El recorrido de 31 años de "Che Carlitos" desde Pedro León Gallo hasta Abaroa
CALAMA. Entre los locales más tradicionales del sector céntrico de la ciudad destaca esta sala de cerveza que cuenta con una clientela fiel, muchos de ellos ex trabajadores de Chuqui que encuentran en su barra un punto de reunión.
Corría el año 1991 en Calama cuando Carlos Talamilla, el "conocido, pero no famoso Che Carlitos", como él mismo dice, abrió su primera sala de cerveza en la calle Pedro León Gallo. Mismo local donde había funcionado hasta hace poco y sin mucha suerte, el desaparecido "Tacorín". Ese espacio estaba "como nuevo, solo tenía un poco de polvo", recuerda el empresario.
En esos años en el centro de la ciudad había ocho salas de cerveza y aún no existía el término "shopería" siquiera y gracias a su buen ojo con los negocios, en los que nunca ha tenido socios, Talamilla logró afianzarse hasta que en el año 1995 se trasladó a la calle Abaroa, el actual local, donde hoy el "Che Carlitos" sigue escribiendo su larga historia.
La clientela
Éxito para el que ha sido clave su clientela, detalla Carlitos: "Muchos trabajadores de Chuquicamata han sido nuestros clientes desde los inicios y hasta ahora, también sus hijos e incluso sus nietos, hay una tradición y los más jóvenes siempre me lo dicen: 'mi abuelo venía para acá', muchos amigos míos y buenos clientes que ya no están desgraciadamente, que han fallecido".
Tradición a la que siguen dando vida algunos de los parroquianos originales que integran la "Fundación Las Rosas", los históricos, la mayoría de ellos jubilados de Chuquicamata como "Pablito", el "Pájaro" y el "Italiano" , entre otros, que casi todos los días se reúnen en la barra y en lo que se asemeja más a un club de amigos, explica la administradora del local, Vanessa Leal.
Espacio de camaradería y conversación que también es punto de reencuentro, explica Talamilla, pues muchos "viejos" una vez retirados de la empresa emigran a Antofagasta, Iquique, La Serena u otras ciudades, y "visitan el local cuando vienen de visita porque saben que aquí encontrarán a sus amigos, a los que quedan. Es un punto de encuentro".
Buen nombre del localque incluso llevó a Talamilla a registrar en Santiago y por 10 años la marca "Che Carlitos" y evitar así que alguien se "cuelgue del nombre e inicie un negocio nuevo". Es que su preocupación incluso abarca la parte gastronómica, dice, "con mucha variedad para que los clientes puedan pasar un momento lo más agradable posible".
Etapa difícil
En estos 31 años, el comerciante cree que uno de los desafíos más grandes que debió afrontar el "Che Carlitos" fue la emergencia sanitaria por el covid-19 que comenzó en marzo de 2020. Durante la que debió cerrar por cerca de 14 meses en total. Periodo en que debió despedir a parte de su personal, cancelar finiquitos a muchas personas en forma simultánea, cerca de 40, y seguir pagando el arriendo del local.
Afortunadamente, destaca la administradora Vanessa Leal, muchas de esas personas que se fueron, que en su mayoría eran extranjeras, volvieron de sus países o de otros trabajos una vez que la pandemia lo permitió y retomaron sus funciones en el local.
Ser mejores
Sobre lo que espera para el futuro, Talamilla dice que, junto con otros locales de centro (Vesy, Happy, Extreme), los más tradicionales y antiguos, "tratamos de hacer las cosas lo más correctamente posible, para dar el ejemplo a los otros, con un modelo que además ha sido exitoso, porque hay gente que le ha hecho mucho daño a la imagen de los locales, sobre todo en los últimos años".
En ese mismo sentido, Leal dice que "siempre hemos aspirado a mejorar nuestra calidad. Hay países cerveceros en el mundo como Alemania y Calama es una ciudad cervecera y es eso lo que siempre han querido Carlitos y los locatarios más antiguos, que Calama sea una ciudad cervecera con locales bonitos y de calidad. A eso aspiramos, que tenga esa imagen, que se cambien los estigmas, a eso se apunta".
"Hay países cerveceros en el mundo como Alemania y Calama es una ciudad cervecera y es eso lo que siempre han querido Carlitos y los locatarios más antiguos, que Calama sea una ciudad cervecera, con locales bonitos y de calidad. A eso aspiramos, que tenga esa imagen".
Vanessa Leal
Administradora