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Burnout, el síndrome de agotamiento que afecta a las mujeres en Latinoamérica

POSPANDEMIA. Conocido como agotamiento extremo, el problema surge cuando se ocupan al mismo tiempo y en un mismo lugar del teletrabajo, la crianza y el cuidado del hogar. En el mundo, 42% de las mujeres padecen agotamiento.
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Efe

"No aguanto más", se repetía mentalmente hace dos años Diana Pino Villaroel, durante uno de los más duros confinamientos en nuestro país, porque tenía que ocuparse de su trabajo y de su hogar al mismo tiempo. Como ella, muchas mujeres en Latinoamérica padecen "burnout", más conocido como agotamiento extremo.

El síndrome de "burnout" cada vez está afectando a más mujeres, en especial a aquellas que se dedican a trabajar desde la casa o en la oficina, a la crianza de los hijos y a las distintas labores de cuidado a las que se enfrentan cada día.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el "burnout" se ha manifestado como el "síndrome del trabajador fundido", pero en las mujeres esto llega a un desgaste emocional. Un síndrome que figurará en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades relacionado con estrés crónico, desgaste físico, despersonalización de las tareas, bajo rendimiento y cuadros de depresión y ansiedad.

Durante la pandemia se incrementaron las tareas que realizaba la mujer; cifras de ONU Mujeres señalan que, a nivel mundial, antes de la covid-19 ya hacían al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres.

El informe Women in the Workplace 2021 (Mujeres en el lugar de trabajo 2021), de Mckinsey, muestra que el 42% a nivel mundial padece agotamiento frente al 35% de los hombres. En el 2020, el 32% de las mujeres se sintieron en estado de "burnout", en comparación con el 28% de los hombres. En el 2021 la diferencia creció a 7 puntos porcentuales.

Trabajar y ser mamá

"Fue acostarme una noche a dormir y sentía mucho dolor de cabeza y tensión en el ojo izquierdo. Cuando me desperté al día siguiente mi ojo estaba totalmente rojo e inflamado, se me había estallado una venita", recuerda Diana.

Para ella al principio era una maravilla poder tener a sus hijos y a su marido en casa todo el tiempo, pero luego todo se multiplicó y empezó a requerir más atención, lo que se mezcló con el trabajo y fue aumentando la saturación.

"Me daban ganas de llorar ante cualquier crítica", comenta esta mujer que teletrabaja para una compañía española de 2:00 a.m. a 10:00 a.m., es dueña de casa y cría dos niños (uno de 7 años y el mayor de 16 con un nivel medio de discapacidad mental). Llegó al límite cuando el ojo izquierdo le advertía de un derrame.

"Todos los días dormía muy poco y al estar pendiente de los niños, que se conectaran a clases, la comida y demás, me ponía muy ansiosa. Cuando me desperté con el ojo rojo fuimos a urgencias y el médico me dijo que mi sistema nervioso había colapsado", cuenta.

No son "supermujeres"

En América Latina, el 76% de la población padece el síndrome de "burnout". En un estudio de la OCDE "¿Cómo va la vida en América Latina?" de 2021, México es el primer país del mundo en "burnout" laboral con 75%, donde ocho de cada 10 mujeres lo padecen, superando a países como China (73 %) y Estados Unidos (59%).

La Unesco resalta la necesidad de visibilizar los problemas que viven las mujeres, el apoyo de las instituciones y seguir insistiendo en repartir las tareas del hogar con los hombres.

"La carga adicional de trabajo doméstico, de cuidado a niños y otros miembros de la familia no ha cambiado, preocupa muchísimo la salud mental", explica Mary Guinn Delaney, asesora del organismo para América Latina y el Caribe.

Además, la incertidumbre económica también afecta su bienestar pues las presiones vienen a nivel social, laboral y familiar al querer que sean "supermujeres", como asegura Delaney, y "no podemos seguir exigiéndonos más si no tenemos un sistema equitativo en la casa que apoye a la mujer".

El psicólogo clínico Pedro Pablo Ochoa señala que se debe "cambiar el rol de que el hombre solo trabaja, para que las mujeres puedan acceder a otros espacios". Además, se estigmatiza aún más el papel de la mujer cuando se sienten mal anímicamente: "Vivimos en un medio que nos demanda todo el tiempo que tenemos que estar bien y no siempre podemos estar bien".

DE "BURNOUT" a los tacos

Ana Lucía Pinzón, una colombiana madre de mellizas, sufrió este síndrome cuando la crianza, trabajar en la casa y el temor ante el covid-19 le generaron cuadros de ansiedad.

"En ese momento yo asumí el papel de mamá y niñera de dos niñas de meses, cuando empiezas a vivir todos los días la misma rutina y sumado a la pandemia sentí que se me desconectó la cabeza del corazón y del cuerpo", dice esta mujer que decidió dejar su carrera de Publicidad para dedicarse a la crianza y el hogar, mientras su marido siguió ejerciendo como médico.

"Se me olvidó ser mujer, esposa, amiga y todo se redujo a ser una cuidadora, lo que me obligó a buscar ayuda", cuenta.

Su rol la llevó a entender que cuidar del hogar no debe ser algo discriminatorio porque "la gente cree somos unas mantenidas, que no hacemos nada y nadie sabe el trabajo que hay en un hogar", señala Ana Lucía, quien armó un proyecto en Instagram con el que quiere empoderar a las amas de casa: "Amadecasaentacones"

Para ella, el hecho de que los hombres participen pasa por la educación: "Eso mismo hice con mi esposo, mostrarle cómo funciona. Es aprender a involucrarlos, hay que hablarlo y es necesario".

76% de la población en América Latina padece el síndrome de "burnout" o agotamiento extremo, según la OCDE.

Científicos australianos buscan cultivar plantas en la Luna a partir de 2025

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Un grupo de científicos australianos comenzará a experimentar con el cultivo de plantas en la Luna a partir del 2025, como parte de un proyecto para conservar estos organismos en climas extremos y abrir paso a nuevas colonias humanas espaciales.

"El espacio es un campo de pruebas excepcional para saber cómo propagar las plantas en los entornos más extremos", dijo Caitlin Byrt, una de las investigadoras del Experimento Lunar Australiano de Promoción de la Horticultura (ALEPH) del proyecto Lunaria One, en un comunicado de la Universidad Nacional Australiana.

Para realizar este experimento, los científicos tienen previsto enviar una cápsula herméticamente sellada a la Luna portando una serie de semillas y ejemplares de las llamadas "plantas de la resurrección", así como agua para incentivar su crecimiento y equipo técnico (sensores y cámaras) para vigilar su desarrollo.

La característica clave de las semillas y las "plantas de la resurrección" elegidas para el Lunaria One, liderado por Lauren Fell, es que sobreviven por meses sin agua en condiciones extremas y reviven después de recibir líquido, según la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT).

"Incluso después de perder más del 95% de su contenido relativo de agua, la hierba de aspecto muerto sigue viva y los tejidos preexistentes florecen cuando se les proporciona agua", explicó por su lado Brett Williams, biólogo de la QUT.

Mediante este proyecto, el equipo científico intenta investigar si se pueden cultivar plantas para la alimentación, la medicina y la producción de oxígeno, lo que supondrá un primer paso para establecer futuras colonias humanas en la superficie lunar.

Además, el proyecto Lunaria One servirá para el desarrollo de nuevas formas de maximizar la producción sostenible de alimentos en la Tierra, especialmente después de desastres naturales que son cada vez más frecuentes.

"Las condiciones extremas a las que se enfrenta la Tierra debido al cambio climático suponen un reto para la gestión de la seguridad alimentaria en el futuro", precisó Byrt.

En la misión participan las universidades australianas, la de Ben Gurion, de Israel, y la firma también israelí SpaceIL.

95% de contenido de agua pueden perder las "plantas de la resurrección" de Lunaria One y seguirán vivas.

El cambio, un proyecto de largo aliento

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Según ONU Mujeres, el desbalance de tareas no remuneradas sumado a un contexto económico adverso explica por qué muchas mujeres han regresado al mercado laboral bajo esquemas más flexibles o permanecen en sus empleos, pero con un desgaste emocional mayor, que las lleva a padecer "burnout" o a la tendencia de la renuncia silenciosa. "Si no abordamos las diversas causas estructurales de esta sobreexigencia seguiremos viendo mujeres con problemas de depresión y demás causas. ¿Cómo prevenirlo? Es un proyecto de largo aliento que empieza por cambiar esas normas de género que van reproduciendo este modelo para construir hogares más equitativos", explica Mary Guinn Delaney, asesora del organismo para la región.