Ricardo Pinto Neira
Las réplicas por el "terremoto Maturana" que provocó su denuncia de persecución y amenazas de muerte por parte de barristas tiene a la directiva de Cobreloa enfrentada a una situación que sólo se repitió en 2015, cuando el expresidente loíno, Augusto González, negoció a espaldas de Unión San Felipe un contrato con el DT César Vigevanim cuando éste tenía vínculo con el otro club y tras una denuncia formal, terminó con el directivo suspendido de la actividad.
Por eso extraña la pasividad del actual directorio encabezado por Fernando Ramírez, asumiendo que pese a la declaración pública en donde asumen que "analizarán futuras acciones legales", el medio en general, los compañeros de del afectado y el sindicato de futbolistas le exige al club hacerse parte de la persecución judicial contra los delincuentes que hoy atentan contra la seguridad del "10".
Más cuando en las denuncias públicas emitidas por el volante, llama la atención la frase "hay alguien de dentro del club que quiere que me vaya y está orquestando esto con ayuda de gente externa". Es decir, afirma que la orden de "apretarlo" viene desde la misma institución y eso amerita dos reacciones: ofrecer apoyo legal hasta dar con los responsables o ejecutar acciones contra el propio jugador ante una denuncia de tal calibre sin entrega de pruebas fehacientes.
El alcance legal es grave y en Cobreloa parecen no tomarle el peso. Mientras el gerente deportivo, Óscar Wirth asegura que "no me puedo informar por redes sociales de lo que pasa, no tenía idea y si el jugador no me comunica lo que le pasa, uno no tiene por qué darse por enterado", desde la cúpula directiva se repite el silencio.
Lo complejo es que, habiendo una denuncia con investigación en curso en la PDI, si la fiscalía local da con quienes enviaron los audios a Maturana y éstos, en sus declaraciones inculpan a algún miembro de la directiva, este perderá su cargo, porque la ley de violencia en los estadios castiga duramente a los dirigentes que tienen nexos con barristas. Y allí, al parecer, la cúpula minera aún no le toma el verdadero peso al tema de su empleado.
Respaldos
Pese a que el capitán del equipo, Rodolfo González ya había manifestado que como grupo de jugadores exigieron una reacción oficial del club, ahora se juntaron para lanzar una declaración pública, en donde especifican que "el plantel profesional de Cobreloa entrega todo el respaldo a nuestro compañero tras los conocidos hechos de violencia y amenazas que ha sufrido en las últimas horas. Como futbolistas y compañeros de Nicolás, reprochamos todo tipo de acción que nada tiene que ver con el deporte y que debe ser erradicado de nuestro fútbol".
No fueron los únicos. Desmarcándose de cualquier nexo con los supuestos barristas que amenazaron al jugador, el Huracán Naranja emitió un mensaje en donde especifican que "como hinchada oficial de Cobreloa condenamos los hechos de violencia en los que se ha visto perjudicado nuestro jugador Nicolás Maturana y de paso condenamos todo tipo de acto vandálico en los que se pudiera ver afectado".
Con ello, el futbolista cuenta con la espalda suficiente ante sus denuncias de apremio laboral ilegítimo e incluso podría interponer acciones ante la inspección del trabajo, si es que la investigación en curso comprueba nexos entre directivos y quienes han atentado contra su seguridad, ya sea a través de mensajes o presencialmente en las afueras de su domicilio.
Por ahora, Maturana se mantiene junto al grupo que este domingo viajará a Talca para afrontar los siguientes 10 días de pretemporada, con cuatro amistosos programados, el primer de ellos frente a Rangers, en San Clemente, programado para el jueves 19 de enero.
Luego, los "Zorros" enfrentarán a Independiente de Cauquenes, Linares y un último rival que saldría entre Curicó Unido o Santa Cruz.