de dos años de su obligatoriedad producto de la crisis sanitaria.
En diversos puntos de la ciudad fue posible ver que las mascarillas pendían sólo de los brazos, sobresaliendo de algún bolsillo o en la parte baja del cuello de las personas que optaron por sólo usarlas en algún centro comercial o en el mall de la ciudad y que en sus accesos debieron colocárselas.
Opiniones
Mariela Valladares, dueña de casa, comentó sobre esta medida que comenzó a aplicar ayer, y por disposición del ministerio de Salud que "sin dudas es un alivio, porque ya no siendo una medida obligatoria, nos devuelve, en parte, esa normalidad previa a la pandemia. Pero debo reconocer que igual deja un grado de preocupación ante un posible rebrote del virus y que nuevamente perdamos esta libertad".
En tanto Jorge Santana, trabajador de la minería comentó al ser consultado sobre esta medida que "era tiempo. Uno ve que en otras partes del mundo, en países vecinos ya no se está utilizando al menos en espacios públicos, estadios y eventos masivos como recitales, entonces creo que llegó en buena hora. Espero que con esto la gente comprenda también que no es para todos los sectores, que se debe utilizar por ejemplo en recintos cerrados o de aglomeraciones. La gente debe entender que esto no es el fin de la pandemia, y que hay que ser criteriosos".
En el transporte público en tanto la medida también se pudo observar. La locomoción colectiva también fue espacio para que los calameños no usaran mascarillas, las que en algunos casos sí fueron utilizadas, "porque aún creo que falta tiempo para superar la pandemia, porque hay ciertas inseguridades y porque además creo que en taxis colectivos, en las micros hay que usarlas para no vectorizar posibles brotes de la enfermedad", comento Alicia Carreño, estudiante de enfermería que portaba su cubreboca en un paradero de calle Latorre.
Menos ventas
Ayer en tanto se pudo observar que en algunos puntos del centro loíno ya no había tanta oferta de mascarillas. Si bien se mantienen algunos "la gente dejó de comprarlas tanto. Se nota que la medida causó impacto en la comunidad, y era obvio, estar más de dos años usándolas en todo lugar, en locales comerciales y otros también cansa. Para muchos parece haber sido el fin de una incomodidad", explicó Juana Cruz, ambulante que comentó la baja venta de barbijos.
En supermercados y restoranes por ejemplo se pudo apreciar que pases de movilidad y el uso de las mascarillas tampoco eran exigidas por trabajadores. "Ha sido raro, porque entre tanta exigencia sanitaria, el que ahora no se exija pase o mascarilla mientras los clientes esperan por sus pedidos ha sido una rara sensación. Como volver a la prepandemia. Ojalá esta medida no sea retirada y que los casos no aumenten. Queda un poco de inseguridad, pero sólo el paso de los días dará luces de cómo se está comportando el virus en la ciudad. Sin duda es una medida que todos esperábamos, pero que sigue teniendo algún resquemor en algunos clientes, quizá por estar acostumbrados a usarla en todo momento, y sólo quitársela al momento de comer", explicó Aritza Gómez, trabajadora de un conocido restorán que accedió a entregar su opinión al respecto.
Mantener el autocuidado
Desde la secretaría regional ministerial de Salud efectuaron un llamado, en el contexto del fin de la obligatoriedad, a que "si bien es una medida que era esperada desde hace tiempo, la comunidad debe mantener el autocuidado y evitar focos de contagio. Además, se recomienda el lavado constante de las manos, el uso de la mascarilla en espacios públicos de alta convocatoria. También su uso en recintos hospitalarios, clínicas y policlínicos, donde obligatoriamente se debe utilizar".